Caso García Belsunce: un testigo recordó las partidas de póker y truco con Nicolás Pachelo y el marido de Pampita
Ignacio Giménez Zapiola declaró ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 4 de San Isidro, a cargo del juicio donde es juzgado el homicidio ocurrido en el country Carmel el 27 de octubre de 2002
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Un testigo que en su adolescencia formó parte de un grupo de amigos que integraba Nicolás Pachelo, el exvecino del country Carmel, en Pilar, acusado de ser el asesino de María Marta García Belsunce, recordó partidas de truco y póker a las que también se sumaba el ahora legislador porteño Roberto García Moritán, el esposo de la modelo y conductora Carolina Ardohain, más conocida como Pampita.
“Jugábamos al truco y póker”, sostuvo el testigo Ignacio Giménez Zapiola ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 4 San Isidro, a cargo del debate donde Pachelo es juzgado por su presunta responsabilidad en el homicidio. Dijo que fue cuando tenía entre 16 y 19 años. Ahora tiene 44.
El juez Federico Ecke, que cumple la función de presidente del tribunal, le preguntó si las partidas se jugaban por dinero. Giménez Zapiola respondió: “Sí, por plata. Pero la excusa era juntarse y jugar”.
Zapiola Giménez no es un apellido más. Es el que utilizó Pachelo para ingresar en el Tortugas Country Club el Jueves Santo de 2018. Ese día, cuatro casas del tradicional club de campo de Pilar fueron robadas. Desde abril de ese año, Pachelo continúa en prisión preventiva por esos delitos.
Giménez Zapiola recordó que dejó de juntarse con su grupo de amigos como consecuencia de los partidos de rugby que jugaba los fines de semana.
Volvió a ver a Pachelo en mayo de 2003, después del fallecimiento de la madre del imputado, Silvia Ryan. “Me impactó la muerte”, sostuvo.
Ryan, que tenía 60 años, murió tras caer desde su departamento del piso 11 a un patio interno del segundo piso de un edificio de Retiro. Fue el 29 de mayo de 2003. El caso se investigó y se cerró como suicidio.
Giménez Zapiola contó que cuando Pachelo se mudó del country Carmel al departamento de Retiro donde vivía su madre le compró un teléfono inalámbrico, un amplificador y una consola de juegos.
Poco después se enteró de que lo que le había comprado a Pachelo había sido robado de la casa de su primo segundo, Nicanor Cetrá.
Cetrá declaró como testigo en el juicio. Sufrió un robo en su departamento de Palermo. Pachelo estuvo preso y fue condenado por ese hecho y otros similares ocurridos en inmuebles de personas de su amistad.
Ese día, después de definir a un Pachelo adolescente como “inquieto e intrépido”, ante una pregunta del fiscal Patrico Ferrari, Cetrá recordó el robo del que fue víctima a mediados de 2003, en su departamento de Cavia y Castex, en Palermo.
El testigo, de 45 años y que se definió como desarrollador inmobiliario, sostuvo que advirtió del robo en su departamento después de acostar a sus hijas y querer jugar con su consola de juegos, que no estaba donde él la había dejado.
El departamento estaba ordenado. Ninguna puerta estaba violentada. El intruso había ingresado con las llaves. No solo se habían llevado la consola de juegos, también le robaron un teléfono inalámbrico, un equipo de DVD y joyas de su esposa y 6000 dólares que tenía en una caja fuerte, dentro del placar de su dormitorio.
“La única opción era que para ingresar hubiesen usado las llaves de casa. Los investigadores del caso nos decían que tenía que haber sido la empleada doméstica. Con mi mujer nos costó creer que fuera ella porque era de mucha confianza”, recordó Cetrá.
El testigo contó que, por orden de la Justicia, hicieron un allanamiento en la casa de su empleada doméstica, pero no encontraron nada de lo que le habían robado.
Poco, después, por pedido del segundo esposo de su madre, de nombre Eduardo, se juntó con John Hurtig, hermano de María Marta.
“Cuando nos juntamos, Hurtig tenía la cámara fotográfica que me habían robado. Me dijo que Pachelo la había dejado en un negocio de la calle Libertad para su venta, junto con una lista de otros artículos, que reconocí. Me costó creerle a Hurtig. Me fui mal de esa reunión. Pero al poco tiempo, por intermedio de mi hermana, me enteré que a otros amigos de Pachelo, les había pasado lo mismo y que él había confesado. Terminé de darme cuenta que era cierto [lo que le había dicho el hermano de María Marta]. Tenía cargo de conciencia por haberla culpa a Wilma, mi empleada doméstica”, sostuvo Cetrá.
Cetrá, finalmente se presentó como querellante en la causa en la cual el TOC porteño N° 15 condenó a la pena de tres años y tres meses de prisión a Pachelo.
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