Caso Báez Sosa: la sentencia se leerá hoy a las 13 en Dolores
El Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores se expedirá sobre el caso; qué condenas podrían recibir los imputados y cuales fueron los principales argumentos de la defensa y la querella en las instancias previas del juicio
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La próxima instancia que queda en el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa es la lectura de la sentencia, que sucederá h a partir de las 13 horas. Ese día, los ocho acusados por el crimen, ocurrido el 18 de enero de 2020 en las inmediaciones del boliche Le Brique, en Villa Gesell, sabrán si son absueltos o condenados y, en este último caso, bajo qué calificación y cuánto tiempo de pena les corresponde.
En ese momento, los magistrados María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari, integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°1 de Dolores, serán los encargados de comunicar a las partes (compuestas por la fiscalía, los representantes del particular damnificado y la defensa de los imputados) qué resolvieron en base a la evidencia presentada durante las audiencias del proceso y condensada en los alegatos.
La lectura de lo que resuelva el tribunal colegiado será transmitida en vivo por el canal de YouTube de la Corte Suprema de la provincia de Buenos Aires. Además, desde la misma página se pueden ver otras instancias decisivas del juicio. En este caso, se debe seleccionar el apartado “Listas de reproducción” y elegir la que se titula “Juicio en la Causa Nº 629. TOC Nº 1 de Dolores”. Allí aparecen la audiencia de inicio del juicio y los alegatos de las partes.
Qué condenas podrían recibir los imputados por el homicidio de Fernando
En la primera jornada de alegatos, los fiscales Dávila y García, al igual que el equipo de abogados encabezado por los doctores Fernando Burlando y Fabián Améndola, pidieron la condena perpetua para los ocho acusados bajo el cargo de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”.
El término” alevosía” se refiere a una “circunstancia agravante consistente en ejecutar un delito contra las personas con medios o de modo que haya indefensión en la víctima y de ese modo se asegure la indefensión”, según recuerda el Diccionario Panhispánico de Educación Jurídica a cargo de la Real Academia Española. En este caso, se refiere a las aseveraciones esgrimidas por la querella de que los ocho imputados emboscaron a la víctima y, mediante golpes y su superioridad numérica, lo dejaron en una posición en la que no podía defenderse.
La figura del concurso premeditado está relacionada con la planificación del hecho por parte de los imputados que fue argumentada en los alegatos de la fiscalía y los abogados de Fernando Báez Sosa. Como establece el inciso 6 del artículo 80 del Código Penal de la Nación, es un agravante que, en caso de ser concedido por los magistrados, solo puede castigarse con la prisión perpetua.
El pedido de absolución para los ocho imputados fue realizado por el doctor Hugo Tomei en su alegato. Se basa en que, según su visión, “los hechos alegados [por la fiscalía y la querella ] no respetan el objeto de la requisitoria de elevación a juicio”, es decir que en las audiencias se plantearon acusaciones que no estaban esgrimidas en la primera instancia del proceso, cuando se decidió dar continuidad jurídica a las denuncias de la fiscalía y la familia Báez Sosa sobre los acusados. “Hay diferencias entre la requisitoria y lo alegado. Es una cuestión técnica: se prueba lo que se imputa y acá se imputó una cosa distinta a la que se alegó ayer”, dijo.
Por fuera de este pedido, también consideró que los agravantes planteados por la contraparte para condenar a sus defendidos a perpetua no se corresponden con los hechos. “Hubo una agresión de mis defendidos al grupo de Báez Sosa y ese hecho debe ser encuadrado como homicidio en riña u homicidio simple con dolo eventual. Y también corresponde analizar el homicidio preterintencional”, sostuvo.
Para dichos crímenes, según precisa el Código Penal, la condena posible es menor a las planteadas por la querella. En el caso del homicidio en riña (es decir en un contexto de pelea grupal donde no puede determinarse quien o quienes asestan los golpes mortales), la pena prevista es de 1 a 6 años de prisión.
El homicidio simple con dolo eventual significa que la persona acusada debió haber figurado al momento de la agresión que las acciones realizadas podía conducir a la muerte de la víctima, pero continuó de todas formas. Como recuerda el Sistema Argentino de Información Jurídica, “únicamente habrá dolo eventual si el autor acoge en su mente el resultado previsto, o sea que lo acepta, consiente o ratifica”.
Por último, el homicidio preterintecional “se concreta cuando el agresor actúa con la intención de causar un daño en el cuerpo o en la salud, con un medio idóneo para ello, pero finalmente le provoca la muerte”, como recoge el glosario del Código Penal Argentino del SAIJ, y su pena es “reclusión de tres a seis años; o prisión de uno a tres años”.
Tomei también señaló a la mediatización del caso como “un factor de presión” sobre los magistrados, a quienes dijo: “El proceso judicial se ha mediatizado y eso es extremadamente grave. No quisiera estar en los zapatos de ustedes [a los jueces] porque entiendo que cualquier decisión que sea contraria a la prisión perpetua la comunidad va a pensar en actos que no son propios”.
