El crimen de Nora Dalmasso: la interna peronista cordobesa y la vida íntima de la víctima, expuestos otra vez en el juicio
Deben declarar el exsecretario de Seguridad de De la Sota y quien era su asesor, Rafael Magnasco, al que el viudo señaló, hace 15 años, como amante de su esposa y sospechoso del homicidio; Macarrón pidió declarar de urgencia para desmentir al hermano del testigo, que ayer lo había complicado
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El crimen de Nora Raquel Dalmasso causó un terremoto en la política cordobesa. No solo por las repercusiones públicas de alcance nacional del caso, en el que la vida íntima y los asuntos privados de la víctima eran expuestos impúdicamente, sino porque, a poco de avanzar, la investigación salpicó, directa o indirectamente, a importantes funcionarios y personeros del gobierno peronista que, hace más de quince años, encabezaba en la provincia José Manuel de la Sota. Parte de esa interna política justicialista de la época comenzó a resonar, una vez más, en el juicio por el asesinato ocurrido en el country Villa Golf, de Río Cuarto, el último fin de semana de noviembre de 2006.
Dos semanas atrás, el hermano de la víctima, Juan Dalmasso, había cargado tintas contra Daniel Lacase, primer abogado de quien fue su cuñado, Marcelo Macarrón, que en este juicio es el único acusado, señalado por la fiscalía como el instigador del asesinato de su esposa. “Fue el primer oportunista que tuvo rédito político con el crimen de mi hermana”, dijo Dalmasso el 22 de marzo pasado ante el jurado popular que deberá dictar un veredicto por este caso.
Ayer, el que cargó contra Lacase, y contra el viudo, también, fue Justo César Magnasco, que no solo fue uno de los compañeros de viaje del viudo hacia Punta del Este, para participar del torneo de golf el mismo fin de semana del crimen, sino que es, además, hermano de Rafael Magnasco, que era asesor del secretario de Seguridad de la provincia y había sido rival del abogado de Macarrón en la interna menemista de fines de los 90 y principios de los 2000.
Justo Magnasco, además, es consuegro de Miguel “El Francés” Rohrer, el empresario al que Facundo y Valentina Macarrón, los hijos de la víctima, querrían ver sentado en el banquillo de los acusados, en lugar de su padre, algo que hicieron público ante la prensa y en el juicio. Y fue amigo del traumatólogo y de Nora Dalmasso, hasta que todo lo que se dijo tras el crimen los distanció definitivamente. Y lo que los enemistó, justamente, fue el hecho de que el viudo, hace 15 años, dijera que Rafael Magnasco era amante de Nora y, por lo tanto, sospechoso del crimen.
Ayer, al declarar como testigo, dijo que le había reprochado a Macarrón esa imputación, y que el viudo le respondió que “sus abogados le dijeron que debía decir eso”. En aquellos días, Lacase y dos amigas de la víctima -Rosario Márquez y Silvana Masoero- vincularon sentimentalmente a Nora Dalmasso con Rafael Magnasco.
La respuesta del acusado
Hoy, antes de que comiencen a declarar los testigos del día, Macarrón pidió su derecho a réplica. Aunque no para negar que había señalado a Rafael Magnasco, sino para desmentir a Justo Magnasco y a su exesposa, María del Carmen Garro, que también señaló, en su declaración de la víspera, que se había enemistado con el viudo porque había acusado sin ninguna prueba a su entonces cuñado. “‘Si es tu cuñado el que mató a Norita, nuestra amistad no tiene por qué desaparecer’. Eso me lo dijo frente a mi hijo Salvador. Desde ese día se acabó mi amistad con Marcelo”, dijo la mujer, que también cuestionó la actitud de Facundo y Valentina Macarrón: “Siempre me pareció raro que los chicos no pidieran justicia por su madre. Si a mí me mataran, estoy segura de que mis cuatro hijos pedirían justicia”.
El viudo consideró que todo eso fue demasiado. “Quiero ejercer mi defensa ante la gente que miente”, dijo Macarrón, según registró un periodista de la agencia de noticias Télam. Esencialmente, refutó que hubiese llevado a su abogado a Uruguay “de colado”, como dijo Magnasco, o como “compañía” durante “el fin de semana en que se ejecutaría el plan criminal en Río Cuarto, mientras él estaba en la ciudad de Punta del Este”, como postuló el fiscal de instrucción Luis Pizarro en su requerimiento de elevación a juicio del caso con el viudo como acusado de haber pagado para que mataran a su mujer. Y también negó haber tenido aquel diálogo con María del Carmen Garro en la planta alta de su casa, junto a la habitación matrimonial.
Hoy, Rafael Magnasco y quien fue su jefe en aquel tiempo, el exsecretario de Seguridad cordobés Oscar Alberto Bertea, se presentaron en los Tribunales de Río Cuarto para ser los testigos estelares de la jornada. “Sigo sosteniendo que esto fue armado para tapar algo. Esto lo hicieron para inculparme a mí y tapar al verdadero homicida que está sentado en ese banco”, dijo Rafael Magnasco en referencia al viudo.
La declaración de Bertea fue suspendida para mañana. Pero antes respondió “no le quepa duda” cuando el periodista del móvil de Buen Día Río Cuarto le preguntó si se había intentado desviar la investigación del crimen. Dijo que en esa presunta maniobra “Lacase tuvo participación” porque “era el vocero” del viudo, y consideró que “algún grado de responsabilidad tiene Macarrón”, en el hecho.
Así, no solo la intimidad de la víctima, sino los ecos de la interna peronista-menemista cordobesa, volverán a resonar en el juicio. Y toda esa tensa relación entre familias que eran íntimas hasta que el crimen dinamitó su amistad ocupa, otra vez, en centro de la escena en el juicio.
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