Caso García Belsunce: La Fiscalía pedirá la prisión perpetua para Nicolás Pachelo, el exvecino de Carmel
El tercer juicio por el homicidio ocurrido hace 20 años en Pilar llega a su fin, en una jornada donde los representantes del Ministerio Público alegarán ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 4 de San Isidro
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El tercer juicio por el homicidio de María Marta García Belsunce, ocurrido hace 20 años en el country Carmel, de Pilar, entra en su etapa final. Hoy, a partir de las 10, el debate, a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 4 de San Isidro, se reanudará con los alegatos de cada una de las partes. El Ministerio Público Fiscal pedirá la prisión perpetua para Nicolás Pachelo, el exvecino de la víctima acusado de ser el asesino.
“Se espera un alegato fuerte y donde los fiscales van a demostrar categóricamente, de una vez y para siempre, que Pachelo es el autor del asesinato de María Marta”, adelantaron a LA NACION fuentes judiciales.
La gran incógnita para la audiencia de hoy es si los fiscales Patricio Ferrari, Andrés Quintana y Federico González deciden o no acusar a José Ortiz y Norberto Glennon, los exvigiladores de Carmel que llegaron a juicio con la misma imputación que Pachelo: “robo agravado por el uso de arma en concurso real con homicidio criminis causa agravado”.
Según pudo saber LA NACION, el Ministerio Público Fiscal preparó un alegato que puede durar entre tres y cuatro horas. Además del homicidio de García Belsunce, Pachelo es juzgado por una serie de robos en countries de zona norte y sur del conurbano bonaerense.
“No hay ninguna posibilidad de que me condenen a perpetua. A mí me van a dar mucho [años de prisión] por los robos. Por los medios [de comunicación] y por la gente [opinión pública], va a ser una condena ejemplificadora”, le dijo Pachelo, en su momento, a la agencia de noticias Télam.
Días atrás, Raquel Pérez Iglesias, una de las abogadas defensoras de Pachelo, le había dicho a LA NACION que no tenía dudas de que durante la presentación de las pruebas habían logrado “desvirtuar los capítulos de la acusación más relevantes”.
Por los robos en countries también son juzgados Matías Marasco e Iván Martínez. Pachelo, durante el juicio, admitió algunos de los atracos por los que está acusado e intentó sacar de escena a sus supuestos cómplices.
“Fui yo, se los digo a los jueces mirándolos a los ojos”, afirmó Pachelo el 5 de septiembre pasado ante los jueces Ecke, Rossi y Andrejin al admitir que robó en dos casas del tradicional Tortugas Country Club, de Pilar, en la Semana Santa de 2018.
Pachelo reconoció que el Jueves Santo de 2018 protagonizó dos “hechos” –nunca dijo la palabra robos– en dos casas del tradicional club de campo de Pilar. Una pertenecía a un empresario gastronómico y otra, a un banquero. Eso sí: afirmó haber actuado solo, sin cómplices.
Según la acusación del Ministerio Público Fiscal, de una de las casas, Pachelo robó 5000 pesos, entre 400 y 800 dólares, tres barras de oro, relojes y joyas. De la otra, se apoderó de una caja fuerte con 32.000 euros, una pistola Glock con dos cargadores, documentación del arma, acciones de las empresas de la víctima y varias joyas.
El tercer juicio por el crimen de Carmel comenzó el 13 de julio pasado. En los lineamientos de la acusación, Ferrari sostuvo: “Esta acusación pública va a demostrar de manera irrefutable que Pachelo es el responsable del crimen de García Belsunce”.
A María Marta le dispararon seis veces en la cabeza con un viejo revólver calibre 32. Ferrari hizo una analogía con los proyectiles para hacer referencia a seis de las razones por las que el Ministerio Público Fiscal considera al exvecino como el asesino de Carmel.
Para cada una de ellas tenía una bala, calibre 32, la misma cantidad de proyectiles que disparó el asesino de María Marta el 27 de octubre de 2002.
“En línea con la cantidad de disparos que deliberadamente Nicolás Pachelo efectuó en la cabeza de la víctima, son solo seis las razones que sintéticamente la acusación va a esbozar a esta altura para demostrar la plataforma fáctica”, sostuvo Ferrari.
Y, al apoyar un primer proyectil sobre una pequeña mesa ubicada en el medio de la sala de audiencias, espetó: “Pachelo asaltó prácticamente todas las casas que rodeaban perimetralmente a la de la víctima, particularmente los días domingos entre las 18 y las 20; esa era su zona de confort criminal”.
Al apoyar la segunda bala, Ferrari, sostuvo: “Pachelo, meses antes de la muerte de María Marta García Belsunce, le sustrajo a ella su mascota, su perro Tom, el hijo que con Carlos Carrascosa [el esposo] no habían podido tener” para exigir un rescate. El perro nunca apareció. Y, desde ese episodio, la víctima le tuvo miedo a su vecino y abogó para que lo echaran del country Carmel, que había fundado su padre, Roberto Pachelo.
La tercera razón, según Ferrari, fue que “Pachelo era usuario irregular de un arma de fuego de idénticas características de la usada para cometer el crimen”.
