Caso Tehuel. A un año de su desaparición, cambió la carátula, pero la causa está paralizada
Los abogados de querella y la defensa coinciden, por distintas razones, en que no hay avances por parte de la Justicia; hasta ahora solo se sabe que los dos detenidos, Alberto Ramos y Oscar Alfredo Montes, fueron las últimas personas que estuvieron con el joven trans
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A pocos días de que se cumpla un año de la desaparición de Tehuel de la Torre, el joven trans de 22 años que fue visto por última vez el 11 de marzo de 2021, cuando salió de su casa de la localidad bonaerense de San Vicente para ir a trabajar como mozo a un evento al que nunca llegó, la causa está frenada por “cuestiones procesales” y todavía no tiene fecha de elevación a juicio. Las partes coinciden en que no hay avances significativos desde el cambio de carátula, ocurrido en noviembre último, que pasó a ser por “homicidio agravado por odio a la orientación sexual e identidad de género”.
Por el caso están detenidos como principales sospechosos Alberto Ramos, de 37 años, quien le habría ofrecido la changa a la víctima, y lo habría convocado a su domicilio para ir juntos, y Oscar Alfredo Montes, de 46 años, su vecino. Fueron las últimas dos personas que estuvieron con Tehuel, según una foto que fue guardada en su cuenta de Gmail de las 20.42 de aquella noche. La imagen, conocida tras el peritaje realizado al celular de la víctima, los ubica a los tres en la casa de Ramos, en Mansilla al 1200, de Alejandro Korn. Lo que pasó después puede reconstruirse a partir de un puñado de pruebas que, para la Fiscalía de San Vicente, son más que suficientes para incriminar a los imputados por el delito conocido también como “crimen de odio”.
Durante los primeros ocho meses de búsqueda, la investigación realizada fue por “averiguación de paradero”. Sin embargo, con la decisión adoptada por el juez de Garantías N° 8 de Cañuelas, Martín Rizzo, que resolvió aceptar el cambio de la calificación legal para los imputados solicitado por la fiscal Karina Guyot, la investigación dio un giro que aún no se termina de consolidar. Si bien para la Fiscalía el asesinato sería la hipótesis más probable –a pesar de que el cuerpo no ha sido encontrado– la nueva carátula todavía no está “firme” y debe atravesar un derrotero procesal para quedar ratificada y, así, continuar su camino hacia el juicio oral y público.
Fuentes judiciales explicaron a LA NACION que una de las medidas inmediatas que contribuiría a destrabar la causa y avanzar hacia la elevación a juicio depende de una decisión del juez Rizzo que está pendiente desde principios de enero. Se trata de una resolución que, aseguran, sería “inminente” y consiste en “responder a un recurso de oposición a la elevación a juicio bajo la nueva carátula planteado por la defensa de Montes”, a cargo del abogado Gustavo Lastra. El rechazo o aceptación por parte del juez dará lugar a que una u otra parte apele la decisión y, eventualmente, implicar la intervención de la Sala de Apelaciones y, luego, de la Cámara de Casación Penal, que constituye la instancia última que debe confirmar la elevación a juicio.
“Lo último que hay son cuestiones procesales, que no hacen al fondo de la cuestión”, afirmó el abogado querellante, Alejandro Valle, quien representa a Norma Nahuelcura y a Verónica Alarcón, madre y hermana mayor de Tehuel. El letrado destacó que “lo más importante es el reciente cambio de carátula”, aunque lamentó que todavía no esté “firme”. En ese sentido, sostuvo que “seguramente va a pasar todo este año sin que se llegue a la elevación a juicio, con lo cual no hay más tareas para realizar, no quedan pruebas pendientes”.
“Nosotros, como querella, planteamos desde un primer momento que la carátula debía cambiar. Lo que pasa es que la fiscal Guyot fue prudente y hasta que no tuvo los resultados de los rastros hemáticos encontrados en la casa de Ramos, que dieron positivo con el ADN de los padres de Tehuel no se decidieron a tomar este rumbo”, afirmó Valle. Y agregó: “Estamos esperando que se confirme la carátula para proceder a su elevación a juicio. En este punto estamos hoy. Después debería confirmar la Cámara de Apelaciones y, recién entonces, una vez que suceda eso, estaremos en condiciones de que se sortee el tribunal. Falta mucho todavía”.
Cabe destacar que, además de la defensa del imputado Montes, el padre de Tehuel, Andrés de la Torre, tampoco acuerda con el reciente cambio de carátula y cuestiona que la Fiscalía haya enfocado la investigación en la búsqueda de un cuerpo. Ambas partes critican abiertamente la carátula por “crimen de odio” e insisten en que la causa debería seguir siendo por “averiguación por paradero”.
