Toma de rehén en Caseros: el secuestrador se resistió cuando irrumpió la policía y fue abatido
El agresor mantuvo cautivo a su allegado durante más de 10 horas; la Policía irrumpió en la vivienda en medio de fuertes estruendos y luego de que el atacante disparara más de 300 tiros durante la noche; hay tres policías heridos, uno de ellos grave, por el enfrentamiento
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La toma de rehén en Caseros tuvo un desenlace dramático y mortal: el grupo táctico de la policía bonaerense irrumpió en la vivienda donde un hombre fuertemente armado y fuera de sí se atrincheró durante más de diez horas y lo abatió de dos tiros en el pecho. Una vez controlada la situación comprobaron que el cautivo, como temían, ya estaba muerto, de un balazo cerca del corazón. La Unidad Criminalística Móvil certificó que llevaba entre seis y ocho horas sin vida. El asalto del grupo Halcón, según confirmó LA NACION, terminó con cuatro efectivos heridos, dos de los cuales quedaron internados.
Desde la madrugada, el grupo Halcón había rodeado la zona y los investigadores ya dudaban del estado de salud de la víctima porque no tenían señales de vida de la misma. Eso se comprobó cuando culminó el asalto táctico.
“Ya lleva más de 300 tiros”, dijo a media mañana el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, ante los medios de prensa que se habían congregado en el lugar del operativo. Según el funcionario, que estaba en el lugar del hecho, “es impresionante la cantidad de municiones; son detonaciones de alto calibre”. Luego se sabría que disparó con una escopeta Ithaca calibre 12/70 y una pistola calibre 9 milímetros.
Pasadas las 16, los cuerpos exánimes de Alejandro Darío Maldonado, de 42 años, y de su amigo de siempre y rehén durante sus últimas horas de vida, José Cáceres, de 47, seguían dentro del PH situado en Tres de Febrero 3964, de Caseros. Efectivos de investigaciones y de criminalística de la Gendarmería trabajaban en la escena del crimen. Fueron convocados para darle transparencia a la pesquisa, dado que en el enfrentamiento letal participaron efectivos de la policía bonaerense.
Poco antes de la irrupción, Berni ya había puesto en duda el estado de salud del rehén: “No creemos que esté en buen estado el acompañante”. “No escuchamos ningún tipo de señal de que esté vivo”, agregó el funcionario después, en diálogo con radio La Red. Alrededor de las 10 se confirmaría esa presunción: el Cáceres había fallecido ocho horas antes, según determinó la autopsia.
El episodio había comenzado ayer a las 23.30, cuando un fuerte altercado durante una cena llevaron a Alejandro Maldonado a atrincherarse en su casa, con su amigo de toda la vida como rehén.
Según surge de las primeras versiones recabadas por los investigadores, una discusión llevó a Maldonado a tomar del cuello a Paula, su pareja, empleada de la fiscalía general de San Martín. Cáceres, que estaba con su esposa como invitados a la cena, logró ayudarla y salió de la casa con las dos mujeres y con un menor. Casi de inmediato reingresó para intentar calmar a su amigo y hacerlo entrar en razones. Terminó como rehén y ya no saldría con vida del PH.
Temprano, Berni calificó la situación como “de altísimo riesgo” y remarcó sobre el secuestrador sus “alteraciones mentales bastante importantes, incluso un delirio de que se ha preparado para la Tercera Guerra Mundial, con chalecos antibalas y máscara antigás”.
“Cuando quiere grita, cuando quiere habla. Está totalmente enajenado”, había agregado más temprano.
Sus propios familiares y amigos dijeron que era un hombre violento y que era adicto a la cocaína. Uno de los hermanos de Maldonado, Alberto, afirmó que estaba “enfermo” por ese consumo problemático de drogas y que necesitaba de tratamiento al respecto porque ya había entrado en una fase en la que tenía alucinaciones.
