Con más muertes, en Rosario recrudece la guerra narco de Los Monos y los Bassi
Los asesinatos cometidos por sicarios para obtener poder y territorio no tienen freno; los últimos días ocurrieron más homicidios con el sello de los traficantes de droga; en dos años hubo 15 crímenes que se vinculan a la misma venganza
ROSARIO.- Las respuestas son rápidas, con la muerte, con balas y sangre. La venganza es el combustible que hoy alimenta los engranajes de los grupos narco en esta ciudad para demostrar poder de fuego, para contestar con ese lenguaje que redunda en violencia extrema. La guerra entre dos bandos enfrentados, como Los Monos y los Bassi, recrudeció la semana pasada, con ataques cruzados, muertos, baleados y heridos, de uno y otro lado. La policía y la Justicia van detrás de los hechos, y juntan los cadáveres.
En dos años, la espiral de violencia narco y balas se llevó 15 vidas, pero la Justicia investiga otros 55 crímenes que podrían estar vinculados.
"Me fui de Rosario porque ellos [Los Monos] van a cumplir con lo que prometieron", dice Victoria Orellana, la madre de Luis Bassi, alias "el Pollo". Es una sobreviviente de esa familia arrasada por la venganza.
Ariel "Guille" Cantero lo prometió cuando se entregó hace más de un año a la Justicia: "Les vamos a mandar a sus familias los cuerpos sin cabeza. No va a quedar ningún pollo en el gallinero".
El autor de la profecía firmó la semana pasada, junto con otros 13 integrantes de la banda, un acuerdo de juicio abreviado. A cambio de admitir ser integrantes de una asociación ilícita, la Justicia santafecina los favoreció con una baja de sus condenas.
Orellana habla desde un lugar que no quiere revelar. Pero dice que no tiene miedo. Ya perdió todo. Su marido Luis Ángel fue asesinado el 22 de octubre pasado y sus hijos Leonardo y Maximiliano fueron acribillados el 31 de diciembre de 2013 y en febrero de 2014, respectivamente. Sus otros hijos están presos.
Luis está detenido en Piñero, procesado como autor del crimen de Claudio "Pájaro" Cantero, que murió el 26 de mayo de 2013. Y Marcelo fue apresado en diciembre por el asesinato de Juan Pablo Colazzo, un vendedor de drogas acusado de traición por la banda, que fue ultimado en noviembre de 2012.
Esta mujer no es la única damnificada por el reguero de sangre que corre desde hace dos años en el Gran Rosario. Milton Damario y Facundo "Macaco" Muñoz, los otros dos procesados por el asesinato del líder de la banda de Los Monos, corrieron la misma suerte. Miguel Ángel Damario, padre de Milton, fue asesinado el 13 de diciembre pasado de siete balazos, mientras que el papá de "Macaco" fue blanco de la misma cantidad de balas el lunes pasado. La Justicia sospecha que Los Monos estuvieron detrás de estos crímenes.
Los muertos de uno y otro bando se multiplican, y son el resultado de una disputa que tuvo su génesis en un conflicto jurisdiccional por la venta de drogas, que rompió la armonía entre antiguos aliados. Porque hace unos tres años, los Bassi y los Cantero se unieron para conseguir la hegemonía de la barra brava de Newell's, después de que quedara vacante tras el crimen de Roberto "Pimpi" Camino. Pero la amistad duró poco. Los Monos intentaron ampliar su negocio a Villa Gobernador Gálvez, territorio de los Bassi.
El mojón que encendió la discordia podría establecerse en abril de 2013, cuando el polémico juez Juan Carlos Vienna allanó -en un procedimiento irregular, que fue anulado por la Cámara Penal- una chacra en Alvear, donde funcionaba una cocina de cocaína de los Cantero. Ese emprendimiento estaba a cargo de Diego Cuello, quien ahora está en libertad, y el miércoles pasado fue atacado a balazos, cuando llegaba a su casa en el barrio Las Delicias. Sus dos hijas, de dos y siete años, sufrieron heridas.
Nueve días después de este allanamiento, un incendio intencional, según la investigación, en el penal de la alcaldía de policía provocó la muerte de tres reclusos, entre ellos, Miguel Ángel Saboldi, uno de los detenidos en la narcochacra, junto con Cuello. Norma Acosta, su ex pareja, denunció que a "el Japo" -como apodaban a su marido- lo habían mandado a matar los Bassi. Aldo, el padre de esta mujer, fue asesinado de seis balazos en Villa Gobernador Gálvez, mientras que su hermano también murió de un tiro.
Tras el crimen de "Pájaro" Cantero, se vio de manera muy clara cómo el grupo activó su red de sicarios para vengar la muerte del narco. El 27 de mayo de 2013 fue acribillado Diego Demarre, dueño del boliche Infinity Night donde fue baleado "Pájaro". Un día después fueron acribillados Nahuel César, Marcelo Alomar y Norma César, hermano y madre de Milton César, a quien en Los Monos adjudicaron por error el crimen de Claudio Cantero. El autor había sido otro Milton, de apellido Damario.
La semana pasada, los Bassi también respondieron. Javier Monzón, de 18 años, no sólo era buscado por la Justicia por estar sospechado de ser uno de los autores del crimen de Luis Ángel Bassi, sino también por la familia de "el Pollo". El miércoles pasado tuvo esa certeza cuando transitaba en un Ford Focus con Juan Gutiérrez, de 38 años, de acompañante. Fue blanco de un ataque a balazos ejecutado por dos hombres que se movían en VW Bora negro. Gutiérrez recibió 13 disparos y pelea por su vida, mientras que "Javito" está internado con custodia policial con un tiro en el abdomen. Su amigo "Diablito" tuvo peor suerte. Unos 15 días después de que la Justicia lo desvinculara de la muerte de Bassi, fue baleado por dos hombres en moto el 1° de abril pasado. Una bala le rozó la médula y quedó parapléjico.
"El Estado no puede detener la violencia"
Alberto Föhrig, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de San Andrés, uno de los académicos más sólidos en el tema narcotráfico, opinó que el uso de la venganza "es un código mafioso usual de este tipo de organizaciones".
"La venganza se usa para laudar conflictos en un mercado ilegal, porque no son posibles soluciones pacíficas", apuntó el académico.
Föhrig explicó: "En este punto, la venganza muestra la capacidad de precisión que tienen estos grupos por derrotar a otra banda. Tienen la capacidad de hacer mínimos procesos de inteligencia y ejecutar de manera impune asesinatos. Lo que hace ese proceso es laudar para definir quién tiene más poder dentro de otro, ya sea a nivel territorial o dentro del mercado de la venta de drogas".
El otro punto importante, según añadió el especialista, es el papel que tiene el Estado. "Asistimos desde hace por lo menos dos años a la eliminación sistemática de familias en Rosario, en donde cualquier Estado hubiera operado sobre la protección de las personas. Pero el Estado no reconoce la situación. No sólo no ha desmantelado a las bandas, sino que desprotegió a las potenciales víctimas. El resultado es que se deja que esto escale hacia un lugar en el que no sólo las bandas dirimen con violencia su poder, sino que el Estado no tiene capacidad de detener o romper las espirales de violencia a través de la inteligencia criminal", consideró Föhrig.
Representante de futbolistas
Francisco Lapiana, representante de jugadores de fútbol, entre ellos, de Ángel Correa, que está procesado por formar una asociación ilícita con la banda de Los Monos, recuperó esta semana la libertad, por decisión del juez de Sentencia Julio García. El magistrado lleva adelante el juicio contra 17 acusados que no entraron en el acuerdo de juicio abreviado, que firmó el resto de la banda.