Los principales argumentos de la fiscalía y los abogados de los Báez Sosa
El juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa comenzó el 2 de enero. Durante las tres semanas de audiencias, los magistrados escucharon los testimonios de familiares y amigos de los involucrados, personas que presenciaron el asesinato, algunos de los imputados y los peritos de las partes. Todos dieron sus versiones sobre lo acontecido en la madrugada del 18 de enero de 2020.
El primer testimonio pautado fue el de Graciela Báez Sosa, la madre de Fernando, que contó ante la sala cómo son sus días -y los de su esposo, Silvino- desde el asesinato de su hijo: “Para mí fue ayer que recibí la peor noticia de mi vida, a veces pienso que es una pesadilla, que vendrá alguien y me dirá que no es verdad, pero no es así, Fernando está muerto. Soy una mujer acabada, sin vida, sin ganas de vivir. No sé de dónde saco las fuerzas. Extraños tanto esos abrazos. Este dolor es eterno. No lo voy a recuperar nunca. Era la alegría de mi vida”.
En el transcurso del proceso, pasaron por el estrado algunos de los amigos de la víctima que estuvieron junto a él la trágica madrugada. Lucas Filardi, que también fue atacado por la patota que se ensañó con Fernando, declaró ante el tribunal: “Fue un instante en el que vino gente gritando y le pegaron. Se cayó al piso, y ahí fueron patadas y piñas. No hubo acto de defensa. La primera piña fue dirigida a Fernando, fue muy fuerte a la cara, directo a la cara para desestabilizarlo. Fue repentina. Dije que paren y se ensañaron conmigo. El ataque fue dirigido a Fer. Además, señaló a Luciano Pertossi como quien lo agredió para evitar que pudiera ayudar a su amigo y detalló que Juan Bautista Besuzzo, (otro de los amigos de Báez Sosa), llegó a rogarles que pararan, pero en un momento ya no había nada que hacer”.
La participación de los acusados en el momento del crimen pudo ser corroborada en gran parte por registros fílmicos. Los abogados de la familia de la víctima, encabezados por los doctores Fernando Burlando y Fabián Améndola, presentaron una serie de videos en cámara lenta donde los imputados fueron individualizados y reconocidos por su vestimenta. Así se pudo ver a Ayrton Viollaz, Enzo Comelli, Luciano Pertossi, Blas Cinalli y Máximo Thomsen cerca de Fernando. De todas formas, esto no eximió a los otros acusados (Matías Benicelli, Ciro Pertossi y Lucas Pertossi) de que la querella pidiera para ellos la pena perpetua, ya que consideran que todos fueron parte de un plan para matar al joven: unos atacándolo y otros evitando que los presentes se acercaran a ayudarlo.
Dicha aseveración fue secundada por la fiscalía. “Los acusados atacaron a Fernando por sorpresa, a traición y al unísono con patadas y golpes de puño mientras estaba inconsciente y sin posibilidad de defenderse. También golpearon a algunos de sus amigos cuando estos se acercaban a defenderlo. Esto encuadra en homicidio doblemente agravado por alevosía y concurso premeditado por dos o más personas”, dijo Gustavo García, representante del Ministerio Público Fiscal.
Los principales argumentos de la defensa de los jóvenes de Zárate
La defensa de los ocho imputados, ejercida por el abogado zarateño Hugo Tomei -con asistencia de Emilia Pertossi, hermana de Ciro y Luciano y primo de Lucas- buscó desmontar la premeditación como un agravante, al señalar que se trató de una riña en la que no se pueden atribuir responsabilidades individuales. Para eso, buscaron derribar las conclusiones de las pericias realizadas sobre el cuerpo de Fernando Báez Sosa luego del crimen.
Jorge Rodolfo Velich, especialista en medicina legal y médico emergentólogo convocado por la defensa, comenzó su testimonio señalando que el escrito de la autopsia le causa “vergüenza ajena” como médico forense”.
“No tenemos un buen informe. Ni siquiera cuando se describen las lesiones craneales tenemos imágenes de las lesiones”, aseguró, al tiempo que señaló que la víctima “sufrió traumatismo de cráneo severo, que lo llevó a la pérdida de conocimiento”. En ese sentido, precisó: “No creo que haya muerto en el lugar, pero sí que estaba inconsciente. Si hubiese muerto en el lugar yo me pregunto, ¿para qué lo trasladaron?”.
Uno de los aspectos que generó más polémica sobre este testimonio fue cómo se refirieron a las maniobras de reanimación que dos personas le realizaron a Báez Sosa tras el ataque: “No fue la RCP la que mató a Fernando Báez Sosa, pero agravó la situación por la movilización [del cuerpo]. La presión excesiva en las maniobras puede causar lesiones en el abdomen y en el hígado”.
