Caso García Belsunce: tras 30 audiencias y fuertes testimonios, para los fiscales no hay dudas que Pachelo es el asesino
Para los representantes del Ministerio Público en el tercer juicio por el homicidio ocurrido en el country Carmel el 27 de octubre de 2002 durante las primeras 30 audiencias quedó acreditada la responsabilidad criminal del exvecino de la víctima
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“Esta acusación pública va a demostrar de manera irrefutable que Nicolás Pachelo es el responsable del crimen de María Marta García Belsunce”, sostuvo Patricio Ferrari, uno de los dos fiscales generales adjuntos de San Isidro, cuando el 13 de julio pasado presentaba los lineamientos acusatorios. Era la primera audiencia del tercer juicio por el homicidio ocurrido en el country Carmel, de Pilar, el 27 de octubre de 2002. Casi tres meses después y tras 30 jornadas, la fiscalía está convencida que logró acreditar la responsabilidad criminal del sospechoso.
El convencimiento de Ferrari y sus colegas Andrés Quintana y Federico González, los representantes del Ministerio Público Fiscal en el debate, se fundamenta, según pudo saber LA NACION, en una serie de testigos que declararon ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 4 de San Isidro, a cargo del debate.
Para los fiscales fueron claves los testimonios de Walter Mantovani y Miguel Ángel Monzón, que en octubre de 2002 cumplían las funciones de encargado y mozo de una confitería de una estación de servicio de Pilar; de Pedro Azpiroz de Achaval, Marco Cristiani y Santiago Asorey, que hace 20 años eran adolescentes y afirmaron haber visto a Pachelo el día y en un horario cercano al crimen correr en dirección a la casa de García Belsunce; de Carlos González, un investigador privado que trabajó para la familia de la víctima contratado por los abogados Alejandro Novak y Oscar Salvi, y de Dionisio Simón, socio y amigo de Roberto Pachelo, el fallecido padre del imputado.
“Entendemos que quedó acreditada la responsabilidad criminal de Pachelo en el homicidio de García Belsunce. La prueba dio cuenta de que el imputado es un psicópata y de recuperar la libertad va a volver a matar. Es el responsable del homicidio”, sostuvieron a LA NACION desde la fiscalía.
En cambio, para Pachelo las pruebas presentadas por los fiscales no acreditaron su participación en el homicidio, crimen que está por cumplir 20 años.
“Estoy convencido de que no me van a condenar a perpetua [pena que le podría caber si los jueces Federico Ecke, Osvlado Rossi y Esteban Andrejin lo encontraran culpable]. A mí me van a dar mucho por los robos, por los medios, por la gente, va a ser una condena ejemplificadora”, sostuvo Pachelo en las últimas horas a la agencia de noticias Télam.
Cuando Pachelo sostuvo que “le van muchos años por los robos” se refería a una serie de atracos en countries del conurbano bonaerense por los que también es juzgado por los jueces Ecke, Rossi y Esteban Andrejin. Desde 2018, el sospechoso de haber matado a García Belsunce está con prisión preventiva por asaltos en Tortugas Country Club, Nordelta y El Carmencito, entre otros.
“Fui yo, se los digo a los jueces mirándolos a los ojos”, sostuvo Pachelo el 5 de septiembre pasado cuando confesó ante los magistrados ser el autor de los robos ocurridos en Tortugas Country Club.
“Estamos convencidos de que no se probó la autoría de Nicolás [Pachelo]. Él no es el autor del crimen. Los testimonios presentados por la fiscalía parecieron estar guionados”, sostuvo a LA NACION la abogada Raquel Pérez Iglesias, una de las defensoras del imputado.
El martes próximo, cuando se reanude el debate, comenzarán a declarar los testigos propuestos por la defensa de Pachelo con los que se propone rebatir las pruebas esgrimidas por la fiscalía.
“¿Saben algo de la mujer que mataron?”
