Con otra condena, Guille Cantero suma penas por más de 100 años de prisión
El líder de Los Monos fue sentenciado por tráfico de cocaína en un juicio abreviado; está tras las rejas hace ocho años y pasó por siete cárceles santafesinas y federales sin perder el control de su banda
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PARA LA NACIONGermán de los Santos
ROSARIO.-Ariel Máximo Cantero, alias Guille, líder de Los Monos, superó los 100 años de condena esta semana, luego de que el tribunal Oral Federal Nº 2 de Rosario lo sentenció en un juicio abreviado a 12 años de prisión por tráfico de cocaína.
El líder de Los Monos, de 32 años, que tiene otras causas abiertas en las que durante los próximos meses sumará más años de condena, pasa sus días en el penal de Marcos Paz. Deberá cumplir un máximo de 50 años de prisión, luego de que quede firme la sentencia a 22 años que recibió en abril de 2018 en el juicio contra la organización criminal que lidera. A partir de ese momento sumó otros siete juicios y en todos fue condenado.
En oportunidad, el líder de Los Monos aceptó una pena de 12 años de prisión y una multa de 450.000 pesos que, a raíz de una sentencia anterior fue unificada en un total de 15 años de cárcel. La misma condena recibió el expiloto peruano Rodríguez Granthon, 10 años en esta causa y una anterior que sumada le da 12 años, más una multa de 432.000 pesos.
Rodríguez Granthon está imputado del crimen del exconcejal de Ciudad Futura Eduardo Trasante y la semana pasada fue protagonista de una causa de lavado de dinero junto al extitular de Terminal Puerto Rosario Gustavo Shanahan, que es el dueño de una financiera donde el exmiembro de Sendero Luminoso cambiaba por dólar blue a los pesos obtenidos por la venta minorista de drogas.
Cantero está preso desde junio de 2013, cuando se entregó a la policía, acusado de asociación ilícita. Su cabeza tenía precio en Rosario después de que desatara una guerra narco para vengar el crimen de Claudio Cantero, alias Pájaro, hermano de Guille.
Hace ocho años que el líder de esta banda criminal está detenido. Pasó por siete cárceles federales y provinciales. Sin embargo, las sucesivas investigaciones judiciales comprobaron que Guille Cantero siguió al mando de la organización criminal desde los penales por los que pasó.
Guille Cantero es uno de los miembros más feroces de Los Monos. Es conocido por ser un hombre sanguinario que no duda en ordenar a sus sicarios la ejecución de sus rivales, costumbre que –según detectó la Justicia- mantuvo pese a estar tras las rejas.
Cuando se entregó en 2013 lanzó una frase que se convirtió en un mito en el mundo criminal. Fue una advertencia contra sus rivales, que cumplió: “(A los Bassi) les vamos a entregar los cuerpos sin cabeza. Y no va a quedar ni un pollo en el gallinero”, prometió. Dos hermanos y el padre de Pollo Bassi fueron asesinados después de esas palabras.
Entre las condenas que acumuló hay un antecedente de amenazas a magistrados. En 2016, desde el teléfono público del penal, Guille Cantero llamó dos veces al juzgado de Edgardo Fertitta. Atendió una empleada que realizaba una pasantía. Cortó y a los pocos minutos volvió a comunicarse. Le dijo: “Te dejo este mensaje. Decile (al juez) que se meta el traslado ya sabe dónde, y que lo voy a matar”. En 2020 fue condenado a seis años y ocho meses de prisión.
Fertitta había dictaminado en contra de la banda, cuando en 2015 -junto con José Luis Mascali y Julio Kesuani - declaró nulo el acuerdo de juicio abreviado que beneficiaba a Guille Cantero, quien inesperadamente y sin ninguna justificación había pasado de autor material a partícipe del crimen de Diego Demarre, ocurrido el 27 de mayo de 2013. Con ese pacto judicial, el líder de Los Monos hubiese recuperado la libertad este año.
El enojo del líder de Los Monos con el magistrado se debía a que Fertitta había rechazado que Cantero fuera trasladado desde el penal de Rawson a la cárcel de Piñero, a unos 20 km de Rosario. Luego, las intimidaciones a los jueces se hicieron visibles en 14 atentados contra residencias de magistrados, todos ordenados por el líder de la banda narco. Por esa causa fue condenado a 22 años de cárcel el 30 de setiembre pasado en medio del caos que generó un ataque contra el Centro de Justicia Penal un día antes que comenzara el juicio. Ese edificio aún está vallado y con custodia de fuerzas federales.
En la cárcel, el líder de Los Monos hizo siempre lo que quiso. La causa por narcotráfico, llamada Los Patrones, se originó cuando Guille Cantero estaba preso en Piñero. Los llamados salían de las celdas 311 y 317, que ocupaban Cantero y su lugarteniente Jorge Chamorro, condenado a 17 años de prisión.
Las directivas para mantener el negocio del narcotráfico las recibían sus dos parejas, Vanesa Barrios y Jesica Lloan, quienes junto con otras mujeres, entre ellas la madre de Guille Cantero, Celestina Contreras, eran las encargadas de mantener fuera del penal el negocio narco.
En ese expediente se investigaron los contactos y los engranajes que servían al líder de Los Monos fuera de los muros del penal para mantener la producción, adquisición y la distribución de cocaína y de marihuana.
En junio de 2019 se detectaron en la cárcel de Ezeiza las triangulaciones que realizaba el jefe de Los Monos para pasar mensajes breves y directos desde ese penal. Era el pivot de las maniobras de venta de drogas. Estas operaciones no las hacía con un teléfono celular, sino a través de un compañero de celda que pasaba las directivas del negocio narco a una mujer, pareja de uno de los miembros de Los Monos, quien a su vez llevaba el mensaje a Gustavo Martinotti, alias Toro, un exbarrabrava de Rosario Central, quien está preso en la cárcel de Coronda, en Santa Fe. Toro, un aliado de Guille Cantero, se contactaba con otro engranaje de la organización, conocido como El Peruano, que era el proveedor de los deliverys de drogas que operan en varias zonas de Rosario, entre ellos, el barrio 7 de setiembre.
Un método similar se descubrió en una serie de allanamientos que se hicieron el 2 de octubre pasado, cuando fueron detenidos una docena de miembros vinculados a la banda criminal que maneja Guille Cantero, un preso que aumenta su propio récord de condenas.
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