Como Cobra Kai, pero en Quilmes. Le quisieron robar al salir de un club y un grupo de karatecas lo socorrió
Ocurrió en la zona de Cramer y La Paz, en Bernal, partido de Quilmes
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Los cuatro delincuentes que intentaron asaltar a un hombre la noche del jueves pensarán dos veces en volver a buscar una víctima en la zona de Cramer y La Paz, en Bernal, partido de Quilmes, luego de que un grupo de estudiantes de karate salieron al rescate y evitaron el robo.
“Cruzaba la calle para subir a la camioneta. Había dos o tres autos estacionados, y uno de ellos tenía las luces prendidas. Cuando llegué, de repente, se bajan cuatro personas y gritan ‘Alto Policía’. Me llamó la atención que tenían chaleco antibalas, pero estaban en un vehículo sin identificar”, explicó Alejandro Poli, titular del Sindicato De Trabajadores Remiseros (Surya) y que logró evitar ser víctima del robo.
Según Poli, su reacción se debió a que se “dio cuenta de que no eran policías y uno me empezó a correr hasta la entrada del club”.
Lo que siguió quedó reflejado en las cámaras de seguridad que tiene en el interior y en la calle el Club Juventud de Bernal. Poli ingresó corriendo, le contó a la encargada lo que había pasado y, rápidamente, la mujer llamó al profesor que estaba dando su clase de karate cuando habían pasado solo 3 minutos de las nueve de la noche del jueves.
En ese momento, el profesor y una decena de alumnos salieron con sus kimonos y se desplegaron en la esquina de la calle Cramer para ver si podían dar con alguno de los cuatro ladrones que se fueron del lugar sin haber podido robar a ninguna persona.
En tanto, Poli presentó la denuncia por intento de robo en la Comisaría octava.
Conurbano salvaje
En diversos sectores del conurbano bonaerense la inseguridad no conoce de horarios. El temor se instaló en los hogares que ven ataques, incluso, a pleno mediodía, como el que ocurrió hoy minutos antes de las 14, en el que dos delincuentes golpearon salvajemente a un vecino que se resistió al robo de su mochila.
La secuencia, que duró un minuto, quedó registrada en dos cámaras de seguridad privadas instaladas sobre la calle San Lorenzo, entre Cosquín y Cangallo, en la localidad de Villa Domínico, en el partido de Avellaneda.
Lo primero que se observa es a dos mujeres que caminan por la calle junto a una niña en sentido contrario a la circulación vehicular y pasa un auto marca Toyota, modelo Corolla, de color blanco y con vidrios polarizados.
A unos 50 metros de las tres mujeres, el vehículo frena bruscamente y del mismo se bajan dos jóvenes que se abalanzan sobre un vecino que estaba junto a una moto y llevaba una mochila. Instintivamente, el hombre sale corriendo y grita mientras es perseguido por los dos ladrones. Las mujeres, al ver la situación que ocurría a sus espaldas, se suben a la vereda y se quedan inmóviles apoyadas contra una pared.
En tanto, en la vereda de enfrente, lo que ocurre es la brutal agresión al vecino. El hombre había logrado correr unos 50 metros, con el casco de la moto colocado, cuando uno de los dos delincuentes lo alcanza y le agarra la mochila. En ese momento, comienza un forcejeo en el que a la víctima se le cae el casco y en el tironeo, el delincuente le logra arrebatar la mochila.
La víctima no se rinde, vuelve sobre los delincuentes e intenta recuperar su mochila. Por otra parte, el auto en el que se movilizaban regresa, marcha atrás y se queda justo al lado de donde los dos ladrones comienzan a atacar al hombre cuando cae al piso.
“No puedo, no puedo, no puedo”, dice desesperado el hombre y cuando logra tomar de nuevo su mochila exclama: “¡No, por favor! Por favor, por favor, por favor”.
Su ruego no surte efecto y, ya reducido en el piso, los dos delincuentes comienzan a darle golpes de puño y patadas para que suelte la mochila. En ese instante de la secuencia, los gritos de la víctima se vuelven desgarradores y retumban en la tranquila y residencial calle.
“¡Auxilio! ¡Auxilio!”, exclama, luego comienza a llorar y vuelve a pedir que alguien lo ayude. Allí, los vecinos que estaban dentro de sus hogares comienzan a gritar para tratar de ahuyentar a los ladrones. “Hijo de puta, hijo de puta, salí!”, se escucha gritar a una mujer.
“Llamá a la policía”, se escucha decir a otra persona, mientras que el auto que esperaba a los delincuentes comienza a tocar bocina, como señal de que abortaran el robo. Uno de los delincuentes parece que hace caso a la alerta, mientras que el otro continúa la lucha con el vecino que no se resigna a soltar su mochila, mientras sigue pudiendo ayuda.
La secuencia termina cuando los dos delincuentes logran arrebatarle la mochila, se suben al auto que los esperaba y salen a gran velocidad. En tanto, los vecinos que gritaban y estaban llamando al 911, salen de sus hogares y se acercan a socorrer a la víctima que quedó tendida en el suelo.
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