Bracamonte: crimen y amenazas. Pintadas en el Concejo de Rosario firmadas por el “Comando Bocacha Montoneros” y el “Comando Pillín”
Las intimidaciones fueron escritas con marcador indeleble por un hombre que actuó a cara descubierta; “les queda poco”, “con la mafia no se jode” y “cuídense, cobanis”, son algunos de los mensajes que rubricó
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Pocas semanas antes de que cinco tiros a quemarropa segaran su vida, Andrés Bracamonte, líder histórico de la barrabrava de Central, le dijo en un café a Germán de los Santos, periodista de LA NACION, que si lo mataban “la ciudad se incendia”. A Pillín lo asesinaron el sábado a la noche, y el lunes a última hora su cadáver fue trasladado desde el Instituto Médico Legal hasta el cementerio El Prado, de la vecina localidad de Pérez. No hubo procesión ni desmanes, aunque se implementó un fuerte refuerzo de seguridad en lugares clave y rige un tácito armisticio. Sin embargo, comenzaron a aparecer algunas manifestaciones.
Por ejemplo, en el palacio del Concejo Municipal de Rosario, donde una pintada en una puerta advierte: “Les queda poco”. no hay destinatarios, aunque la alusión al asesinato de Bracamonte y de su histórico ladero, Daniel “Rana” Attardo, es evidente. Lo curioso son las firmas debajo de la amenazas, mezcla de apodos y nombres de víctimas de violencia institucional y referencias a la lucha armada de los años 70: “Comando Bocacha Montoneros”, “Comando M. Ángeles París”, “Comando Pillín”, junto a iconografía de la izquierda revolucionaria, como FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) o PTR-ERP.
“Bocacha” era Carlos Orellano, el joven que murió ahogado en el río Paraná, al que fue obligado a arrojarse por patovicas que lo habían echado del boliche Mr. King. María de los Ángeles París era una docente y bibliotecaria que murió en extrañas circunstancias en la comisaría 10a. adonde había ido a hacer una denuncia y terminó esposada y torturada. “Pillín” fue durante las últimas tres décadas sinónimo del control de las tribunas en el Gigante de Arroyito.
El remate del mensaje pintado con un marcador indeleble por un solitario emisario, que actuó a cara descubierta en plena madrugada, fue una cita a la firma que, meses atrás, aparecía en las balaceras a edificios de organismos públicos: “Con la mafia no se jode”, rúbrica atribuida a las bandas que dominaban la geografía del crimen en Rosario.
En otra de las puertas aparecían mensajes cortos: uno de ellos decía “cuídense, cobanis”, obvia referencia a la policía; otro, a medio hacer, mencionaba a Los Monos, el principal clan narcocriminal de la Ciudad, con el que Pillín Bracamonte tenía una estrecha vinculación que, eventualmente, y con los Cantero presos en distintos penales federales y provinciales, habría comenzado a flaquear.
La presidenta del Concejo Municipal, María Eugenia Scmuck, dijo a El Ciudadano que “los registros de las cámaras de seguridad muestran a una persona que se acerca desde la plaza que está enfrente del Palacio Vasallo, por la calle 1 de Mayo, deja un bolso, saca un fibrón y comienza a escribir en la puerta ‘a la vista de todos’ los que en ese momento estaban cerca”. Se refería a los trabajadores que se encontraban desmontado puestos callejeros instalados en las cercanías del edificio por la Fiesta de las Colectividades.
“Se le ve perfectamente la cara, calculo que va a llevar poco tiempo descubrir quién es”, evaluó la legisladora local. La Fiscalía y la Policía de Investigaciones (PDI) ya analizan las imágenes.
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