Chocobar: “No tengo nada de héroe, solo intenté cuidar a una persona que era lastimada”
La defensa del policía bonaerense pidió su absolución en el juicio donde es juzgado por matar a un ladrón que le robó y dejó al borde de la muerte a un turista de los Estados Unidos que paseaba por la Boca; este viernes se conocerá la sentencia
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Afirma que no tiene nada de “héroe”, como lo definen algunas personas. Pero, rápido, el policía Luis Chocobar aclara que tampoco es un asesino, como lo señalan otros. “Soy un ciudadano común que trató de hacer el bien. Intenté cuidar a una persona que estaba siendo lastimada”, explicó, parado en la calle Garibaldi, a pocos metros del cruce con Olavarría, el mismo lugar donde hace casi tres años y medio dos jóvenes delincuentes apuñalaban y dejaban al borde de la muerte a Frank Joseph Wolek, un turista norteamericano que paseaba y sacaba fotos por la Boca.
Chocobar, que hoy cumple 34 años, es juzgado por el homicidio de Juan Pablo Kukoc, uno de los delincuentes que dejaron al borde de la muerte a Wolek a primera hora de la mañana del 8 de diciembre de 2017. Su defensa, encabezada por los abogados Fernando Soto y Luis Cevasco, acaba de pedir su absolución ante el Tribunal Oral de Menores (TOM) N°2, que este viernes dará a conocer el veredicto.
“No fue un caso de ‘gatillo fácil’. Este es un caso donde un policía ejerció la legítima defensa”, afirmó la defensa en el alegato.
Hace tres semanas, Chocobar volvió a la escena de los hechos, el barrio donde vivió hasta el ataque a Wolek y la muerte de Kukoc. Su defensa hizo una reconstrucción de lo sucedido para presentar en el alegato. La producción, a cargo de 25P Films, fue financiada por Policías Bonaerenses Heridos y Agrupados (Poboha), que se presenta con una fundación sin fines de lucro.
“Tengo las imágenes claras de lo que pasó”, contó a LA NACION Chocobar mientras hablaba con los actores que participaron de la producción. Enseguida agregó que volver a la escena de los hechos, al barrio donde tenía su hogar y nació su hija, le provocó sensaciones difíciles de explicar con palabras. Encontró una para resumir sus sentimientos: “Tristeza”.
Hasta el día de los hechos, Chocobar cumplía funciones en la Policía Local de Avellaneda. Esa mañana de diciembre de 2017, cuando faltaban pocos minutos para las 8 y escuchó los gritos de auxilio de Wolek, caminaba por Olavarría hacia la avenida Patricios para tomar un colectivo de la línea 24. Debía ir hacia un hospital de la zona sur del conurbano, donde hacía horas adicionales.
“La verdad es que soy una simple persona que eligió ser policía para salir adelante”, sostuvo Chocobar. Nació el 26 de mayo de 1987 en El Carril, en Salta, el mismo lugar de donde era oriundo Kukoc, que tenía 18 años cuando murió baleado por el uniformado.
Fue abandonado por sus padres a los dos años. Estuvo un tiempo en un hogar para niños de su provincia natal. Después se fue a vivir con una de sus abuelas. Desde chico quiso ser policía. Formó parte del Cuerpo Infantil de Policía de San Agustín, en la ciudad salteña de La Merced. Trabajó y durmió en la selva, en el desmonte.
Llegó a Buenos Aires a los 18 años y comenzó a trabajar en la zona de Once, siempre con ganas de vestir el uniforme policial. A los 20 no podía caminar por las consecuencias de la desnutrición infantil. Se anotó para ingresar en la Policía Federal Argentina y en la bonaerense, donde finalmente hizo el curso de instrucción.
“Entró en la policía bonaerense con las mejores calificaciones”, explicó el abogado Soto a LA NACION.
La filmación de la reconstrucción de los hechos se realizó el martes 4 de este mes. Chocobar y Soto llegaron a Garibaldi y Olavarría poco antes de las 8. Los actores, los técnicos, y el director de 25P Films, Gabriel Pomeraniec, ya estaban preparados para filmar.
