Aumentaron el nivel de alerta de seguridad tras la detención de una pareja de origen iraní
Aún no se sabe quiénes son ni a qué vinieron al país; suspenden al agente de Migraciones que los dejó entrar a pesar de que presentaron pasaportes robados y falsificados
La inexplicable falla de un operador de Migraciones que permitió la entrada al país de una pareja que dice ser iraní, pero que usaba los pasaportes robados a un matrimonio israelí, a los que les pusieron sus fotos, encendió las alarmas en el Gobierno por el contexto geográfico y temporal en el que se produjo la situación: justo horas antes de que se conmemore en la Capital el 27° aniversario del primer gran atentado del terrorismo internacional en la Argentina: el ataque explosivo a la embajada de Israel , que en el final del verano de 1992 dejó un saldo de 29 muertos y decenas de heridos.
En un contexto de febril intercambio de información con agencias de investigación y de inteligencia internacionales, las autoridades nacionales decidieron aumentar el nivel de alerta de seguridad, lo que involucra la puesta en marcha de un comando unificado, con más fuerzas y con equipos especiales abocados a reforzar la prevención en puntos específicos, sobre todo, en las inmediaciones de Arroyo y Suipacha, donde se realizará el acto central para conmemorar el atentado a la sede diplomática hebrea .
Mientras, la investigación por la detección y detención de la pareja continúa. No solo para establecer si fue solo un error garrafal o si hay algo más detrás de la decisión del agente de Migraciones que les permitió a los sospechosos entrar al país a pesar de que el sistema informático conectado con Interpol le avisó que le mostraban pasaportes robados.
También se busca determinar la verdadera identidad de los detenidos -que parecen casi fantasmas, ya que sus huellas dactilares no encuentran coincidencia en ninguna base de datos- y, sobre todo, las reales intenciones de su visita a Buenos Aires justo en este momento, un misterio, por ahora, inextricable, dado que los rostros de los sospechosos tampoco aparecieron aún en los listados de presuntos terroristas.
Según confirmaron a LA NACION calificadas fuentes de la investigación, Sajjad Naserani, que dijo ser fotógrafo y tener 27 años, y Mahsoreh Sabzali, de 30, supuestamente ingeniera y arquitecta, presentaron en uno de los puestos migratorios, el 12 de este mes, sendos pasaportes a nombre de Netanel Toledano y Rivka Toledano, ambos israelíes.
Al operador de Migraciones el sistema le alertó instantáneamente que esos pasaportes habían sido denunciados en Jerusalén como robados; eran originales, pero habían sido adulterados con datos falsos.
Aunque eso bastaba para disponer que la pareja fuera demorada y quedara a disposición de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), el operador les permitió el ingreso al país. Luego argumentó que el sistema migratorio, a través de las huellas dactilares, no arrojó que los sospechosos visitantes tuvieran antecedentes o restricciones para entrar en la Argentina.
La pareja se subió a un taxi en Ezeiza y enfiló hacia el centro porteño. Comenzaron su derrotero por la Capital -en el que, según calificadas fuentes del Gobierno, no habrían realizado actividades sospechosas- sin que nadie los molestara gracias al "apagón" de información motivado por la ausencia de aviso.
Recién se hizo la denuncia a la Justicia el jueves 14, luego de las corroboraciones hechas por Interpol Jerusalén. Desde entonces, 80 brigadas de la Policía Federal se lanzaron a buscar a los sospechosos, que pasaron por tres hoteles (en uno estuvieron 12 horas; en otro, 24) hasta que llegaron al apart hotelde Lavalle al 3000, en la zona del Abasto, donde agentes del Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista (DUIA) los detuvo el viernes a la noche.
La falta de acción del agente de Migraciones derivó en un allanamiento en su casa. Fuentes del caso dijeron a LA NACION que en el lugar no se encontró ningún indicio que lo vinculara con los iraníes o con cualquier situación relativa al terrorismo.
La Dirección Nacional de Migraciones, en tanto, resolvió que a los inspectores que "no detectaron el error" en la entrada de los iraníes se les retiren los sellos; fueron suspendidos y se les abrió un sumario.
La aparición de los pasaportes robados también fue advertida por Interpol, ya que el sistema I24-7 lo reportó en cuanto ocurrió. Pese a eso, aquel agente no lo denunció.
Por ahora no se sabe ni quiénes son realmente ni a qué vinieron quienes dicen llamarse Naserani y Sabzali. Fuentes investigativas arriesgaron que podrían ser "exploradores", es decir, eventuales agentes de inteligencia en plan de relevamiento para una acción ulterior. Como se dijo, sus huellas dactilares no arrojaron resultados en ninguna base de datos de los sistemas internacionales en materia de seguridad y terrorismo.
Tampoco se pudo comprobar que, como pudieron explicar en un inglés "bastante básico", hayan escapado de Irán hacia Turquía, de allí a Grecia (de donde los expulsaron por haber entrado ilegalmente) y luego, a España, donde -según su relato- compraron cuatro pasaportes a los que les insertaron sus fotos y números diversos. Usaron dos para salir de España y otros dos para entrar aquí. Usaban una tarjeta Visa prepaga emitida por un banco de Tailandia a nombre de Toledano.
Dijeron que tenían guardadas en "la nube" copias de sus verdaderos pasaportes; no obstante, no accedieron a dar la clave del iPhone para desbloquearlo y acceder a la información. Tenían también un teléfono Huawei con un chip local, aunque sin información relevante. Además dijeron tener el contacto de un abogado argentino, aunque por ahora no dieron su nombre. Lucen tranquilos, como si escondieran algo.