Absuelven a los acusados de violar y asesinar a Lucía Pérez
MAR DEL PLATA.- La primera versión de los hechos daba cuenta de un abuso sexual brutal, con lesiones íntimas violentas sobre Lucía Pérez, una chica de solo 16 años que, en un contexto de extrema crueldad, habría muerto a consecuencia de tanto dolor padecido.
Más de dos años después, transcurrido el juicio oral y público que permitió escuchar a testigos y a peritos, la Justicia consideró ayer que aquella hipótesis no pudo ser probada y solo condenó a dos de los tres acusados. Pero no por el femicidio, sino por tenencia de drogas con fines de comercialización, delito agravado por ser en perjuicio de menores y en inmediaciones de una escuela. Así se cerró el caso que conmocionó al país y motorizó el primer Paro Nacional de Mujeres.
"Es una fantochada, una vergüenza absoluta", afirmó Guillermo Pérez, padre de la víctima, tras escuchar la sentencia que tuvo el voto unánime de los jueces Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale, a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de esta ciudad.
"A mi hija la mataron, la violaron, y les dan ocho años de cárcel por vender droga, es una vergüenza", se quejó Marta Montero, madre de la adolescente que fue abandonada sin vida el 8 de octubre de 2016 en la puerta de un hospital.
Los abogados que representaron a los padres en la querella -entre ellos, Gustavo Marcelliac- habían solicitado prisión perpetua para Matías Farías y Juan Pablo Offidani, a quienes acusaban de abuso sexual violento con acceso carnal, con dolo eventual, y suministro de estupefacientes en concurso real con femicidio. El fiscal Daniel Vicente había pedido 18 años de cárcel para ambos y absolución para Alejandro Maciel, que había llegado al juicio internado en un centro de rehabilitación para adictos y acusado de encubrimiento agravado. Él fue absuelto de todos los cargos y es el único de los imputados que quedó en libertad.
El fallo también dejó un pedido a la Procuración General bonaerense para que se investigue un posible incumplimiento de deberes de funcionario público de la primera fiscal de la causa, María Isabel Sánchez, que había asegurado que Lucía "murió por un empalamiento inhumano".
"Jamás alguien le dijo a la fiscal Sánchez que Lucía hubiera sido empalada", dijeron los jueces, que remarcaron que desde que se afirmó aquello, la menor "pasó a ser sinónimo de empalamiento". "¿Quién puede quitarse semejante imagen de su cabeza?", se preguntaron.
El 8 de octubre de 2016 Lucía había estado en una casa del barrio Alfar; la había citado Farías, a quien había conocido días antes. A él le había comprado droga, dijeron testigos durante el juicio.
La defensora oficial Laura Solari, que representó a los tres acusados, insistió con que se trató de un encuentro sexual consensuado, por lo que en su alegato había pedido que se levantaran los cargos de abuso y homicidio contra sus clientes.
La hipótesis del crimen antecedido de una violación había sido sostenida pronto y en público por la fiscal Sánchez. En conferencia de prensa, cuando recién se iniciaba la pesquisa, describió un asesinato brutal y a partir de los datos preliminares de los forenses habló de un eventual empalamiento. Nada de eso pudo ser probado durante el debate oral que comenzó el 31 de octubre. En el juicio, los legistas que realizaron la necropsia coincidieron en que no se advirtieron lesiones compatibles con un abuso o con situaciones de violencia extrema. Dijeron que la menor había muerto por "asfixia tóxica" derivada del consumo de cocaína.
Molestos con el fallo, los padres de Lucía insistieron con la hipótesis original que ubica a su hija en manos de al menos dos de los tres acusados en un contexto de abusos, maltratos y droga. Se cree que todos ellos llegaron con el cadáver de la chica hasta la sala de salud más cercana, en el barrio Chapadmalal, donde los médicos de turno en la guardia no tuvieron ningún margen de maniobra para reanimarla.
Los jueces, en la lectura de la parte resolutiva de su sentencia, dejaron constancia del pedido para que se investigue el desempeño de la fiscal Sánchez y de al menos dos de los peritos que la llevaron a elaborar aquella primera versión cargada de horror. "Que vaya a atender un quiosco", reclamó el padre de Lucía, Guillermo Pérez, molesto con la funcionaria judicial, que luego pidió licencia y dejó el caso. Sánchez se desempeña actualmente en una fiscalía de flagrancia.
En el fallo, de 71 fojas, uno de los magistrados dedicó un par de líneas a calificar aquella versión inicial de la fiscal. Dijo que la querella y el Ministerio Público, que reclamaban una condena por abuso sexual y femicidio, estaban "tratando de encausar de cualquier manera el desatino inicial de la doctora Sánchez para satisfacer las falsas expectativas generadas por ella misma".
También dedicaron un párrafo a la cuestión de género, planteada tanto por la querella como por el fiscal. Remarcaron que la acusación "no ha podido probar que Lucía fuera abusada sexualmente en un contexto de violencia de género por la cosificación de la mujer, y con la facilitación de estupefacientes que hubiera potenciado una situación de vulnerabilidad e impedido consentir con plenitud de libertad la acción".
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