Juicio a Nicolás Pachelo: una cena, una invitación al cine y una simulación, los secretos de un robo de película a un amigo
Un testigo, Nicanor Cetrá, declaró como testigo en el debate donde juzgan al exvecino del country Carmel, de Pilar, por el homicidio ocurrido hace casi 20 años
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Nicanor Cetrá y Nicolás Pachelo, el exvecino del country Carmel acusado del homicidio de María Marta García Belsunce, crimen ocurrido hace casi 20 años, se conocieron en Pilar, cuando eran adolescentes. Era una amistad de fin de semana, cuando se encontraban en las casaquintas de sus padres. El grupo también lo integraba Fernando de la Rúa (h.), más conocido como Aíto. Pasaban sus días montando caballos, pescando en las lagunas de la zona y cazando con armas de aire comprimido. Se volvieron a cruzar cuando los dos estaban casados. Un domingo, a mediados de 2003, Cetrá sufrió un robo en su departamento de Palermo. Pachelo estuvo preso y fue condenado por ese hecho y otros similares ocurridos en inmuebles de personas de su amistad.
Cetrá, hijo del fallecido empresario de medios Luis Cetrá, declaró como testigo ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 4 de San Isidro, a cargo del debate donde Pachelo es juzgado por su presunta responsabilidad en el homicidio de García Belsunce.
Después de definir a un Pachelo adolescente como “inquieto e intrépido”, ante una pregunta del fiscal Patrico Ferrari, Cetrá recordó el robo del que fue víctima a mediados de 2003, en su departamento de Cavia y Castex, en Palermo.
El testigo, de 45 años y que se definió como desarrollador inmobiliario, sostuvo que advirtió del robo en su departamento después de acostar a sus hijas y querer jugar con su consola de juegos, que no estaba donde él la había dejado.
El departamento estaba ordenado. Ninguna puerta estaba violentada. El intruso había ingresado con las llaves. No solo se habían llevado la consola de juegos, también le robaron un teléfono inalámbrico, un equipo de DVD y joyas de su esposa y 6000 dólares que tenía en una caja fuerte, dentro del placar de su dormitorio.
“La única opción era que para ingresar hubiesen usado las llaves de casa. Los investigadores del caso nos decían que tenía que haber sido la empleada doméstica. Con mi mujer nos costó creer que fuera ella porque era de mucha confianza”, recordó Cetrá.
El testigo contó que, por orden de la Justicia, hicieron un allanamiento en la casa de su empleada doméstica, pero no encontraron nada de lo que le habían robado.
Poco, después, por pedido del segundo esposo de su madre, de nombre Eduardo, se juntó con John Hurtig, hermano de María Marta.
“Cuando nos juntamos, Hurtig tenía la cámara fotográfica que me habían robado. Me dijo que Pachelo la había dejado en un negocio de la calle Libertad para su venta, junto con una lista de otros artículos, que reconocí. Me costó creerle a Hurtig. Me fui mal de esa reunión. Pero al poco tiempo, por intermedio de mi hermana, me enteré que a otros amigos de Pachelo, les había pasado lo mismo y que él había confesado. Terminé de darme cuenta que era cierto [lo que le había dicho el hermano de María Marta]. Tenía cargo de conciencia por haberla culpa a Wilma, mi empleada doméstica”, sostuvo Cetrá.
Cetrá, finalmente se presentó como querellante en la causa en la cual el TOC porteño N° 15 condenó a la pena de tres años y tres meses de prisión a Pachelo.
A pedido del fiscal Ferrari, Cetrá relató detalles de una cena en su departamento con Pachelo e Inés Dávalos Cornejo, la por entonces pareja del acusado de matar a García Belsunce.
Se trató de un encuentro que, en principio, se tenía que hacer en el domicilio de Pachelo, pero unas horas antes del encuentro, con la excusa de que tenían desorden por la mudanza, el exvecino de Carmel o su exmujer se comunicaron con la familia Cetrá y pidieron “el cambio de sede”.
Según Cetrá, en un momento de la cena, Pachelo ”estuvo un largo rato”, como diez minutos, en la cocina donde le preguntó a Wilma, la empleada doméstica, si los fines de semana trabajaba o se iba del departamento.
“Siempre fue carismático, bastante entrador con los caseros de los caseros de las casaquintas”, recordó Cetrá.
Ante una pregunta del fiscal sobre si el fin de semana que sufrió el robo, Pachelo sabía que él y su familia no estaban en el departamento, Cetrá sostuvo que sí. “Nos llamó para organizar una salida al cine, pero le dije que no íbamos a estar, que nos íbamos a Pilar”, afirmó el testigo.
También contó que, días después del robo, Dávalos Cornejo llamó a su mujer, con la excusa de pedirle la receta de lo que habían cenado o para que le recomendara una empleada doméstica,
“Mi mujer le dijo que no era el momento indicado, que la habíamos pasado mal [por la sospecha de los investigadores hacia la empleada doméstica] e Inés le preguntó si teníamos cámaras de seguridad”, sostuvo Cetrá.
Además, el encargado del edificio, le dijo que el fin de semana del robo había visto varias horas estacionado un Renaul Clío verde. “Coincidía con el auto que tenía Pachelo en ese momento”, dijo el testigo.
Ante preguntas del fiscal Ferrari, Cetrá contó que primos suyos, de apellido Giménez Zapiola, compraron el teléfono inalámbrico que le habían robado en su caso. La adquisición se concretó en una feria americana que Pachelo y su esposa habían hecho en su casa.
Giménez Zapiola fue el apellido elegido por Pachelo para falsificar el DNI que mostró en la guardia del Tortugas Country Club el 29 de marzo de 2018, cuando protagonizó una serie de robos por los que fue detenido.
Por último, contó un detalle que le llamó la atención. El día del robo en su departamento descubrió en el patio un banquito y una radio con auriculares que había en el techo del lavadero.
Supuso que el ladrón dejó el banquito, la radio y los auriculares en ese lugar para despistar y que se sospechara que se había escapado por el patio. También afirmó que el departamento estaba todo ordenado, salvo los cajones del baño donde guardaba la llave de la caja fuerte.
Cetrá dijo que, tranquilamente, le pudo haber contado a Pachelo, en una charla entre amigos, donde guardaba la llave de la caja fuerte.
También dijo que, al tiempo, advirtió que había desaparecido un juego de llaves que siempre estaba colgado de la cocina.
Antes de terminar la declaración, sostuvo que por gentileza hacia Pachelo, tras un pedido del que había sido su amigo, se retiró como querellante del expediente judicial.
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