Caso Dalmasso: Qué declaró “El Francés” Rohrer y qué dicen los hijos de la víctima sobre el hombre al que señalaron como el “amante” de su madre
El empresario afirma que no estaba en Córdoba cuando ocurrió el crimen y niega haber tenido otra relación con ella que la de amistad; en cambio, Valentina Macarrón declaró ayer que él la acosaba y su hermano, Facundo, sostuvo que les habían contado que le mandaba “poemas de amor” y que el fin de semana trágico estuvo en Río Cuarto, no en Buenos Aires
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CÓRDOBA. Los hijos de Nora Dalmasso y Marcelo Macarrón, el viudo juzgado por supuesto autor intelectual del crimen, volvieron a poner en el centro de la escena a Michel Rohrer, alias “el Francés”. Ese empresario era amigo de la familia hasta que, tiempo después del homicidio, cortaron el vínculo. Ayer, al declarar como testigos a favor de su padre en el juicio, Facundo Macarrón afirmó que ese hombre había sido “amante de su madre” y que, según las pruebas que tenían, debía ser considerado sospechoso de haber cometido el asesinato hace 15 años. Su hermana, Valentina, señaló que Rohrer “miraba mucho” a Dalmasso, casi al borde del acoso, y aseguró que le tenía “mucho miedo”.
Como era de esperarse, el Francés Rohrer niega todo. No solo afirmó que con Nora lo unía una relación de amistad, y no un romance, sino que sostuvo, como lo había hecho durante la instrucción de la causa, que estaba en Buenos Aires, a cientos de kilómetros de Río Cuarto, la madrugada del 25 de noviembre de 2006, cuando se concretó el femicidio. En concreto: aseguró que no era el amante de Dalmasso y que no la mató.
No son las únicas diferencias. La que refiere al tipo de relación que tenían es más que una discrepancia semántica. Facundo y Valentina sostuvieron ayer que Rohrer no era “amigo” de la familia, sino un simple “conocido”. Pero es un hecho que, en el momento crítico, inmediatamente después de aquel fin de semana trágico, Marcelo Macarrón le encargó una tarea crítica: el Francés fue a buscar a Valentina en el aeropuerto de Ezeiza cuando la chica, que entonces tenía 15 años, regresó de urgencia desde Chicago, donde estaba en un intercambio estudiantil, porque le habían dicho que su madre había sufrido “un accidente”. Después, la llevó a Río Cuarto.
Una declaración de la propia Valentina sugiere un tipo de relación más “cercano” entre ese hombre y su madre. “Me pareció raro que me haya recibido en el aeropuerto. Porque no era un familiar ni una persona tan cercana”, dijo primero. Después, relató, fue “sacando conclusiones” sobre el tenor del vínculo. Ayer, la hija de Macarrón declaró que en una casa de campo, Rohrer tenía la costumbre de alzar a las mujeres y tirarlas a la pileta. “A una de las que tiraba era a mi mamá; era como una forma de acoso. Es una persona muy violenta, horrible. Yo le tengo mucho miedo”, afirmó.
Su hermano, Facundo, abogado y diplomático, también dio detalles que revelan una relación más profunda que la de un simple “conocido”. También, en su testimonio, situó al Francés en Río Cuarto, es decir, en el lugar donde se produjo el crimen hace más de 15 años.
“Una amiga de mi mamá me contó que vio a Rohrer en la casa de Ricardo Araujo, su mano derecha [que también vivía en Villa Golf, como los Macarrón]. Fue la noche del viernes 24 de noviembre [la previa al crimen]. Comieron un asado, y hay testigos de eso”, declaró Facundo. Agregó: “Esa misma amiga, Margarita, también nos dijo que Rohrer le enviaba poemas a mi mamá. En su momento encontramos un cuaderno de ella: eran manuscritos de los mismos poemas que recibía”.
También planteó las sospechas que le abrió la anteúltima comunicación que tuvo con su madre, entre el martes 21 y el miércoles 22 de noviembre, tres días antes del homicidio. En esa oportunidad le comentó sus ganas de viajar a visitarla a Río Cuarto y pasar el fin de semana juntos. Él, en esa época, estudiaba Derecho en Córdoba. Nora le respondió que el viernes tenía un “programa con amigas”. De hecho, esa noche cenó con las “congresistas”.
