Caso García Belsunce: “A las 19.32 estaba en la zona de Carmel”, el testimonio que derriba la coartada de Pachelo
En el juicio donde se acusado del homicidio de María Marta al exvecino del country Carmel declaró un comisario de la policía bonaerense que analizó 194.000 comunicaciones vinculadas con el caso
- 5 minutos de lectura'
Con su testimonio, Christian Blanco, un comisario inspector de la policía bonaerense, puso en peligro la coartada de Nicolás Pachelo, acusado de matar a María Marta García Belsunce: “A las 19.32 estaba en la zona de Carmel”, sostuvo el testigo ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 4 de San Isidro, a cargo del juicio.
Pachelo sostuvo, siempre, que a las 19.32 del 27 de octubre de 2002, día del crimen, estaba en el shopping Paseo Alcorta, de Palermo, con su madre, Silvia Ryan, y su hijo mayor, Felipe.
Blanco es jefe de gabinete de Delitos Informáticos de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro. En 2002 se encargó de las tareas del VAIC, “el software que permite simplificar el análisis de las comunicaciones telefónicas”, según su definición.
En esa tarea, en su momento, analizó 30 o 40 líneas telefónicas vinculadas a la investigación del homicidio de García Belsunce, ocurrido en el country Carmel, entre las que se encontraba el teléfono celular de Pachelo.
Bajo juramento de decir la verdad, sostuvo que, según el análisis, el teléfono celular de Pachelo se activó dos veces: a las 19 y las 19.32. Las comunicaciones impactaron en la antena 394, que cubre la zona de Carmel.
Según Blanco, las dos comunicaciones tuvieron una duración de 120 segundos. Una de las llamadas fue entre Pachelo y su madre; la otra entre el imputado y su por entonces suegro, de apellido Dávalos Cornejo.
¿Puede haber existido un desperfecto por la cual ese abonado celular esté en Paseo Alcorta y una llamada haya impactado en la antena de Pilar?, preguntó el fiscal Patricio Ferrari.
La respuesta de Blanco fue contundente: “Es imposible que si la persona está en el shopping Paseo Alcorta, la comunicación haya impactado en Pilar. Hay 48 kilómetros de distancia”.
Ante una nueva pregunta del fiscal Ferrari, Blanco volvió a tomar la palabra: “Lo afirmo, el teléfono de Pachelo estaba en Pilar”.
Ferrari insistió y le preguntó al testigo si la lluvia, ese domingo 27 de octubre de 2002 lloviznó, o el viento pudieron haber influido en el impacto de la antena. La respuesta fue negativa.
A diferencia de otras audiencias, Pachelo estaba serio. Su rostro parecía reflejar la incomodidad ante las afirmaciones del comisario inspector Blanco.
A medida que avanzaba la declaración de Blanco, en la sala de audiencias del primer entrepiso del edificio de los Tribunales de San Isidro, en Ituzaingó 340, se percibía que Ferrari, Andrés Quintana y Federico González, los representantes del Ministerio Público Fiscal en el debate, se sentían los grandes triunfadores de la jornada. Un golpe directo a la defensa de Pachelo.
La abogada Raquel Pérez Iglesias, una de las defensoras de Pachelo, calificó el testimonio de Blanco como “relativo”.
“Lejos de ser un testigo, es un perito. Si su cometido era hacer un peritaje nuevo, no atestiguar sobre un peritaje hecho en la investigación preliminar preparatorio (IPP), el trámite es otro, una instrucción suplementaria y hay que posibilitar a la defensa presentar su perito de parte. La fiscalía se maneja con un código propio”, sostuvo a LA NACION Pérez Iglesias.
Desde 2002, cuando comenzó a ser señalado por la familia García Belsunce como sospechoso del homicidio, Pachelo siempre sostuvo que el día del crimen, a las 19.30, estaba en Paseo Alcorta. Lo volvió a asegurar en audiencias pasadas cuando pidió la palabra para refutar a un par de testigos.
La “confesión” a un compañero de pabellón
La audiencia había comenzado pocos minutos después de las 11, cuando el fiscal Quintana adelantó: “Vamos a desnudar las nuevas mentiras del señor Nicolás Pachelo”. Así, el Ministerio Público le dio continuidad a la información que había incorporado la jornada anterior: que el exvecino del country Carmel, de Pilar, acusado de matar a María Marta García Belsunce, le habría confesado el crimen a Marcelo Maradei, un preso con el que había compartido lugar de detención en una dependencia de la Prefectura Naval.
Hoy, Quintana relató que Maradei, fallecido hace un año, llamó por teléfono a la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 2 de Pilar el 8 de agosto a las 13.45 y dijo que tenía información para aportar sobre la causa García Belsunce.
“Maradei fue trasladado a la fiscalía el 20 de agosto de 2019 a la fiscalía. Maradei relató que Pachelo le reconoció que mató a María Marta y que había arrojado el arma [homicida] en una alcantarilla de la autopista Panamerica cercana a la salida del country Carmel”, sostuvo Quintana, ante la sorpresa de Pachelo y sus abogados defensores. Todo habría ocurrido cuando ambos, Pachelo y Maradei, compartieron pabellón en la División de Investigación Penal y Administrativa (DIPA) de la Prefectura Naval, en el barrio porteño de Retiro.
“Pachelo miente, miente”, sostuvo el fiscal Quintana al presentar pruebas testimoniales y fotográficas de que en la DIPA había espacios comunes y que las celdas no eran individuales, tal como había sostenido el acusado al pedir la palabra en otra audiencia.
Tras un cuarto intermedio, se presentó a declarar Viviana Maradei, hermana del preso que, según la fiscalía, escuchó la confesión de Pachelo.
Antes de que la testigo ingresara en la sala de audiencias, el fiscal Patricio Ferrari informó que Maradei tenía temor y quería que Pachelo no estuviera presente en su declaración. Pérez Iglesias se opuso.
En su relato, Maradei recordó que durante una visita a la Unidad 9 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), en La Plata, mientras tomaban mate, su hermano le contó que Pachelo le había revelado que había matado a García Belsunce y que también le había revelado dónde se había descartado del arma homicida.
Maradei, en esa charla, le pidió a su hermana que se contactara con los abogados de Carlos Carrascosa, esposo de la víctima y que estuvo preso por el homicidio, pero la mujer nunca lo hizo, contó hoy ante el tribunal bajo juramento de decir la verdad.