Crimen en Villa Gesell: no hubo ayuda para una víctima indefensa
El operador municipal de cámaras enfocó el ataque, pero no dio aviso a la policía; los custodios del boliche se negaron a intervenir
Nadie ayudó a Fernando Báez Sosa. Ni el operador del municipio que debía monitorear las cámaras de seguridad ni los patovicas del boliche Le Brique a los que recurrieron los amigos del joven estudiante de Derecho para que contuvieran a la patota que atacó a la víctima.
La actitud pasiva del personal municipal quedó al descubierto en la grabación de la cámara de seguridad comunal instalada en la avenida 3 y Buenos Aires, frente al local del que fueron expulsados los agresores y la víctima. El operador de la cámara hizo foco en el lugar de la agresión, pero no avisó a los efectivos de la Policía Comunal que debían custodiar la zona.
Según consta en el expediente, el operador que debía monitorear esa cámara de seguridad nunca alertó que un grupo de jóvenes le estaba pegando a alguien.
"A las 4.44.51 comienza una revuelta de varias personas todos masculinos, de los cuales uno de ellos, vestido con una camisa blanca, lanza golpes de puño y patadas. Aunque no se puede detallar hacia qué objeto o persona lo hace, debido a que la arboleda de la vereda y los vehículos estacionados obstaculizan parcialmente el campo visual", expresó la oficial de la policía bonaerense que recibió el CD con las grabaciones de la cámara de seguridad municipal, instalada en la cuadra donde mataron a Fernando.
Eran las 12 del 18 de enero pasado cuando la oficial de policía confeccionó el acta de visualización de los archivos de las cámaras de seguridad. Le habían ordenado que revisara las grabaciones de las cámaras para buscar alguna imagen de los agresores de Fernando y que dejara constancia de todo lo aparecía en esos archivos.
Habían pasado poco más de siete horas del asesinato de Fernando y la mujer policía incorporaba en el expediente la primera prueba que les ponía rostros a los agresores del estudiante porteño. También se describía cómo estaban vestidos integrantes de la patota y se informaba que se abrazaron y se felicitaron entre sí, luego de la golpiza.
La oficial de policía observó la escena que al operador municipal se le pasó por alto: el ataque a Fernando. Además, lo dejó escrito en el acta de visualización que figura en el cuerpo Nº 1 de la causa 03-04-000349-20/00.
En el mismo documento, la joven policía describió la escena en la que dos de los integrantes de la patota que mató a Fernando se abrazaban después del asesinato.
Se trata de la misma secuencia que los abogados Fernando Burlando y Fabián Améndola, que representan a Graciela y Silvino, los padres de Ferrando, utilizaron para fundar el pedido para agravar la acusación por haber cometido "un homicidio por placer". Ayer fue descartada esa calificación en esta instancia procesal.
"Se observa caminando por la vereda este de la avenida 3 en dirección a la avenida Buenos Aires a ocho personas. A las 4.46.14, el joven que vestía camisa blanca, pantalón de jeans claro zapatillas negras y el muchacho vestido con remera negra, pantalón de jeans y zapatillas negras se abrazaron y se retiraron del lugar", en ese momento, Fernando estaba tirado junto a un cantero a pocos metros del toldo del restaurante donde los agresores se abrazaban. Sangraba profusamente de la nariz y comenzaban a hacerle maniobras de reanimación cardiorrespiratorias.
Fallas en el operativo
La cantidad de sospechosos que describió la oficial coincidió con el número de imputados a los que, ayer, le dictaron la prisión preventiva. Para la fiscal de Villa Gesell, Verónica Zamboni, en esa grabación quedó registrado el paso de los imputados Máximo Thomsen, Blas Cinalli, Tomás Comelli, Ayrton Viollaz, Matías Benicelli, Ciro, Luciano y Lucas Pertossi. Al confeccionar el acta en la oficina de Judiciales de la comisaría de Villa Gesell, la oficial dejó constancia de que los sospechosos se retiraron de la escena del crimen por la avenida 3 hacia la avenida Buenos Aires. Este dato fue utilizado por los investigadores para reconstruir el recorrido que tomaron los autores de la patota que asesinó a Fernando.
"A las 4.47.08 se observó a tres efectivos de Infantería de la policía que corren hacia el lugar del hecho", se expresó en el acta. Cuando los uniformados llegaron al cantero donde Fernando agonizaba habían pasado más de dos minutos de la agresión. En ese momento, todos los atacantes habían escapado. Ocho minutos después, desde la esquina de avenida 3 y Buenos Aires, el imputado Lucas Pertossi observaba la escena y mandaba un mensaje de audio al grupo de WhatsApp "losdelboca3" en el que alertaba que el joven al que le pegaron había fallecido. "Estoy acá cerca donde está el pibe y están todos ahí a los gritos, está la policía, llamaron a la ambulancia... caducó", se detalló en ese mensaje.
A pesar de que se trata de una cámara de seguridad municipal, ninguno de los operadores que estaba a cargo del monitoreo alertó a los policías asignados a la custodia la zona del boliche Le Brique.
En el documento también se expuso que los policías abandonaron el lugar a las 4.44.09, según se informó en el municipio, para contener una pelea entre dos grupos de jóvenes a la vuelta del local bailable.
Además, en el acta se dejó constancia de que no había policías en el lugar donde la patota golpeó a Fernando hasta matarlo.
La misma oficial de policía incorporó en el expediente la descripción de las imágenes grabadas por el domo de seguridad municipal, instalado en la avenida Buenos Aires: "Este archivo no tiene fecha ni horario. En el video se logró visualizar los ocho jóvenes que fueron grabados por la cámara anterior. Los jóvenes cruzaban por la avenida Buenos Aires hacia la calle Alameda 202, en dirección al Bosque del Pinar".
Con esta imagen los investigadores tuvieron otro tramo del recorrido que tomaron los agresores después de matar a Fernando. Cien metros más adelante, algunos de los jóvenes fueron demorados por efectivos del Grupo de Apoyo Departamental (GAD). La cámara de seguridad del supermercado chino Marina grabó esa escena, en la que el acusado Ciro Pertossi se lame los dedos, supuestamente para limpiar restos de sangre. El recorrido de los sospechosos terminó en la última casa de la calle 202, situada antes del bosque de pinos. Allí, fueron detenidos por la policía seis horas después.
Fuentes del municipio afirmaron que las dos cámaras de seguridad detalladas en el acta de visualización eran monitoreadas por un operador. Sin embargo, no pudieron explicar por qué no se alertó a los efectivos de la Policía Comunal asignados a evitar incidentes en la zona de Le Brique. La única justificación que expusieron fue que los policías tuvieron que dirigirse a la vuelta del boliche para intervenir en un enfrentamiento entre jóvenes.
Mauricio Andersen, un comisario inspector de la policía bonaerense en uso de licencia, se desempeña como el secretario de Seguridad del municipio. Nunca hizo declaraciones para explicar las fallas en el operativo. Después de la tragedia, el Ministerio de Seguridad bonaerense le avisó que no se le renovaría la licencia que solicitó para asumir como funcionario. En los próximos días deberá decidir si renuncia como secretario de Seguridad o vuelve a trabajar como policía.
A Fernando lo abandonaron los policías que debían custodiar la zona, el operador de la cámara de seguridad que hizo foco cuando le pegaban, pero que no alertó a los uniformados, y los patovicas del boliche Le Brique a pesar que los amigos de la víctima les pidieron auxilio. A Fernando lo dejaron solo.
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