“Conocí el caso por la repercusión que tuvo. Me motivó hacer el personaje”, dijo a LA NACION Alberto Ivern, el actor que se puso en la piel del turista Frank Wolek, que anteayer le envió a Chocobar un breve video con un mensaje de aliento, de cara al final del juicio.
En la audiencia de hoy, además del alegato de la defensa, habló Wolek, el turista que salvó su vida de milagro. Dijo que espera que el delincuente sentado en el banquillo de los acusados sea condenado y que, con el tiempo, sea una buena persona y un hombre de bien. Además, le pidió “por favor” al tribunal que absuelva a Chocobar porque, según él, hizo lo correcto.
Sin ganas de sonreír
Entre escena y escena de la filmación, Chocobar contó que le gustaría volver a su vida anterior. “Mi vida cambió para siempre. La mochila que llevo me saca las ganas de sonreír”, afirmó el policía. Ya no cumple más funciones en la Policía Local de Avellaneda: fue trasladado a otra dependencia del conurbano, que prefiere no develar por cuestiones de seguridad. Además, su hija de siete años, para ir a la escuela, se cambió el apellido para evitar problemas.
Ya no es el mismo de diciembre de 2017. No solo cambió su estado de ánimo, también su físico: sufrió un coma diabético y bajó más de 20 kilos. Ahora estudia enfermería y aspira a poder ser rescatista en la Policía Federal.
“Es muy feo estar en el banquillo de los acusados como si fueses el peor de los delincuentes. Esa mañana [la del 8 de diciembre de 2017] salí a ganarme el mango como todos los días, a hacer un adicional más. Pero mi vida cambió para siempre. Yo no provoqué nada. Solo salí a defender a alguien. No me levanté para ver a quién le hacía daño esa mañana”, afirmó.
En la charla con LA NACION, a Chocobar solo se le escapa una risa cuando habla del turista atacado por Kukoc y su cómplice (que también es juzgado en el juicio a cargo del TOM N°2). “Tiene un ángel aparte. Es un ser de luz y tiene un carisma especial”, dijo sobre el turista. Recordó que se contactó un par de veces con él, a pesar de que no entiende una sola palabra de inglés.
Esa mañana de diciembre de 2017, Chocobar disparó siete veces: tres en Irala entre Olavarría y Suárez, al aire. Otra cuatro, ya cuando Kukoc corría por Suárez en sentido a la avenida Patricios. Dos de los proyectiles impactaron en el cuerpo del joven ladrón.
Sobre ese momento, el policía sostuvo: “Si no disparaba estaba en riesgo de mi vida. Se me vino encima y tuve que disparar, pero lo hice buscando las partes bajas”.
El viernes, jueces Fernando Pisano, Jorge Ariel Apolo y Adolfo Calvete darán a conocer el veredicto. La defensa pidió la absolución; la fiscal Susana Pernas solicitó la pena de tres años de prisión en suspenso e inhabilitación durante seis años para desempeñarse como policía, al considerar que el hecho configuró el delito de homicidio en exceso del cumplimiento del deber.
En tanto, la familia de Kukoc, representada por el Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delitos de la Defensoría General de la Nación, exigió para Chocobar la prisión perpetua.
“En su alegato, la defensa no agregó realmente nada nuevo. Se insistió en que Kukoc quiso atacar a Chocobar y que se le vino encima de frente. De este modo, la defensa no contestó ningún argumento de la fiscalía ni de la querella, ni pudo explicar el dato elemental de que las heridas en el cuerpo de la víctima están en la espalda. Para la defensa, Kukoc era más rápido que las balas, porque supuestamente los tiros se hicieron de frente pero ingresaron por la espalda después de que girara, pocas veces hemos oído algo tan inverosímil”, sostuvo Pablo Rovatti, titular del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delitos de la Defensoría General de la Nación.
“Más allá de lo que decidan los jueces tengo que seguir adelante. No me considero un asesino. No me arrepiento de lo que hice”, resumió Chocobar.
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