Caso García Belsunce: “No la sentí como un arma de juguete”, dijo la víctima de un robo del que se hizo cargo Nicolás Pachelo
Marta María Areco fue asaltada en su departamento de Recoleta; solo pudo ver los ojos del ladrón; el exvecino de Carmel admitió ser el responsable, pero dijo que había mandado a dos delincuentes para que hicieran el atraco
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En septiembre de 2003, Marta María Areco fue asaltada en su departamento de Recoleta. Un delincuente, encapuchado, le puso un arma en la cabeza. La amenazó. Le dijo que la iba a matar y la encerró en el baño. Poco después, Nicolás Pachelo, el exvecino del country Carmel juzgado por el homicidio de María Marta García Belsunce, se encontró con Gastón Auge, el hijo de la víctima, su amigo, y se hizo cargo del robo: llorando, le dijo que tenía problemas con el juego, que no tenía con qué darle de comer a sus hijos y que su madre no había corrido peligro porque el arma utilizada era de juguete. Pero hoy, 19 años después, Areco sostuvo: “No la sentí como un arma de juguete, la sentí como un arma de verdad”. A pesar del tiempo transcurrido, no pudo olvidar los “ojos oscuros” del delincuente.
Areco y Auge declararon hoy como testigos ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 4 de San Isidro, a cargo del debate del tercer juicio por el homicidio de García Belsunce, ocurrido el 27 de octubre de 2002.
Por el robo en la casa de Areco y otros hechos similares, en un juicio abreviado, Pachelo fue condenado como partícipe necesario a la pena de tres años y cuatro meses de cárcel.
“[El ladrón] no me dejaba mirarlo. Me decía: ‘vieja de mierda, te voy a matar´. Me impresionaron sus ojos”, recordó Areco, que al igual que García Belsunce, los domingos jugaba al tenis. La víctima cumple años el 27 de octubre de 2002, día del homicidio en Carmel. Otra casualidad.
Sobre los ojos del ladrón que, 19 años después, no puede olvidar, Areco hizo un comentario que pasó desapercibido y contó que el día que comenzó el debate por el homicidio de García Belsunce, el 13 de julio pasado, vio las imágenes de Pachelo, que en audiencia tenía puesto un barbijo negro.
“Vi unos ojos oscuros [los de Pachelo] como los que había visto [el día del robo], pero no quiero decir nada de lo que no tenga seguridad”, afirmó Areco, ante la atenta mirada de los jueces Federico Ecke, Osvaldo Rossi y Esteban Andrejin y los fiscales Patricio Ferrari, Andrés Quintana y Federico González.
Como en los otros robos a amigos de Pachelo, como en el ocurrido en el departamento de Nicanor Cetrá, en el departamento de Areco, el ladrón ingresó con las llaves.
El hijo de la víctima, Auge, de 46 años, recordó el grado de amistad con Pachelo y la sensación de que tuvo cuando le confesó el robo.
“Tuve un cúmulo de sensaciones. Es fuerte. Pensé: ´te voy a matar´. Me dijo que mi madre no había corrido peligro, que había mandado a dos personas de Pilar. Le dije que tratara de cambiar porque si seguía así iba a terminar mal”, dijo el testigo.
Auge recordó un cruce que tuvo su padre con Roberto Ribas, el histórico abogado de Pachelo. Eran compañeros en un club de autos clásicos “No sos ético, sos el defensor del que entró en casa y le puso un arma en la cabeza a mi mujer”, recordó el testigo las palabras de su padre de hace casi 20 años.
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