“La última vez que tuve una reunión con la fiscal [Guyot] fue para decirme que había cambiado la carátula de la causa. Entonces le pregunté ‘¿La diste por muerta a Tehuel? Entonces dámela’ [sic]. ‘No, no, vamos a seguir buscando’, me respondió”, contó De la Torre a LA NACION. Y agregó: “Nosotros no queremos que se investigue bajo esa nueva cáratula, queremos que sea por desaparición forzosa porque hay que buscarla con vida también [sic]”.
Y aclaró: “No soy necio, no digo que no le hayan quitado la vida, pero tampoco se puede descartar que sea un caso de trata de personas. No fue pareja la búsqueda, todas las líneas de investigación debieron estar abiertas”.
Las versiones de los hechos
Ramos y Montes fueron las últimas dos personas que estuvieron con Tehuel, entre el anochecer del 11 de marzo de 2021 y la madrugada el 12. Así surge de la investigación conducida por la fiscal Guyot, cuyo material probatorio reunido la llevó a concluir que “los imputados causaron intencionalmente la muerte de Tehuel de la Torre –quien se autopercibía varón– motivados por el odio a su identidad de género y orientación sexual, utilizando métodos aún no determinados, en virtud de haber logrado los imputados ocultar sus restos mortales hasta el día de la fecha”, según versa en la resolución judicial del juez Rizzo, a la que tuvo acceso LA NACION.
Según el relato de los familiares de la víctima, Ramos le habría ofrecido a Tehuel una changa como mozo en un evento que se iba a realizar aquella noche, en la localidad bonaerense de Alejandro Korn. Por esa razón, el joven salió de su casa esa tarde, alrededor de las 19, para encontrarse en el domicilio del imputado e ir juntos a trabajar. Sin embargo, por alguna razón, nunca llegaron al evento. Así lo confirma la foto tomada a las 20.42 en la casa de Ramos, en la que se lo ve a él, a Montes y a Tehuel sentados junto a una mesa, tomando vino. Esa imagen y las demás pruebas serán materia de debate en el juicio oral y público, si finalmente la elevación queda firme bajo la nueva carátula.
Pero, ¿cuáles son esas otras pruebas que motivaron a la Fiscalía a abonar la hipótesis del homicidio? Para Guyot, el material probatorio reunido incluye las inconsistencias que arrojaron las declaraciones de los acusados en los días posteriores a la desaparición de Tehuel –Ramos aseguró haberlo visto y despedido alrededor de las 16, mientras que Montes directamente afirmó no conocerlo–, así como también los elementos reunidos en una serie de allanamientos realizados en la casa de Ramos, en los que se encontraron los restos del celular del joven trans, una campera y un colchón quemados y, una evidencia clave, el hallazgo de pequeñas manchas de sangre en paredes de la vivienda, que dieron positivo con el ADN de los padres de Tehuel.
“Todo cierra con los secuestros que hubo en lo de Ramos: rastros hemáticos, la campera de Tehuel quemada, el celular roto, todo en coincidencia con los horarios, a partir de las triangulaciones [de los teléfonos] que daban lugar en la casa [de Ramos] desde las 19 hasta que se apagó el celular, a la 1 de la madrugada”, aseguró Valle. Y añadió: “Hay muchos indicios concretos de que allí ocurrió un hecho de sangre y que los autores fueron las personas que están detenidas, como las fotos, que fueron borradas del celular y que después fueron recuperadas. Son elementos de peso para probar el homicidio por odio de género”.
Por su parte, el defensor Gustavo Lastra sostuvo a LA NACION que no hubo inconsistencia alguna en la declaración de su defendido, Montes, y que el proceso estuvo plagado de irregularidades. Asimismo, cuestionó la acusación inicial por “encubrimiento y falso testimonio”. “Montes en ningún momento dijo que no lo conocía a Tehuel, lo que pasa es que le hicieron un interrogatorio policial donde le cambiaron el acta. Él dijo que no lo conocía [a Tehuel] como un hombre, sino como una chica, entonces la policía asumió que lo desconocía y lo hizo firmar, aprovechándose de que no ve y de que es semianalfabeto. Fue un acta que se hizo sin ninguna garantía constitucional porque son actas que se tienen que hacer ante la Justicia, no ante la policía. Eso del falso testimonio no existe”, afirmó Lastra.
Y agregó: “Cuando Ramos declaró en sede judicial, él mismo reconoció que pasaron con Tehuel por la casa de Montes y que después estuvieron tomando vino y que después se fueron solos [sin Montes]. Así, lo despegó de cualquier situación que pudiera haber ocurrido después de esa foto del 11 de marzo”. Además, Lastra aseguró que “nuestra principal prueba es que hay dos personas que vieron a Tehuel con vida el 13 de marzo, dos días después de esa foto”. Sin embargo, el abogado no pudo ofrecer mayores precisiones por secreto profesional.
