Con una pinza arrancaron una uña al secuestrado hijo de un empresario
Un joven estuvo dos horas cautivo hasta que su familia pagó el rescate en Rosario
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ROSARIO.-Secuestradores improvisados, una víctima con presuntas deudas con narcos y una investigación que casi naufraga porque la familia difundió audios en un canal de televisión fue el resultado de un extraño episodio que casi termina en la muerte de un joven, al que los supuestos raptores le sacaron con una pinza una uña para presionar a que su familia pagara un rescate y demostrar que podían hacerle daño.
El hijo de un empresario oriundo de Arroyo Seco, a 30 kilómetros de Rosario, habría sido secuestrado el viernes a la noche, según contaron sus familiares cuando difundieron el supuesto secuestro en un medio de comunicación.
Durante las horas en que el joven habría estado cautivo, los raptores exigían a la familia del joven 50.000 dólares para liberarlo, aunque una confusión por parte de los delincuentes, en un primer momento mencionaron 50 millones de dólares.
En las más de dos horas que duró el episodio se vivieron momentos de tensión y dejó al descubierto que los supuestos secuestradores no eran mafiosos profesionales, sino que serían un grupo soldaditos ligados al mundo del narcomenudeo, que querían cobrar una deuda, más que protagonizar un secuestro extorsivo.
En ese corto lapso, los familiares de la víctima vivieron momentos de tensión, luego de que en un primer momento los raptores se equivocaran y le pidieran 50 millones de dólares, una suma inalcanzable para los padres del retenido. El padre de la víctima posee una estación de servicio en la zona de Arroyo Seco, a unos 30 kilómetros de Rosario. Otro problema que hubo en las negociaciones fue que la madre de la victima bloqueó en un primer momento el número del que le hablaban los secuestradores al pensar que se trataba de una estafa telefónica.
La situación se puso más tensa con el correr de los minutos. Los diálogos telefónicos mostraron la desesperación de los secuestradores para que la madre desbloquee el número. Luego, los delincuentes empezaron a usar el teléfono de la víctima. “Desbloquee a los pibes que le mandaron primero (un mensaje) porque si no a tu hijo no lo vas a ver mas. Así, cortá la bocha”, amenazaron.
Para lograr que la familia pague el rescate llamaron por el teléfono de la víctima e hicieron hablar al joven retenido. “Papi podés entregar la plata, los dólares, y todas las joyas por favor. Todo papi, entregá todo lo que te piden por favor ya. O no valgo nada pa?”, dijo desesperado el joven.
Los secuestradores le arrancaron una uña y le habrían quebrado un brazo. La situación llegó a ese nivel de violencia que desembocó en el pago de una suma de dinero y joyas que la familia entregó a los raptores, que liberaron al muchacho en Villa Gobernador Gálvez.
Luego fue hospitalizado por las heridas en un brazo y la mano que había sufrido. El caso lo investiga la fiscalía federal Nº2 de Rosario, junto con la Unidad Antisecuestros a nivel nacional, que está cargo de Santiago Marquevich.
Fuentes de la investigación no descartaban ninguna hipótesis y describieron que el caso tiene una tonalidad gris, por lo que los testimonios que tomará el fiscal Claudio Kishimoto serán claves para desentrañar qué ocurrió entre el viernes y el sábado a la madrugada cuando el joven supuestamente secuestrado fue liberado en Villa Gobernador Gálvez.
Hasta ahora la mayoría de los secuestros que ocurrieron en Rosario estuvieron ligados al mundo narco. En octubre de 2019 Ariel Cantero, líder de Los Monos, fue condenado a 10 años de prisión por el secuestro extorsivo de un joven, quien fue raptado por error. Era el hijo de un carnicero que nada tenía que ver con la geografía narco que Guille Cantero pretendía ordenar con ese secuestro. La idea del líder de Los Monos era raptar en Rosario a personas vinculadas con el mundo narco para obtener dinero por los rescates, según investigó el fiscal federal Santiago Marquevich. En las escuchas telefónicas Guille Cantero habló de conseguir “plata fácil”, “por lo menos tres palos”, con este tipo de operaciones.
Los secuestradores que recibían órdenes de Cantero desde la cárcel de Coronda, donde estaba preso en ese momento, los hermanos Ezequiel y José Fernández, encontraron rápido la muerte. Fueron acribillados junto a Gerardo Abregú siete meses después dentro de un auto en Granadero Baigorria. El sicario que los ejecutó fue Mauricio Laferrara, conocido como Caníbal, un asesino a sueldo del narco Esteban Alvarado.
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