“Están tardando 22 años”. El pedido de justicia de la madre de Natalia Melmann en el nuevo juicio contra un expolicía
Laura Calampuca señaló al exsargento Ricardo Panadero, que había resultado absuelto en un primer proceso por la violación y asesinato de Natalia Melmann, ocurrido en febrero de 2001 en Miramar
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La madre de Natalia Melmann, la adolescente de 15 años violada y asesinada el 4 de febrero de 2001 en la localidad balnearia de Miramar, reclamó hoy que “la justicia está tardando 22 años”, al declarar en el inicio del segundo juicio al exsargento de la policía bonaerense Ricardo Panadero, el cuarto efectivo acusado por el crimen, y aseguró que “si hubiera sido un civil, ya estaría preso”.
En su testimonio ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°4 de Mar del Plata, Laura Calampuca expresó que su hija “era un criatura sumamente inocente” y que la sigue “esperando hasta el día de hoy”. En tanto, el padre de la víctima, Gustavo Melmann, declaró por su parte que el crimen fue “un femicidio en manos del Estado” y que “todos los que asesinaron a Nati lo hicieron con el afán de divertirse”.
Calampuca y Melmann fueron los dos primeros testigos del juicio a Panadero, quien es sometido nuevamente a proceso por el hecho, luego de que el Tribunal de Casación Penal provincial anulara el fallo en el que resultó absuelto en julio de 2018 y ordenara la realización de un nuevo debate en el que se determine su eventual participación en la violación y estrangulamiento de la adolescente en el vivero dunícola de Miramar.
Panadero está imputado por el delito de “privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, abuso sexual agravado por acceso carnal y por la participación de dos o más personas y homicidio agravado por la participación de dos o más personas y criminis causae”. El expolicía llegó a los Tribunales fumando, con un bolsito en mano, y acompañado de su abogado, Lautaro Resúa, quien anticipó que insistirá en el pedido de absolución de su defendido. “No participó de los hechos que tuvieron a Natalia Melmann como víctima”, enfatizó.
Se trata del cuarto policía acusado por el crimen que conmocionó a Miramar y al país en la temporada de verano 2001, pero su caso no formó parte del juicio en el que los otros tres –Oscar Echenique, Ricardo Anselmini y Ricardo Suárez– fueron condenados a prisión perpetua, en septiembre de 2002. Fue sobreseído antes. Pero una resolución de la Suprema Corte provincial revocó ese sobreseimiento y en julio de 2018, 17 años después del hecho, Panadero fue juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 marplatense, en el que resultó absuelto de manera unánime por los jueces Juan Manuel Sueyro, Fabián Riquet y Jorge Peralta.
El fallo fue apelado por la Fiscalía General marplatense y por la fiscal de juicio, Ana María Caro, por entender que “existió una apreciación incorrecta del material probatorio” y que “se prescindió de elementos relevantes”.
También recurrieron la absolución los padres de la víctima y su abogado, Federico Paruolo, al considerar que “se realizó un análisis sesgado y arbitrario de los elementos probatorios”, en especial, de una prueba de ADN realizada sobre un vello púbico hallado en el cuerpo de la menor, que indicó que “se detectó compatibilidad con el análisis correspondiente a Panadero”.
A partir de estos recursos, el 13 de noviembre de 2019, la Sala III del Tribunal de Casación Penal bonaerense anuló la absolución y ordenó la realización de un nuevo juicio. En este nuevo proceso, el TOC N°4 estará conformado por los jueces Néstor Conti, Mariana Iriani y Juan Galarreta.
La fiscal será nuevamente Caro y los abogados Paruolo y Yamil Castro Bianchi intervendrán en calidad de particular damnificado, en representación de Gustavo Melmann y Laura Calampuca, padres de Natalia.
Las audiencias se desarrollan en el sexto piso de los tribunales marplatenses y está previsto que se extiendan al menos durante cuatro jornadas consecutivas.
Fuentes judiciales indicaron que declararán entre dos y cinco testigos cada día, entre ellos, los padres de la víctima. Los alegatos de cierre de las partes podrían realizarse el viernes o el lunes próximos.
El crimen de Melmann ocurrió el 4 de febrero de 2001 y provocó la reacción de la comunidad local, que realizó múltiples marchas para pedir el esclarecimiento del caso. Produjo, incluso, un impacto político: el entonces presidente, Fernando De la Rúa, se reunió pocos días después con los padres en Miramar.