Para Valle, en cambio, el material probatorio es contundente: “¿Para qué vamos a quemar la ropa de Tehuel y un colchón? ¿Para qué vamos a romper el teléfono, si el delito más paradigmático con el celular es el robo y su comercialización? ¿Por qué razón voy a fugarme de mi casa, como hizo Ramos, cuando lo fueron a detener? ¿Por qué razón Ramos mintió diciendo que lo acompañó a Tehuel a sacar plata del cajero, que después lo acompañó a la estación y ahí lo despidió, cuando están las filmaciones del cajero que nunca fueron y que, en el horario en el que manifiestan que estuvieron en la estación, están las cámaras que indican que no?”.
“Toda esa mentira, sumada a los hallazgos en la casa de Ramos, da como consecuencia que se produjo un homicidio y que la víctima es Tehuel. Su desaparición física lo confirma”, concluyó Valle. Y sugirió: “La hipótesis de esta querella es la que se investigó primero, que consiste en que los imputados hayan descartado el cuerpo a la basura y llegado al cinturón ecológico. Ahí siguieron echando tierra y basura durante los seis días en que la carátula era desaparición de persona. Entonces, cuando se cambió el rumbo de la investigación, en esa ventana de tiempo, y se informó al Ceamse que debía dejar de arrojar basura en el lugar donde presuntamente podía estar, ya era demasiado tarde”.
Un caso emblemático
Al momento de su desaparición, Tehuel se encontraba en pleno proceso de transición de género, lo que para la comunidad LGTBIQ+ constituye la instancia de mayor vulnerabilidad para quien ha decidido transitar la vida como un varón trans. De allí que, para algunas organizaciones militantes por los derechos a la diversidad sexual y de género, las líneas de investigación no debieron agostarse en la búsqueda del cuerpo de Tehuel, sino contemplar el rastreo con vida del joven, considerando la posible vinculación con una red de trata de personas u otras formas de violencia en democracia, como las desapariciones forzadas.
“El juicio está en la nada misma. [La causa] cambió de carátula, pero el cuerpo de Tehuel nunca fue encontrado. La Fiscalía jamás lo buscó con vida”, aseguró Fernando Martín, referente de la organización Hombres Trans Argentinos (HTA), que mantiene vínculo directo con Andrés de la Torre, padre del joven desaparecido.
“Lo de Tehuel no es un hecho aislado. En Salta, en 2017, desapareció Santiago Cancinos, un varón trans de 17 años, cuyos restos aparecieron cuando el caso de Tehuel tomó estado público. En Córdoba, en 2018, otro varón trans fue engañado con una propuesta laboral y promesas de acceso a cirugías. Como no contaba con el apoyo de su familia y se encontraba en una situación muy precaria, accedió a viajar a la ciudad de Rosario, donde le quitaron su DNI, lo pusieron a trabajar en un lugar clandestino y terminó siendo víctima de trata”, recordó el activista.
Según se pudo reconstruir en la investigación que ahora lleva carátula de “homicidio agravado por odio a la orientación sexual e identidad de género”, Tehuel estaba en situación de precariedad laboral. De hecho, desapareció mientras se dirigía a trabajar en una changa como mozo. Antes, en los últimos meses, se había dedicado a cortar el pasto y a juntar escombros, entre otras tareas, siempre en condiciones informales. Además, no había podido terminar la escuela secundaria.
“Las dificultades que atravesamos las masculinidades trans son innumerables, una de ellas es el acceso al trabajo, pero en nuestras historias de vida hay abusos sexuales, expulsiones de nuestros hogares, incumplimiento de los derechos sanitarios, de la ley de identidad de género. Todas estas violencias repercuten en la calidad de vida de nuestra población, en nuestros proyectos de vida y lo más grave es que el Estado hace caso omiso a nuestros reclamos”, afirmó Martín.
Por su parte, Manu Mireles, secretaria general de la Asociación Civil Mocha Celis, afirmó a LA NACION que “el caso de Tehuel nos toca la sangre y el cuerpo a toda la comunidad LGTBIQ+ porque expresa la violencia estructural que vivimos y evidencia cuestiones que no se resuelven necesariamente con el marco normativo, como la falta de acceso al empleo, a la salud, a la educación, a las garantías de seguridad en espacios públicos”.
Además, la activista apuntó contra el sistema de Justicia de la Argentina, al que considera “ineficiente” y “en el que está muy naturalizada la violencia por razones de género”. “El sistema reproduce mandatos y estereotipos que hacen que se generen formas de violencia que el propio sistema no es capaz de reconocer, o que tarda en hacerlo, como ocurrió en el caso de Tehuel. A las personas que trabajan en el sistema de judicial les parecen invisibles los niveles de violencia que se ejercen hacia nuestra comunidad”, agregó.
Y concluyó: “No nos parece un dato menor que Tehuel sea un pibe trans que fue a buscar laburo y nunca más regresó, así como tampoco nos parece menor el tratamiento que hicieron los medios sobre el caso, al que inicialmente se nombró utilizando pronombres que no eran los suyos. La desaparición de Tehuel es una muestra más de lo que entendemos es la violencia estructural hacia nuestra comunidad. Es un caso del que el sistema de Justicia tiene que hacerse cargo con la mayor celeridad posible”.
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