Mantovani y Monzón declararon como testigos el 19 de agosto pasado. Ambos sostuvieron que el 28 de octubre de 2002, cerca de las 7, Pachelo ingresó en la confitería de la estación de servicio donde trabajaban y preguntó: “¿Saben algo de la mujer que mataron en el country?”. García Belsunce había sido asesinada la tarde anterior en su casa de Carmel, pero en ese momento y hasta el 2 de diciembre, día en que se hizo la autopsia, se pensaba que había fallecido en un accidente doméstico.
Pachelo sostuvo que es imposible que haya ido a las 7 a desayunar a la estación de servicio porque solía levantarse entre las 9 y las 9.30.
“El primer cliente que llegó [el 28 de octubre de 2002] fue Nicolás Pachelo. Nosotros estábamos preparando el salón. Pidió una lágrima en jarrito. Se levantó de la mesa, se acercó a la barra y preguntó: ‘Che, ¿saben algo de la mujer que mataron en el country’. Después, agarró un diario y se volvió a sentar en una mesa”, afirmó bajo juramento de decir la verdad Mantovani.
Pérez Iglesias afirmó a LA NACION que existe evidencia que el 28 de octubre de 2002 Pachelo salió de Carmel en horas del mediodía.
La palabra de la última persona que vio a la víctima
El 16 de septiembre pasado declararon Azpiroz de Achaval, Cristiani y Asorey. Los testigos, adolescentes en 2002, afirmaron haberse cruzado con la víctima y con Pachelo en una misma calle y en la misma dirección en los minutos previos al homicidio.
“Contemporáneamente estaban en la misma cuadra en el señor Pachelo y María Marta”, sostuvo Azpiroz de Achaval, que es odontólogo y se recibió con diploma de honor. Fue la última persona que vio a la víctima antes de que le dispararan seis balazos, ya que sus amigos ya habían entrado en la casa de los abuelos de Cristiani.
García Belsunce regresaba en bicicleta a su casa, después de haber estado en la vivienda de su hermana, Irene Hurtig. El testigo fue la última persona que vio a García Belsunce antes de que la asesinaran el 27 de octubre de 2002.
Pérez Iglesias sostuvo que si los testigos vieron a su cliente es, como dijo Pachelo, porque fue al estacionamiento situado cerca del club house para buscar el automóvil de su por entonces esposa, Inés Dávalos Cornejo.
Unos días antes, declaró Simón. El testigo recordó una charla que tuvo con Pachelo tres días después de la muerte de García Belsunce, cuando todavía no se sabía que se había tratado de un homicidio. El hijo de su socio le preguntó: “¿Qué pensás vos de esta mina que mataron, si no aparece el arma?”. Definió como “rara” la pregunta.
González declaró en la última audiencia, el miércoles pasado. Es un policía bonaerense jubilado que después del homicidio de García Belsunce trabajó para la familia de la víctima como investigador privado.
Como parte de su trabajo hizo una cámara oculta donde filmó a Mario Rivero, un hombre fallecido en enero pasado que cumplió funciones como casero en la tosquera de la familia Pachelo, situada en Villa Rosa, en Pilar.
El investigador privado tuvo dos encuentros con Rivero, uno en noviembre de 2003 y en 2005. El casero declaró como testigo ante el fiscal Quintana en 2017. El representante del Ministerio Público pidió que se incorpore el testimonio por lectura.
En la filmación, Rivero recordó haber ido con Pachelo a la denominada pajarera de Del Viso a comprar proyectiles calibre 32.
El casero de la tosquera sostuvo que él entro en el local. “Me mandó [Pachelo] a mí, él no se quería bajar”, dijo, según la filmación exhibida hoy en el juicio.
Rivero, según la grabación, dijo que Pachelo fue a la tosquera. “Vino por unos tiros. No salían todos los tiros. No sé si por las balas o por el arma. Él me dijo que después el revólver me lo iba a dejar a mí”.
En otra parte de la filmación, Rivero sostuvo: “Tiró seis o siete [balas]. Me lo iba a dejar a mí [el arma]. Era un 32 largo”.
La palabra de González y la cámara oculta fueron la carta fuerte de los fiscales para cerrar la presentación de sus pruebas. Ahora, la pelota está en el campo de Pachelo y sus abogados defensores.
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