De sus errores aprendió. Y tener una nueva oportunidad lo hace sentirse feliz, contento. Está convencido de que solo volvería a una cárcel para dar un consejo: "Se puede estar bien sin salir a robar", les diría a otros jóvenes que, como él, deben cumplir una condena por haber protagonizado un delito. Mirko Galarza, de 24 años, fue declarado culpable por un robo agravado por el uso de arma de fuego y le dieron seis años y cuatro meses de prisión. Ya cumplió más de la mitad. Desde hace unos diez meses goza del beneficio del arresto domiciliario y, como en el lugar donde vive, en Melchor Romero, La Plata, funciona un taller de chapa y pintura, comenzó a trabajar, después de haber aprendido el oficio en los talleres del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).
"Tenía noción de lo que era trabajar en chapa y pintura. Pero en la cárcel hice cursos y me capacité", dijo a LA NACION Galarza, después de una jornada de trabajo en el taller Chaco, donde vive y trabaja. Aprendió el oficio de compañeros de prisión y, después, quedó a cargo del taller de chapa y pintura de la Unidad 18 en Gorina, La Plata.
"Tuve mucha ayuda en las unidades para aprender el oficio", sostuvo Galarza, agradecido de los que le enseñaron los secretos que ahora lleva a la práctica.
En los cuatro años que estuvo preso pasó por la Alcaidía Departamental Roberto Pettinato; la Unidad 28, de Magdalena; la U1, de Lisandro Olmos, y la Unidad 18, de Gorina.
Está en uno aprender y dar lo mejor para salir adelante. Nadie te obliga a agarrar un 'fierro' [arma] para salir a robar
En el penal de Gorina, según informó el SPB, Galarza fue protagonista de proyectos solidarios junto a sus compañeros de pabellón, en los que fabricaron prendas de vestir para personas necesitadas, entre otras actividades.
"Recordé las donaciones que hacíamos desde la cárcel y empecé a buscar por Facebook al coordinador de Formación Técnica y Oficios de la Unidad 18 de Gorina, Víctor Orsi. Cuando lo encontré, le avisé que, junto a mis jefes, a quienes estoy profundamente agradecido, habíamos conseguido mucha ropa para regalar", explicó Galarza en un comunicado de prensa del SPB.
Orsi reconoció que se sorprendió al recibir el mensaje de Mirko. "Gracias al apoyo de la jefatura de la dependencia carcelaria, a cargo de Germán Ahumada Lurbe, se dispuso que el pabellón 3 lavara y acondicionara las prendas que habían recolectado en el taller donde trabaja Galarza. La indumentaria y el calzado se entregarán a 80 familias que concurren diariamente a retirar el almuerzo y la cena en el comedor Esperanza, de Los Hornos", explicó el coordinador penitenciario.
La iniciativa cuenta con el apoyo y el impulso del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos bonaerense y de la Dirección General de Asistencia y Tratamiento del SPB.
Ahora, con el dinero que gana en el taller, Galarza compra muebles, ropa y electrodomésticos. "Me estoy equipando para poder alquilar una casa cuando la Justicia me dé la libertad asistida o condicional", dijo.
El joven está a disposición del Juzgado de Ejecución Penal N°2 de La Plata y trabaja de lunes a sábados de 9 a 13 y de 15 a 19. A veces, la jornada laboral se extiende hasta las 21.
"La mayoría de los pibes que están con pulsera o tobillera electrónica se la cortan y salen a robar. Yo no, quiero cambiar, quiero disfrutar de la vida," sostuvo el joven, padre de un niña que hace pocos días cumplió seis años. Con el dinero que gana con su trabajo pudo comprarle un regalo y se lo mandó a través de la joven con la que empezó una relación.
Galarza sueña con la libertad definitiva y con tener, en un futuro, un taller mecánico propio. Quiere una nueva vida, lejos de los robos y de las cárceles.
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