Caso García Belsunce: Los socios de Carmel le tenían miedo a Nicolás Pachelo y decidieron vigilar a “Romeo y Julieta”
El abogado Alejandro Arauz Castex, exvecino del country donde fue asesinada María Marta, también acusó a Diego Molina Pico, primer fiscal de la causa, de encubrir el crimen; nuevos cruces entre los jueces y los representantes del Ministerio Público
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El testigo tenía ganas de hablar, de explayarse y recordar detalles de situaciones que vivió hace casi 20 años. También, tenía enojo por no haber sido escuchado en su momento, tras el homicidio de María Marta García Belsunce. Hoy, el abogado Alejandro Arauz Castex declaró durante casi dos horas y media. Bajo juramento de decir la verdad, no dudó en afirmar que “los socios de Carmel le tenían miedo a Nicolás Pachelo”.
Pachelo, de 46 años, es un exvecino del country Carmel, de Pilar. Desde la semana pasada es juzgado por su presunta responsabilidad en el homicidio de García Belsunce, ocurrido el 27 de octubre de 2002.
Arauz Castex no solo habló del temor y del “pánico” de los vecinos de Carmel. También apuntó sus cañones hacia Diego Molina Pico, el primer fiscal a cargo de a investigación.
“El crimen de María Marta fue encubierto por Molina Pico”, afirmó el testigo. Sostuvo que el representante del Ministerio Público cometió “errores” y “actos premeditados” para evitar la investigación.
“Todo era inconducente y sesgado por parte de Molina Pico, con la intención de entorpecer la investigación. Lo logró, pasaron 20 años”, afirmó.
Arauz Castex vivió en el barrio cerrado donde mataron a María Marta desde 1991 hasta 2003. Fue integrante de la comisión de seguridad del country. Tras una serie de robos, estuvo a cargo de una reunión exigida por los socios donde se pidió la expulsión de Pachelo.
El testigo recordó que en esa reunión, una socia contó lo que le había dicho una mujer que colaboraba con los trabajos cotidianos en su casa: que la empleada doméstica de Pachelo le había contado que el perro de García Belsunce había estado unos días en la casa del sospechoso.
Tom, el perro de María Marta y de su marido, Carlos Carrascosa, había desaparecido y García Belsunce comentó, en su momento, que había recibido llamadas extorsivas donde le habían exigido dinero para devolvérselo.
“Pachelo, meses antes de la muerte de García Belsunce, le sustrajo a ella su mascota, su perro Tom, el hijo que con Carlos Carrascosa [el esposo] no habían podido tener” para exigir un rescate. El perro nunca apareció. Y, desde ese episodio, la víctima le tuvo miedo a su vecino y abogó para que lo echaran del country”, había dicho el fiscal Patricio Ferrari el día que presentó ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de San Isidro, a cargo del debate, los lineamientos de la acusación.
Arauz Castex sostuvo que después del homicidio de García Belsunce, el miedo de los socios de Carmel se transformó en “pánico” hacia Pachelo.
Nuevo cruces entre fiscales y jueces
Como pasó en audiencias anteriores, hubo una serie de cruces entre dos integrantes del tribunal, Osvaldo Rossi y Esteban Andrejin, y el fiscal Ferrari.
La primera disputa se dio cuando el juez Andrejin le hizo preguntas al primer testigo de la jornada, Fernando Sansuste, quien fue presidente de la comisión directiva de Carmel y víctima de uno de los robos ocurridos en el country antes del homicidio de García Belsunce.
Andrejin le preguntó al testigo sobre si había podido ver las cámaras de seguridad [del día del robo]. Ferrari interrumpió y dijo que se iba a oponer al cuestionario porque los jueces solo pueden hacer consultas aclaratorias.
“El vocal [por Andrejin] intenta investigar sobre el hecho, es algo que excede el marco [de las preguntas aclaratorias]. Intenta sentar las bases del interrogatorio”, afirmó el representante del Ministerio Público.
Hubo un segundo cruce cuando promediaba la declaración de Arauz Castex. El juez Rossi interrumpió el testimonio para pedirle a Ferrari que no hiciera “preguntas indicativas”.
Entonces, Ferrari tomó la palabra y respondió. “No hago preguntas indicativas” y acusó al magistrado de “romper el sistema adversarial y suplir a las defensas”.
Romeo, Julieta y un custodio que no veía
Además de los vecinos de Carmel, hoy declaró un exvigilador de la empresa Cazadores, firma encargada de la seguridad en Carmel. Se trata de Carlos Villalba, quien en octubre de 2002, durante unos 20 días, cumplió las funciones de controlar los movimientos de Pachelo. Decisión que se tomó después de la reunión donde los vecinos dijeron tener miedo.
Villalba cumplió funciones en el denominado puesto 4, a pocos metros de donde vivían Pachelo, su por entonces pareja, Inés Dávalos Cornejo. El custodio tenía que avisar por handy a la guardia cuando los vigilados salían de la casa. Era lo que otros testigos definieron como “la sombra”,
“Vigilaba a Romeo y Julieta”, recordó Villalba. Así es como llamaban a Pachelo y Dávalos Cornejo.
“Romero se dirige por el camino más corto”, recordó el testigo sobre algunas de sus modulaciones hace casi 20 años.
Pero, pocos segundos después, el testigo hizo un comentario que llamó del presidente del tribunal, Federico Ecke, y del resto de los presentes en la sala de audiencias.
“Tenía un problema, veía bultos”, dijo el testigo. En ese momento explicó que su visión no era buena en ninguno de los ojos.
Cuando el juez Ecke le pidió precisiones, Villaba dijo: “A usted lo veo borroso”. La distancia no era de más de tres metros entre la silla donde estaba sentado el testigo y el estrado. La sorpresa fue mayor cuando contó que durante su trabajo como vigilador portaba armas de fuego cargadas
Sostuvo que el día del homicidio no estuvo en el puesto para vigilar a Romeo y Julieta. Pero que una persona le pidió que dijera que sí había estado.
Escuchas telefónicas
La audiencia había comenzado con la difusión por parte del Ministerio Público de una serie de audios de escuchas telefónicas.
En uno de los audios se conoció el ofensivo apelativo con el que Nicolás Pachelo se refirió a la víctima: “Y acá boludo. Acá estamos. Cuando uno es pendejo y se manda cagadas. Después estas cosas... Mi vieja me lo dijo siempre, en la vida pesan. Y acá estamos boludo. Me meto en este quilombo con esta vieja conchuda. Ni la conocía, ni estaba en el club, ni nada. Parece que los fiscales empezaron a investigar a todos los socios del club y el único que tiene un quilombo y un tema abierto por unos cheques que me afanaron soy yo. Aparte, salieron dos o tres versiones de que yo con la mina estaba peleado a muerte. Todas mentiras”, dijo Pachelo en una charla con un amigo. La conversación fue el 15 de diciembre de 2002, casi dos meses después del homicidio.
En otro audio, Pachelo, habló con su interlocutor sobre un fusil que tenía en su poder.
“Es todo negro, con culata negra, y carga tres tiros. Es una bestia, tiras a un árbol y lo partís, es una bestia”, dijo Pachelo, según el audio que se escuchó en la sala de audiencias.
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