Comprarán 24 aviones para frenar a los narcos
EE.UU. aprobó la venta de aeronaves T6-C; costarán unos 300 millones de dólares
El Gobierno inició las negociaciones con Estados Unidos para adquirir aviones que destinará a la lucha antidrogas. El Departamento de Defensa norteamericano aprobó la venta de 24 aeronaves T6-C Texan II, según anunciaron las autoridades de ese país.
En el comunicado que notifica sobre el visto bueno al pedido argentino –conocido el miércoles pasado, horas antes de la visita del secretario de Estado, John Kerry– se informa que las aeronaves serán usadas tanto para el entrenamiento de pilotos como para “misiones de control de frontera, especialmente en la porosa frontera norte”.
Las autoridades norteamericanas sostuvieron que ese acuerdo, que tendrá un costo estimado en 300 millones de dólares, servirá “para fortalecer las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y la Argentina”.
Además de mostrar el nuevo clima en la relación con los Estados Unidos, el Gobierno espera obtener una financiación especial para enfrentar el costo de la operación de compra de dos escuadrillas de estos turbohélices biplazas de ataque ligero. Cumplirían el rol de los Tucano brasileños como unidades de adiestramiento avanzado y de ataque con características similares a las del Pucará nacional, ya que la aprobación norteamericana incluye los sistemas de tiro para ametralladoras y cohetería.
Si Washington dio su acuerdo -apelándose a la condición de aliado extra-OTAN de la Argentina-, las condiciones finales de venta serán definidas en conversaciones directas entre el Gobierno y la empresa fabricante del T6-C Texan, Beechcraft Defense Company.
El destino local de las aeronaves aún no estaría decidido, ya que una parte de las unidades podría ser derivada a la creación de un grupo de interceptación de vuelos ilegales a cargo de pilotos de la Gendarmería. Esa fuerza realiza hoy seguimientos de aviones narcos con avionetas de uso civil. El Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Patricia Bullrich, tiene planes de dotar a la Gendarmería con aviones que cuenten con radares de interceptación, para que tengan capacidad efectiva de apoyo de las operaciones de las tropas antinarco en el terreno.
De todas maneras, el inicio de las negociaciones con los Estados Unidos estuvo a cargo del Ministerio de Defensa. En esa cartera, conducida por Julio Martínez, tiene como prioridad la incorporación de aeronaves para la Fuerza Aérea, dado que la aeronáutica militar cuenta hoy con medios muy limitados. La antes poderosa base aérea militar de Tandil ya no tiene aviones de combate.
Los ejes de la renovación de la flota aérea serán trazados mañana en Córdoba, durante la ceremonia por el aniversario de la Fuerza Aérea. Y más allá de esta negociación el Ministerio de Defensa está detrás de un interceptor supersónico para reemplazar a los obsoletos Mirage. En esa misión es muy bien considerada la propuesta italiana: el Aermacchi M346. Se trata de un caza liviano cuya primera versión voló en 2006 y que, para las posibilidades argentinas, hoy gana espacio ante ofertas de aviones de combate usados.
Estrategia global
La búsqueda de cazas avanza en paralelo con el eje principal que la Casa Rosada puso en la lucha contra el narcotráfico. La mirada oficial está puesta en fortalecer la frontera norte con refuerzos de las unidades de la Gendarmería y la Prefectura, además de la creación de centros regionales de inteligencia criminal a cargo de la Policía Federal y con apoyo logístico del FBI.
En esa estrategia confluyen planes tácticos, como adquirir tecnología para el control de zonas de contrabando, con la decisión de comprar a Israel globos aerostáticos de vigilancia dotados de cámaras capaces de identificar patentes de vehículos a varios kilómetros de distancia.
Una de las primeras medidas que tomó el Gobierno para mostrar un cambio de actitud fue firmar un decreto para habilitar la ley de derribos de aeronaves irregulares. Uno de los problemas prácticos para implementar esa decisión política tiene que ver con la falta de aeronaves. Y aquellos aviones que pueden cumplir con el trabajo enfrentan situaciones reales que frenan una alternativa drástica de seguridad. Los Pampa no están artillados y los Pucará no pueden grabar la secuencia de disparo, algo que podría exponer a un piloto a decisiones judiciales adversas por no existir pruebas de su actuación en caso de derribo.
El juez federal de Salta Julio Bavio escribió un libro sobre tráfico aéreo de drogas; en referencia a la ley de derribo señaló la necesidad de que la maniobra quede registrada en video. No es una opinión menor: la mayoría de los vuelos ilegales cruzan por su jurisdicción.
Con los T6-C Texan la Argentina contaría con patrullas aéreas de interceptación de similares características a las de Brasil, que utiliza el Super Tucano como aeronave de control antinarco. La Fuerza Aérea espera contar con esas unidades -elegidas en el Edificio Cóndor por el doble rol a cumplir- para mantener su misión de control fronterizo, aunque la Gendarmería también tendría cada vez más presencia aérea en las operaciones directas de interceptación de los vuelos narcos.
Un turbohélice de uso múltiple
El T6-C Texan es un biplaza de entrenamiento y ataque
Características
El T6-C Texan es desarrollado por la empresa Beechcraft Defense Company, con base operativa en Kansas. Se trata de un turbohélice biplaza de entrenamiento avanzado y ataque liviano que cuenta con seis puntos externos en los que se puede colocar armamento. Su velocidad crucero es de 550 kilómetros por hora y puede operar hasta 1637 kilómetros, extendiéndose ese alcance a más de 2500 kilómetros con dos tanques de combustible suplementarios. El modelo voló por primera vez en 2001
En servicio
Es utilizado por México para el control de fronteras y es el principal adiestrador avanzado de la fuerza aérea de los Estados Unidos
Misiones
La Argentina pidió a los Estados Unidos iniciar la negociación para la compra de 24 unidades con una doble misión: tanto para el reemplazo de los aviones Tucano en el rol de aeronaves de aprendizaje avanzado como para el uso artillado contra los vuelos ilegales del narcotráfico en la frontera norte
Antecedente
La última compra de aviones de combate fue un grupo de 36 cazabombarderos A4 AR Fightinghawk, adquiridos en los años 90 a los Estados Unidos mediante el sistema de ventas a países aliados
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