Comienzan a juzgar al hombre que mató a dos mujeres cuando manejaba borracho y drogado
El juicio por el siniestro vial que causó la muerte de Clarisa Zylberman y Julieta Rovea comienza hoy. Johanna Furvasser, hija de una de las víctimas, exige que se aplique la pena máxima al conductor que manejaba bajo los efectos del alcohol y la cocaína
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Este martes comenzó el juicio oral contra Lucas Alejandro Castro, de 40 años, acusado de causar la muerte de Clarisa Zylberman y Julieta Rovea en un accidente vial el 7 de abril de 2023. Castro, que conducía bajo los efectos del alcohol y la cocaína, embistió el vehículo en el que viajaban ambas mujeres. La familia, liderada por Johanna Furvasser, busca justicia y espera una condena ejemplar.
A un año y medio del choque que acabó con la vida de Zylberman y Rovea, el conductor enfrenta un juicio en el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°2 de la Ciudad de Buenos Aires. Castro está imputado por el homicidio culposo de las víctimas, quienes fallecieron en el acto tras el violento impacto en el cruce de César Díaz y Chivilcoy. El conductor, que manejaba a más de 90 kilómetros por hora, provocó el accidente al no respetar la prioridad de paso.
El siniestro ocurrió en la madrugada del 7 de abril. Castro, al volante de una Ford Kuga, embistió el lateral izquierdo de la Renault Duster donde viajaban las víctimas. El impacto fue tan fuerte que ambos autos terminaron sobre la vereda, chocando contra un árbol y una reja. Zylberman, de 54 años, y Rovea, de 43, murieron en el lugar. Los otros ocupantes del vehículo sufrieron heridas de gravedad y fueron trasladados al Hospital Álvarez.
Johanna Furvasser, hija de Clarisa Zylberman, relató a LA NACION: “Ese día había sido el cumpleaños de mi tía, la mujer de Javier Zylberman, que manejaba el auto. Nos juntamos a comer en un restaurante, y yo fui en bicicleta. Para volver, me volví sola con mi bici, y ellos se fueron en auto. Pero al final decidieron ir a continuar el cumpleaños a la casa de una amiga de mi tía. Como a las 4 de la mañana, me despierto con la llamada de mi tía que me dijo que habían tenido un accidente, que por favor vaya, que mi mamá estaba inconsciente. Así me enteré”.
En diálogo con este medio, Furvasser continuó: “Me levanté rápido y fui al lugar del accidente, pero cuando llegué ya se habían ido, los habían trasladado al hospital. Estaba en shock, no entendía nada. Me crucé con unos policías y les pregunté adónde se los habían llevado, y me dijeron que al hospital Álvarez. Fui para allá y me encontré con otros amigos de mis tíos, pero nadie sabía dónde estaba mi mamá. Estuvimos varias horas ahí, sin información. Después fuimos a la comisaría a esperar noticias. Nadie nos decía nada, y las horas seguían pasando. Como a las nueve y media o diez de la mañana, nos hicieron pasar a una oficina, donde había una psicóloga de la policía. Fue ahí donde nos contaron lo que había pasado. Fueron horas larguísimas sin saber nada, y finalmente nos dieron el peor final. Yo pensaba que tal vez estaba en coma y no nos lo querían decir. Jamás imaginamos que ya había muerto”.
La tragedia sacudió a la familia, que desde entonces exige justicia. Los peritajes confirmaron que Castro había consumido cocaína y alcohol. El test de alcoholemia, realizado varias horas después del accidente, mostró un nivel de 0,27 gramos por litro de sangre, mientras que el test de drogas arrojó positivo. El conductor tampoco respetó la prioridad en una intersección sin semáforo.
“Lo más difícil de todo fue entender cómo alguien pudo manejar en ese estado. Mi mamá y Julieta murieron por la irresponsabilidad de alguien que eligió manejar drogado y alcoholizado. No hay excusa para eso”, agregó Furvasser en declaraciones a este medio. “Lo que pedimos es justicia, no solo por ellas, sino por todas las víctimas de conductores imprudentes”, sumó.
Furvasser, quien se ha convertido en una voz clave en el caso, afirmó: “La causa es clara, hay pruebas contundentes como el video del accidente. No hay nada que refutar. Los testigos solo pueden aportar detalles de lo ocurrido después del choque, pero el hecho en sí está registrado. No hay forma de negar lo que pasó”.
Durante el último año y medio, Castro ha solicitado en repetidas ocasiones su excarcelación y prisión domiciliaria, pero dichos pedidos fueron rechazados. La familia de las víctimas temía una posible fuga. “Cada vez que sabíamos de un pedido de excarcelación, nos asustábamos. Incluso organizamos marchas para que no le otorgaran la libertad. Sabemos que intentó escaparse del hospital Álvarez mientras estaba internado, lo que aumentaba nuestro miedo”, señaló Furvasser y agregó: “Siento que fue una lucha constante, cada vez que había una audiencia sobre su libertad, teníamos que movilizarnos para que se hiciera justicia”.
Castro permaneció 39 días internado debido a las heridas que sufrió y fue trasladado al penal de Ezeiza. La querella, representada por Gabriel Becker, busca que el imputado sea condenado por homicidio simple con dolo eventual, lo que podría significar una pena de entre 8 y 25 años. No obstante, el acusado enfrenta cargos de homicidio culposo agravado, con penas de entre 3 y 6 años.
La expectativa de la familia es que se aplique una condena acorde con el daño causado. “Nos parece que tres a seis años es insignificante para lo que hizo. Matar a dos personas por manejar drogado y alcoholizado y recibir esa pena no es justicia. Pedimos que se modifique la carátula a dolo eventual, lo que implicaría una condena más justa”, explicó Furvasser y pidió: “No se trata solo de mi mamá y Julieta, se trata de sentar un precedente. No queremos que otros pasen por lo mismo que nosotros”.
El juicio se extenderá varias semanas y será determinante para evaluar la responsabilidad de Castro y la magnitud de la pena. “Si la carátula se mantiene, nos quedaremos con un sabor amargo. Aunque el juicio es un paso adelante, necesitamos que la condena sea proporcional al daño causado. Dos personas murieron por negligencia, y que reciba solo unos años sería como no tener justicia. Seguiremos visibilizando este caso para que otros crímenes similares también reciban penas más altas”, enfatizó Furvasser a LA NACION.
Al ser consultada sobre cómo ha vivido este último año y medio, Furvasser fue clara: “No hay un solo día que no piense en lo que pasó. Es algo que te marca para siempre. Ver cómo se va desarrollando el juicio, ver las pruebas y escuchar los argumentos, es muy doloroso, pero necesario. Queremos cerrar esta etapa sabiendo que se hizo justicia”.
La audiencia inicial se llevará a cabo en el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°2, y la familia de las víctimas confía en que el tribunal escuchará su reclamo y dictará una condena acorde a la magnitud de la tragedia. Furvasser concluyó: “Esto no es solo por nosotras, es por todas las familias que han vivido algo similar. No es justo que alguien destruya dos vidas y dos familias y reciba una pena mínima. Las penas deben ser más severas para este tipo de casos. Es lo que pedimos desde el primer día, y es lo que seguiremos pidiendo hasta el final”.
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