A pesar de esa condición, Maldonado tenía acceso directo a armas dentro de su casa. Según pudo saber LA NACION, era legítimo usuario de armas de fuego y tenía sus permisos vigentes desde junio de 2017, para lo cual debió presentar un certificado de aptitud psicológica, condición que debía revalidar en junio del año próximo.
Problemas familiares
Maldonado había protagonizado varios episodios con amenazas y agresiones contra miembros de su propio entorno familiar, según pudo reconstruir este diario. De los registros de antecedentes surge que tuvo cinco causas, la primera por resistencia a la autoridad, en 2002, y la última por lesiones leves contra su hermano en 2019, que concluyó ese mismo año con una probation por el término de un año y medio, confirmaron a LA NACION fuentes oficiales.
Allegados confiaron que Maldonado tenía problemas con sus hermanos por una disputa por una sucesión, que agravaron una mala relación de larga data. Una de las hermanas del agresor dijo que lo habían denunciado en reiteradas oportunidades, pero que su pareja —con la que tenía una hija de cinco años— habría logrado “cajonear” las presentaciones gracias a su posición como empleada del Ministerio Público en San Martín, por lo que incluso había sido sancionada.
“Tengo millones de denuncias de perimetrales, él quiso acuchillar a mi hermano mayor, mis papás sufrían violencia por él, nosotros lo quisimos ayudar y ella lo protegía, la mujer es tan culpable como Alejandro. Él está enfermo, pero ella no”, contó por la mañana al canal Crónica Mariana Maldonado, hermana del secuestrador, una hora antes de que se produzca el trágico desenlace.
Miedo en el barrio por los disparos
Desde que anoche se inició el hecho, los vecinos de la zona de Villa Pineral, donde ocurrió el episodio, dijeron haber escuchado más de 150 disparos en los alrededores. Según las primeras versiones, Maldonado contaba con al menos una escopeta y una pistola, que usó mientras se mantenía atrincherado con su amigo como rehén. Por el incidente, los efectivos de Gendarmería ordenaron a los habitantes de viviendas de la manzana que abandonen sus hogares.
“Nos pidieron que evacuáramos ayer antes de la medianoche porque había una toma de rehenes y corrían peligro las vidas”, contó una vecina a los medios presentes. “Toda la noche estuvimos en la calle y los disparos fueron continuos. Era imposible contarlos. No paró nunca durante toda la noche”, agregó la mujer.
El director de Seguridad del municipio, Juan Marchese, indicó que habían tomado conocimiento de la situación a última hora de ayer, cuando el centro de monitoreo municipal comenzó a recibir varias comunicaciones de vecinos preocupados por el incidente.
Tras la llegada al lugar del fiscal de Instrucción N°3 de San Martín, Carlos Insaurralde, que ordenó el ingreso policial a la vivienda donde ocurría el atrincheramiento, los efectivos del grupo táctico Halcón irrumpieron en la propiedad luego de romper una pared y atravesar las llamas de un incendio generado por el propio Maldonado, según explicó Berni. El ministro confió que uno de los oficiales del grupo especial, que tuvo al secuestrado “cara a cara”, lo vio resistirse a los tiros con un arma en cada mano.
En esas circunstancias, el agresor fue abatido y el amigo fue hallado muerto, explicó Sergio Berni. El asalto táctico terminó, como se dijo, con cuatro policías heridos: el oficial inspector Marcelo Leonardo Ponce, con un tiro en la zona inguinal derecha, y el teniente primero Ricardo Abel Abeldaño, con un impacto de bala en la zona costal derecha, terminaron internados en el hospital Carrillo; en tanto, el oficial Gabriel Lescano y el teniente primero Alberto Tomás Medina sufrieron heridas leves y solo requirieron atención médica en el lugar de los hechos.
Tras el desenlace, y ante el movimiento de móviles policiales, uniformados fuertemente pertrechados y cámaras de TV, en el lugar se congregaron familiares tanto del agresor como del amigo, quienes lloraban juntos y se abrazaban.
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