Los fiscales se tomaron 30 audiencias para presentar las pruebas contra Pachelo. Para los representantes del Ministerio Público Fiscal,fueron claves los testimonios de Walter Mantovani y Miguel Ángel Monzón, que en octubre de 2002 cumplían las funciones de encargado y mozo de una confitería de una estación de servicio de Pilar; de Pedro Azpiroz de Achaval, Marco Cristiani y Santiago Asorey, que hace 20 años eran adolescentes y afirmaron haber visto a Pachelo el día y en un horario cercano al crimen correr en dirección a la casa de García Belsunce; de Carlos González, un investigador privado que trabajó para la familia de la víctima contratado por los abogados Alejandro Novak y Oscar Salvi, y de Dionisio Simón, socio y amigo de Roberto Pachelo, el fallecido padre del imputado.
Mantovani y Monzón declararon como testigos el 19 de agosto pasado. Ambos sostuvieron que el 28 de octubre de 2002, cerca de las 7, Pachelo ingresó en la confitería de la estación de servicio donde trabajaban y preguntó: “¿Saben algo de la mujer que mataron en el country?”. García Belsunce había sido asesinada la tarde anterior en su casa de Carmel, pero en ese momento y hasta el 2 de diciembre, día en que se hizo la autopsia, se pensaba que había fallecido en un accidente doméstico.
Pachelo dijo que es imposible que haya estado en la estación de servicio a las 7. Sus días, según dijo, comenzaban después de las 9.30. A esa hora, afirmó, se despertaba.
“El primer cliente que llegó [el 28 de octubre de 2002] fue Nicolás Pachelo. Nosotros estábamos preparando el salón. Pidió una lágrima en jarrito. Se levantó de la mesa, se acercó a la barra y preguntó: ‘Che, ¿saben algo de la mujer que mataron en el country’. Después, agarró un diario y se volvió a sentar en una mesa”, afirmó bajo juramento de decir la verdad Mantovani.
Pérez Iglesias afirmó a LA NACION que existe evidencia que el 28 de octubre de 2002 Pachelo salió de Carmel en horas del mediodía.
La palabra de la última persona que vio a la víctima
El 16 de septiembre pasado declararon Azpiroz de Achaval, Cristiani y Asorey. Los testigos, adolescentes en 2002, afirmaron haberse cruzado con la víctima y con Pachelo en una misma calle y en la misma dirección en los minutos previos al homicidio.
“Contemporáneamente estaban en la misma cuadra en el señor Pachelo y María Marta”, sostuvo Azpiroz de Achaval, que es odontólogo y se recibió con diploma de honor. Fue la última persona que vio a la víctima antes de que le dispararan seis balazos, ya que sus amigos ya habían entrado en la casa de los abuelos de Cristiani.
arcía Belsunce regresaba en bicicleta a su casa, después de haber estado en la vivienda de su hermana, Irene Hurtig. El testigo fue la última persona que vio a García Belsunce antes de que la asesinaran el 27 de octubre de 2002.
Pérez Iglesias sostuvo que si los testigos vieron a su cliente es, como dijo Pachelo, porque fue al estacionamiento situado cerca del club house para buscar el automóvil de su por entonces esposa, Inés Dávalos Cornejo.
Unos días antes, declaró Simón. El testigo recordó una charla que tuvo con Pachelo tres días después de la muerte de García Belsunce, cuando todavía no se sabía que se había tratado de un homicidio. El hijo de su socio le preguntó: “¿Qué pensás vos de esta mina que mataron, si no aparece el arma?”. Definió como “rara” la pregunta.
González es un policía bonaerense jubilado que después del homicidio de García Belsunce trabajó para la familia de la víctima como investigador privado.
Como parte de su trabajo hizo una cámara oculta donde filmó a Mario Rivero, un hombre fallecido en enero pasado que cumplió funciones como casero en la tosquera de la familia Pachelo, situada en Villa Rosa, en Pilar.
El investigador privado tuvo dos encuentros con Rivero, uno en noviembre de 2003 y en 2005. El casero declaró como testigo ante el fiscal Quintana en 2017. El representante del Ministerio Público pidió que se incorpore el testimonio por lectura.
En la filmación, Rivero recordó haber ido con Pachelo a la denominada pajarera de Del Viso a comprar proyectiles calibre 32.
El casero de la tosquera sostuvo que él entro en el local. “Me mandó [Pachelo] a mí, él no se quería bajar”, dijo, según la filmación exhibida hoy en el juicio.
Rivero, según la grabación, dijo que Pachelo fue a la tosquera. “Vino por unos tiros. No salían todos los tiros. No sé si por las balas o por el arma. Él me dijo que después el revólver me lo iba a dejar a mí”.
En otra parte de la filmación, Rivero sostuvo: “Tiró seis o siete [balas]. Me lo iba a dejar a mí [el arma]. Era un 32 largo”.
Tras la audiencia de hoy, se dará a conocer el día del veredicto donde los jueces determinarán si Pachelo es inocente o culpable.
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