“En un principio no me pareció raro. A ella le gusta estar sola; en eso nos parecíamos. Además, el fin de semana siguiente era el Día del Médico y festejaríamos con mi papá”, indicó. Pero reconoció que entonces le quedó la impresión de que no quería recibirlo. El sábado 25 de noviembre, su padre le contó que no ubicaba a Dalmasso -él estaba en Punta del Este jugando al golf- y el domingo un familiar le pidió que viajara a Río Cuarto porque su mamá “no se sentía bien”. Al llegar, supo que, en realidad, la habían matado.
El fiscal de Cámara, Julio Rivero, le preguntó: “¿Usted está diciendo que su madre pudo haber concertado un encuentro con Rohrer?” La respuesta de Facundo fue: “Sí, eso creo, después de haberlo pensado todos estos años”.
Federico Guerrieri, el abogado de Rohrer, afirmó ayer a LA NACION que lo que declararon los hijos ya “fue aclarado” por el empresario las dos veces que habló en la Justicia: en 2007, como testigo, y en 2016, cuando se presentó espontáneamente luego de que el defensor de Macarrón, Marcelo Brito, deslizara que “preguntaran por él”. El abogado lo mencionó después de que el viudo fuera imputado -en ese momento- como presunto autor material del crimen.
El abogado también restó verosimilitud a un indicio relativo a la presunta presencia de su cliente en Río Cuarto al momento del crimen: el de testigos que dijeron haber visto su auto cerca de la residencia Macarrón-Dalmasso.
“Respecto del testimonio de que vieron su Audi cerca de la casa de la familia, él demostró que ese vehículo llevaba un mes y medio en una agencia, donde primero lo arreglaron y después lo tenían para la venta”, enfatizó Guerrieri.
Con quién estuvo esa noche
El viernes 24 de noviembre de 2006 a la noche, Nora Dalmasso fue a cenar al restaurante Alvear, un lugar que aquel año estaba de “moda” en Río Cuarto. Se reunió con las “congresistas” Marta Carranza, Silvana Masoero, Rosario Márquez, Graciela Compagnucci, Amelia Molinuevo y Paula Fitte de Ruiz. Alrededor de las tres de la madrugada del sábado, Fitte la vio entrar a Dalmasso al garage con su Volkswagen Bora y la saludó con un bocinazo; le respondió sonriendo y con un gesto con la mano.
Según los peritajes, en el auto, mientras volvía del restaurante, leyó tres mensajes de texto de Guillermo Albarracín (con quien mantenía una relación amorosa). Él le preguntaba qué estaba haciendo: el hombre estaba en Punta del Este, con Marcelo Macarrón. Después de las 3.30 siguió recibiendo mensajes de texto. Los forenses calcularon que murió entre las 4 y las 10 del sábado 25 de noviembre.
No hay pruebas documentales que sustenten una eventual cita entre Rohrer y Dalmasso en Río Cuarto, en ausencia de Macarrón. Y si el traumatólogo le pidió al Francés que fuera a buscar a Valentina a Ezeiza, se deduce que sabía que estaba en Buenos Aires. Según las declaraciones actuales de los hijos de la víctima, puede suponerse que después de asesinar a Nora, Rohrer se fue de Córdoba.
La respuesta y lo que dice la causa
“Era amigo de Marcelo y no fui amante de Nora ni la maté”, dijo ayer Rohrer a Infobae, y añadió: “Me metieron en una lista de 20 hombres tildados de ‘amantes’ que ni siquiera la conocían. Todo fue un bochorno, ni respeto tuvieron por la víctima y su familia. Fue un culebrón espantoso”. Su abogado indicó a LA NACION que demandarán a la familia por difamación, por haberlo señalado como presunto autor del crimen.
En la elevación a juicio de la causa hay un apartado dedicado al Francés donde se indica, con el críptico lenguaje judicial: “Se diligenció prueba tendiente a acreditar el lugar donde se encontraba el señalado el fin de semana del hecho, diligenciándose un caudal importante de declaraciones testimoniales, solicitudes de informes a empresas de teléfonos, averiguado el lugar donde se hallaba el vehículo, no logrando, a través de ninguna prueba, vincular la presencia de Miguel Rohrer en la ciudad de Río Cuarto los días 24, 25 y 26 de noviembre de 2006”.
Después de señalar fojas del expediente con esas pruebas, en el dictamen se concluyó que “tal señalamiento resulta agotado negativamente”. Incluso se agregó el informe de Genética Forense acerca del “cotejo de ADN de Miguel Rohrer con la muestra de pelo identificada como Q-11 [hallado en el cuerpo de la víctima], el cual determinó que no es compatible con ninguno de los cotejados”, a lo que se agregó que se había comparado “con todas las evidencias recogidas en el lugar”, lo que “también concluyó con resultados negativos”.
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