En este contexto, el defensor Tomei le consultó a Velich: “¿Un sangrado en el hígado puede causar la muerte?”, a lo que el perito respondió: “Puede causar la muerte o puede acelerar la muerte”.
Qué dijo el joven que fue absuelto por el crimen de Villa Gesell
Algunas de las revelaciones más íntimas sobre cómo se manejaba el grupo de los ocho imputados, los cuales compartían casa en Villa Gesell y se conocían de Zárate de donde son oriundos, vino de la mano de Juan Pedro Guarino, quien también pasó esas vacaciones con ellos y estaba en las inmediaciones del boliche Le Brique cuando ocurrió el ataque. Tanto Guarino como otro joven del grupo, llamado Alejo Milanesi, fueron absueltos porque las filmaciones no lo ubicaron al momento del hecho.
En su audiencia, Guarino se mostró distante del grupo con el que había viajado. Allí explicó que de las 10 personas que compartían casa en Villa Gesell, solo era amigo de Ciro y Luciano Pertossi. “Habíamos ido de vacaciones a pasarla bien. Ellos ya se habían peleado en otras ocasiones”.
Aunque está sobreseído en la causa, algunas imprecisiones y omisiones en su declaración llevaron a que desde la fiscalía anunciaran que, tanto él como Tomás Colazo (otro amigo de los imputados que no compartió casa con ellos pero estuvo en Le Brique esa noche) sean denunciados por falso testimonio. “Ellos mismo se ubicaron, cuando se les exhibieron los videos, parados detrás de un auto, pegados a la pared, mientras que a dos o tres metros de ellos se estaba produciendo el ataque”, dijo el fiscal Dávila en referencia a Colazo y Guarino.
A su vez, el funcionario sumó: “Inmutados quedaron. No se acordaron de nada de lo que pasó, por lo que no tengo dudas que estás personas por omisión mintieron, por lo que se va a solicitar que se inicie una causa por separado por falso testimonio”.
El testimonio de los acusados de asesinar a Fernando
Durante las audiencias, testificaron cinco de los ocho imputados: Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Lucas Pertossi, Luciano Pertossi y Blas Cinalli, quien -en diferentes momentos- pidieron la palabra.
Thomsen, uno de los más complicados debido a las evidencias y pericias que identifican sus golpes sobre Fernando, habló luego de que su madre, Rosalía Zárate, contara cómo desde de la detención de su hijo recibió un diagnóstico de cáncer, renunció a su trabajo como Secretaria de Obras Públicas en Zárate y redujo su exposición en público por la condena social.
Al escuchar esto, el joven lloró y se defendió al argumentar que llegó a la pelea donde murió Báez Sosa una vez que ya había empezado, y que además recibió una agresión previa, la cual no fue relatada por otros testigos del caso. “Miré al costado y vi un grupo grande de chicos como que se iban a enfrentar, cuando llego a la ronda de chicos siento un golpe en la cara”, dijo.
“¿Recordás a la persona caída?”, le preguntó el fiscal García en referencia a Fernando. “Hoy en día, por todo lo que deduje, es la víctima”, contestó él. “¿Qué hizo usted?”, quisieron saber en la sala, a lo que respondió: “Cuando entré en la ronda recibí el golpe, pegué una patada o dos, no sé a quién ni cómo”.
Luego, vino la repregunta: “¿Le pegó patadas a esa persona que está en el suelo?”. Sobre esto en particular, Thomsen declaró: “No sé. No recuerdo. Me acuerdo que entré [en la ronda] pegando. Entré en shock por todo lo que había pasado”.
Después de los alegatos de las partes, los magistrados escucharon las últimas palabras de los imputados antes de debatir la sentencia. En esta oportunidad, los ocho tomaron la palabra para, brevemente, dejar asentada su posición de cara al veredicto.
Enzo Comelli, uno de los acusados que eligió no declarar y al que las pericias sindican como quien le pegó la primera trompada a Báez Sosa, manifestó: “Sinceramente, quiero dar mis disculpas a la familia de Fernando y también quiero pedir disculpas a mi familia y a todas las personas que fueron afectadas lamentablemente por este hecho aberrante que falleció una persona de nuestra misma edad que, al igual que nosotros, tenía la vida por delante. Quiero dar mis sinceras disculpas a todos, a todos los involucrados que no solo fueron nuestras familias y la familia de Fernando, sino cada una de las personas que dieron testimonio y pasaron este calvario”.
Las palabras de los acusados no conmovieron a la familia de la víctima. Graciela Báez Sosa dijo que le fueron “indiferentes” los pedidos de disculpas de los ocho imputados, y le habló a los jueces que decidirán la sentencia: “Solo pido justicia, porque la única víctima se llama Fernando José Báez Sosa, asesinado de la peor manera. Le destruyeron el cuerpo, le patearon la cabeza sin piedad”. Desde antes de que comenzara el juicio, los padres declararon a los medios que, para ellos, justicia significa que sean condenados a cadena perpetua.
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