Billetes manchados con sangre. Uno de los jefes de los clanes narco más peligrosos sumó otra condena por lavado de dinero
Esteban Alvarado es uno de los presos que está bajo un riguroso régimen de aislamiento en el penal de Ezeiza
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ROSARIO.-Esteban Lindor Alvarado fue condenado a cinco años de prisión por lavado de activos provenientes del narcotráfico. La condena es importante no tanto por la pena impuesta, sino por el impacto económico que tiene para este criminal que está preso actualmente en el penal de Ezeiza, bajo un régimen especial de aislamiento.
Alvarado es uno de los jefes criminales más poderosos de Rosario, y fue quien usó una violencia extrema durante la última década para sostener su crecimiento económico, que no tuvo límites. La sospecha de los propios investigadores es que gran parte de la fortuna que acumuló Alvarado no figura en las causas que lo investigaron. Carlos Argüelles, testigo que fue asesinado por orden de su examigo Alvarado, contó en su declaración en la justicia provincial que enterraron varios millones de dólares con el jefe narco.
Por pedido del fiscal Federico Reynares Solari, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2 de Rosario, integrado por Elena Dilario, Eduardo Rodrigues da Cruz y Román Lanzón impusieron el pago de una multa de 62.202.000 pesos, y el decomiso de los bienes que no habían sido afectados en el juicio que Alvarado enfrentó en el Ministerio Público de la Acusación, cuando fue condenado a perpetua en 2022.
Según explicó el fiscal Reynares Solari, Alvarado y su contador Gabriel Mizzau, que no fue juzgado en esta etapa, pero que está bajo investigación, crearon empresas, como Toia y Sagrado Corazón de María para hacer inversiones y mover el dinero. A nombre de su exesposa Rosa Capuano, que firmó un juicio abreviado y fue condenada a tres años de prisión, también figuran otras firmas de transporte, como Logística Santino SRL, Edra SRL, Transporte Benegas y San Ignacio Automotores.
El tribunal ordenó el decomiso de dos camionetas Toyota Hilux, dos camiones, Sevel 150N y Scania R360, y dos chatas Saveiro 1.6 GP y una Ecosport Titanium. Este remanente de bienes era el que no había entrado en el juicio contra Alvarado en el fuero provincial
En mayo pasado, el gobierno de Santa Fe tomó posesión de los bienes decomisados a Alvarado en el juicio que protagonizaron los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, en la causa en la que se condenó a Alvarado por montar una organización criminal que asesinó al exprestamista Lucio Maldonado.
Cuando el gobierno provincial se hizo cargo de lo decomisado se llevaron varias sorpresas. En la estancia Los Muchachos, ubicada cerca de la localidad de Piñero, a unos 25 kilómetros de Rosario, encontraron una sala de tortura, perros pitbull y caballos de carrera.
Los agentes de la Policía de Investigaciones (PDI) se sorprendieron cuando en una habitación encontraron una cama de metal y cables que salían de una conexión eléctrica. En ese campo fue donde Alvarado mató y torturó con su gente a Maldonado en noviembre de 2018. No es el único rastro que queda en esa casa. También los policías hallaron caballos de carrera y media docena de perros raza pitbull.
La caída de este criminal se produjo a partir de que en un allanamiento que se hizo en ese campo, en 2019, se encontró documentación relevante que indicaba que varios jefes policiales vivían en inmuebles del narco más importante de Rosario.
En un departamento de lujo en Condominios del Alto, muy cerca de la ribera del Paraná, vivía el jefe de Inteligencia de la Policía de Investigaciones Javier Makhat. Los fiscales Schiappa Pietra y Edery ordenaron allanar ese piso exclusivo y se encontraron, cuando los policías golpearon la puerta, con que allí vivía su jefe.
La investigación contra Alvarado desnudó la intensa corrupción y connivencia policial, que daba protección a este narcotraficante, que acumuló una fortuna con el narcotráfico. Ese juicio también dejó al descubierto las sospechas de que en la Justicia Federal se había omitido investigar a Alvarado durante años, como ocurrió con el caso del juez Marcelo Bailaque, que actualmente está siendo sometido a una investigación en el Consejo de la Magistratura de la Nación.
En el juicio por lavado de activos que terminó esta semana en el fuero federal reapareció la sombra del contador de Alvarado y su esposa Gabriel Mizzau, protagonista de un escándalo hace unos meses, cuando el diario LA NACION reveló que su hijo trabajaba en el juzgado de Bailaque en momentos en que el magistrado investigaba al narco. Además, Mizzau no solo le llevaba las cuentas a Alvarado, como quedó demostrado en el juicio en el que se exhibieron los balances donde figura la firma de Mizzau, sino que también era el contador personal del juez Bailaque.
En el juicio se vivieron dos momentos extraños y llamativos: la exesposa de Alvarado propuso como testigo a Mizzau. Como Capuano firmó un juicio abreviado no hubo necesidad de que el contador declarara. Hubiese sido un momento complejo si alguien le preguntaba si también era el contador del juez federal Bailaque. La otra particularidad es que la defensa de Alvarado la llevó adelante el abogado Claudio Tavella, que fue condenado por ser parte de la organización.
Este letrado fue condenado en 2020 en un juicio abreviado a tres años de prisión. Tavella admitió que era parte de la organización narcocriminal. Tuvo que pagar una multa de 44.000.000 de pesos por haber cometido ilícitos en el marco del desempeño de su función profesional en favor de Alvarado.
Tavella atravesó los límites profesionales y se transformó en un miembro de la banda. El letrado admitió haber comprado un campo en Coronel Bogado el 20 de agosto de 2014, a través Ricardo Covella, un testaferro. El campo de diez hectáreas fue vendido por un valor mucho más bajo al tratarse de una simulación. En su momento, el Colegio de Abogados suspendió la matrícula de manera momentánea. Y ahora volvió al ejercicio de la profesión.
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