Según se estableció en el juicio, en 2002, la víctima fue obligada a subir a una camioneta policial y llevada a una casa en el extremo sur de Miramar, donde “fue accedida carnalmente”, y luego, “con el inequívoco propósito de procurar la impunidad de la agresión sexual”, fue estrangulada con un cordón de sus zapatillas.
Los tres policías condenados a perpetua trasladaron luego el cuerpo al vivero Florentino Ameghino, donde fue hallado semienterrado cuatro días más tarde, debajo de una pila de hojas.
Por el hecho también fue sentenciado, pero a 25 años de cárcel, Gustavo “Gallo” Fernández, por su participación en el secuestro, aunque la pena fue reducida luego a 10 años de prisión.
Declaraciones
Al declarar como primer testigo, el padre de Natalia explicó que, tras el hallazgo de su cuerpo, el 8 de febrero de 2001, “había mucho miedo”, “aprietes y difamaciones”, y que distintos vecinos aportaban información en un local que la Municipalidad local había dispuesto para la familia, “pero luego no querían declarar” ante la fiscalía interviniente.
Melmann relató que a su hija la asesinaron “para divertirse sádicamente”, y que los acusados “estaban de guardia y prestando servicio en la comisaría” local, “como lo hacía Panadero”.
En ese sentido, señaló que “Panadero desde un principio estaba en el listado” de sospechosos confeccionado a partir de datos brindados por testigos, y consideró que “tendría que haber sido condenado” en el primer juicio.“La Cámara de Casación advirtió que había pruebas suficientes como para que Panadero fuera condenado con todos los demás asesinos de mi hija”, remarcó.
Por su parte, Calampuca recordó que, en las primeras horas posteriores a la desaparición de Natalia, la policía no les permitía “buscarla ni dar difusión a su búsqueda”, y que no los dejaban ingresar al vivero dunícola, donde finalmente fue hallado el cadáver.
El caso
Natalia Melmann desapareció el 4 de febrero de 2001. Sus padres la buscaron y, ante la falta de resultados, recurrieron a la policía, que se comprometió en acompañarlos en un rastrillaje. “Los mismos que la mataron eran los que iban con mi hijo a ver si encontraban a Natalia”, dijo el padre de la víctima para destacar rastros de perversión entre los asesinos.“Estos tipos seguían libres, amenazando a todo el mundo, y seguían dirigiendo la comisaría”.
La autopsia confirmaría luego que el cadáver que apareció poco después en un sector del Vivero Dunícola de Miramar fue “plantado”, ya que era un lugar que había sido recorrido por patrullas policiales y vecinos. Estudios sobre restos logrados en el cuerpo confirmarían esa hipótesis y permitiría luego llegar a la conclusión que a la adolescente la violaron en una vivienda, donde además la quemaron con cigarrillos. Y la ahorcaron con el cordón de una de sus propias zapatillas.
El primer detenido fue Fernández, que luego confesaría que no participó del ataque sexual, sino que se encargó solo de dejar a la menor a disposición de los policías, tres de los cuales ya están condenados por esta violación y posterior crimen.
Los tres continúan detenidos y hasta habían logrado fallos favorables a sus pedidos de morigeración de pena, que les permitían salidas transitorias y permisos para abandonar la unidad penal y pasar días con sus familias, en la casa. La lucha del matrimonio Melmann consiguió que la justicia les revierta esos beneficios, así como cualquier posibilidad de reducción de pena.
Panadero insiste con que aquella noche del crimen de Natalia Melmann estaba en su casa de la localidad de Mar del Sur. Pero hay indicios que lo complican. La fiscal Ana Caro y la querella apuntan a convencer al tribunal con dos pruebas fundamentales: testimonios de testigos que dijeron verlo con los otros policías en horas coincidentes con la desaparición de la adolescente y el análisis genético que le da “97% de coincidencia” con el ADN logrado en un vello púbico que se rescató del cuerpo de la menor.
Laura Calampuca dijo hoy, al salir de Tribunales, que espera “ver preso y para siempre” a Panadero y recordó que no es el último culpable. “Había un quinto ADN que todavía queremos saber quién fue, y no voy a descansar hasta identificarlo para que también vaya a la cárcel”, afirmó.
Con información de Darío Palavecino (corresponsal de LA NACION en Mar del Plata) y la agencia Télam
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