Botellazo contra Milei: el detenido aseguró que no quiso atentar contra el Presidente y contó que tiene problemas de adicciones
Gastón Ariel Mercanzini fue indagado esta tarde y explicó que “no dimensionó” lo que podía suceder y que la botella que arrojó la encontró en la calle
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El hombre que fue detenido ayer frente a un canal de televisión luego de que el domingo pasado le arrojó un botellazo a la comitiva que trasladaba al presidente Javier Milei desde el Congreso Nacional a la Casa Rosada por Avenida de Mayo, declaró hoy ante la justicia. Allí se victimizó, dijo que no quiso “lastimar” al mandatario, se disculpó con él, con su hermana Karina, el custodio herido y su familia. Además, justificó su accionar en problemas de adicción y un abuso que sufrió en la infancia.
Después de que le leyeran la imputación y las pruebas en su contra, Gastón Ariel Mercanzini (51), rápido afirmó: “Voy a contestar”. Lo primero que hizo fue un detallado repaso de su vida, sus adicciones y el abuso sexual del que fue víctima cuando tenía diez años, y cerró con la afirmación de que no quiso atentar contra el presidente Javier Milei.
“Quiero pedirle disculpas al Presidente y a su hermana. No quise lastimar a nadie, no tuve ninguna intención de hacerlo. Yo no tengo militancia política, las fotos que aparecieron en los medios con dirigentes políticos me las saqué de cholulo, ni me conocen ellos a mí”, dijo el acusado en el marco de su declaración indagatoria.
Mercanzini agregó: “Estaba borracho, no sé qué se me cruzó por la cabeza. Estaba dolido al escuchar que para el presidente electo el plan de convertibilidad era bueno, me afectó mucho eso. Escuchar en la Plaza (de Mayo) que la gente aplaudía que estamos mal, pero que la vamos a pasar peor, que los Falcón verdes van a volver”.
Sobre el momento del botellazo, respondió: “Yo no veía donde estaba el auto, solo los gorritos de los granaderos. Agarré y tiré esa botella sin ver si le pegaba a alguien o donde estaba específicamente el Presidente, la tiré para esa zona. Me arrepiento, nunca hice una cosa así, no quise atentar contra el Presidente, todo indica que sí. Si lo hubiera querido hacer me ponía gorra y barbijo. No medí las consecuencias. Tengo bronca por todo lo que pasa”.
Así, Mercanzini contó su versión de lo sucedido el día en que Milei juró como jefe de Estado y se dirigía a la Casa Rosada desde el Congreso de la Nación. Él arrojó una botella de vidrio contra la caravana oficial e hirió al subcomisario de la Policía Federal Guillermo Armentano, integrante de la custodia presidencial.
El informe médico-legal de la Policía Federal concluyó que “se trataba de una herida de un centímetro de largo, con edema de la zona, de una data evolutiva superior a las 24 horas, con mecanismo productivo de roce, golpe o choque con o contra superficie o cuerpo duro, que curará salvo complicaciones en menos de 30 días”, según el expediente judicial.
“No apruebo lo que hice, le pido mil disculpas al oficial que lastimé y a todos sus familiares que vieron ese episodio por televisión. No quise lastimar a nadie. Al otro día me di cuenta lo que pasó”, afirmó al ser indagado está tarde por el juez federal Ariel Lijo y el fiscal federal Carlos Rivolo.
Asistido por el defensor oficial Juan Martín Hermida, Mercanzini contó que después de tirar el botellazo discutió con otras personas que habían visto la agresión, que como no estaba claro lo que pasó, la policía lo retuvo y lo soltó.
“La botella la agarré del piso, era una botella de Corona, porrón chico que yo no tomé, yo había tomado latas. Insisto, sin darme cuenta de la gravedad de lo ocurrido, seguí como si nada”, continuó.
Y agregó: “Hice unos metros más y personas que me vieron me empezaron a increpar y me alcanzaron y me pegan, me pegan y caigo al piso, me pegan patadas y ahí me dan un palazo en la cabeza, me roban la mochila y ensangrentado me ayudaron a pararme, esto fue después de que la policía me largó, de ahí me fui al hospital”.
El acusado relató que allí lo “cosieron”, tras lo cual, durmió “en Once, en la calle” y que al día siguiente, a las “tres de la tarde” se cruzó con una persona que le dijo: “¿Qué haces con esa camisa? Te anda buscando todo el mundo”.
“Ese día a la mañana fui a un lugar para iniciar los trámites de la ciudadanía porteña. Después me fui caminando desde la plaza cerca del Congreso hasta Plaza de Mayo, como si nada hubiera pasado”, siguió.
En ese punto, contó que tenía sus redes sociales abiertas y trató de empezar a cerrarlas, que luego consiguió donde bañarse y que no se cambió la ropa porque se la habían robado.
“Cuando vi en Crónica que me buscaba Interpol dije `al otro día me entrego`. Mi abogado oficial de Entre Ríos me dijo que me entregue”, sostuvo el hombre, quien remarcó: “Lo único que quiero es pedir disculpas por lo que hice y donde esté detenido voy a pedir asistencia psicológica”.
En su declaración también contó que es una persona en situación de calle, que en 2007 llegó a ser funcionario de Cultura en Concepción del Uruguay, Entre Ríos; que, a su vez, su exmujer lo denunció por violencia de género, lo condenaron y que por ello no puede tomar contacto con sus dos primeras hijas, mientras que tuvo una tercera que falleció.
“Como manifesté, soy un recuperado de adicciones, cuando tenía diez años fui abusado sexualmente y me anestesié con alcohol y drogas durante años. A los trece años comencé con alcohol, después conocí la marihuana y finalmente la cocaína a la que soy adicto hace treinta años”, narró.
Mercanzini fue detenido ayer cuando se presentó en la sede del canal de televisión Crónica. Al tomar conocimiento de que estaba en la zona, efectivos de la Policía de la Ciudad lo interceptaron alrededor de las 10.45 en la puerta del canal, sobre avenida Juan de Garay 140, en el barrio porteño de San Telmo.
El hombre, quien vestía la misma ropa con la que el domingo quedó filmado -jean y camisa manga corta a cuadros-, llegó a decirle a la producción del canal de noticias que su intención era pedir “perdón” por lo que había hecho y que ese día estaba alcoholizado.
Las fuentes indicaron que, al ver al personal policial, el imputado en ningún momento opuso resistencia y entregó su documento para ser identificado.
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