"Así limpiamos la pared cuando matamos a uno", las amenazas de policías secuestradores a sus víctimas
Después de los golpes, una de las paredes de la oficina se manchó de sangre. Entonces, el uniformado al que sus compañeros llamaban jefe, limpió la cerámica y espetó: "Así limpiamos la pared cuanto matamos a uno". La frase, según un expediente judicial, fue dicha por el subcomisario de la policía bonaerense Héctor García, funcionario que fue procesado, junto con un grupo de subordinados, por el delito de secuestro extorsivo. Los destinatarios de las amenazantes palabras fueron algunas de sus víctimas.
Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales. Las víctimas de los secuestros extorsivos de la banda del subcomisario García y un grupo de compañeros que cumplían funciones en el destacamento José Ingenieros de Ciudad Evita, en La Matanza, eran supuestos ladrones al que un conocido les prometía una zona liberada para robar.
"Se valían de un ardid, convocándolos a un lugar previamente acordado a las víctimas para, una vez en el sitio escogido, privarlas ilegítimamente de su libertad, para luego ser retenidos y ocultados en la sede del destacamento policial de José Ingenieros de la policía bonaerense , con el objeto de sacar rescate a cambio de su liberación", sostuvo el juez federal de Morón Jorge Rodríguez en la resolución donde procesó a los sospechosos.
Como había informado LA NACION, la investigación comenzó con la denuncia hecha por un familiar de las víctimas. El juez Rodríguez delegó la investigación en el Ministerio Público. La fiscal federal Mariela Labozzetta le dio intervención a su colega Santiago Marquevich, a cargo de Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese), que trabajó el caso junto con su secretario, Ignacio Rueda.
Hubo dos casos de secuestros extorsivos que le adjudicaron a la banda de poliladrones. El primer hecho sucedió entre las 22 del 28 septiembre pasado y las 4 del día siguiente, lapso en el que estuvieron privados de su libertad cuatro hombres que tenían planeado robar US$ 10.000 en una casa. El dato a los ladrones se los había entregado, según fuentes judiciales, una persona apodada Tati, que estaba en connivencia con los uniformados.
Cuando los ladrones llegaron a la casa donde se tenía que concretar el robo, en Ciudad Evita, en La Matanza, fueron sorprendidos por uniformados de la policía bonaerense. "Las víctimas fueron agredidas física y verbalmente. Les colocaron precintos en sus manos, los amenazaron con llevarlos detenidos y con armarles causas. Fueron introducidos en un auto, donde hombres les exigieron oro y plata y, entre otras cosas, les refirieron que debían juntar $300.000 (trescientos mil pesos) en una hora", según se desprende del expediente judicial.
Los cuatro supuestos ladrones fueron llevados al destacamento José Ingenieros donde estuvieron cautivos. "Uno de los captores, a quienes el resto de los sospechosos llamaban jefe les exigió que reunieran $300.000 a cambio de su liberación. Durante el cautiverio las víctimas fueron amenazadas y agredidas constantemente por parte de los autores del hecho, quienes le propinaron golpes en sus cuerpos, provocándoles lesiones", explicó el juez Rodríguez en su resolución.
Fue en esas circunstancias cuando, según una de las víctimas, el subcomisario García limpió de la pared una macha de sangre y dijo: "Así limpiamos la pared cuanto matamos a uno".
El rescate exigido fue pagado por familiares de una de las víctimas en cercanías del Hospital Alberto Balestrini, en Ciudad Evita. El pago se hizo desde un automóvil hacia otro, de ventanilla a ventanilla. Las personas que estaban privadas de su libertad fueron liberadas después de lavarse la sangre de las heridas en un baño del destacamento policial.
El segundo caso por el que fueron procesados el grupo de policías ocurrió entre las 21 del 13 de octubre pasado y las 4 del día siguiente. El modus operandi fue similar al anterior hecho. Las víctimas, cuatro supuestos ladrones, iban a protagonizar un robo a una pareja de jubilados que, supuestamente, tenían $7.000.000 de pesos en su casa.
Antes de irrumpir en la vivienda que iban a robar, en Ciudad Evita, los ladrones fueron sorprendidos por policías que circulaban en un patrullero y en dos automóviles sin identificación. Un familiar de las víctimas llegó a juntar US$ 300 dólares para pagar el rescate, que debía concretarse en el barrio de Constitución, pero se frustró esa negociación. Las víctimas igualmente fueron liberadas en la madrugada del 14 de octubre pasado.
"Las víctimas de los hechos pusieron a disposición de la investigación constancias objetivas emanadas de sus propios aparatos celulares que confirman, por una vía distinta, sus dichos, en cuanto a que fueron previamente convocados al lugar en donde finalmente fueron privados ilegítimamente de su libertad, como así también, los llamados de índole extorsiva recibidos por las víctimas pasivas. Por otro lado, se cuenta con las tareas de campo efectuadas por el personal de la División Operativa Central de la Policía Federal Argentina (PFA), permitieron, en lo sustancial, corroborar los datos brindados en declaración testimonial por las víctimas de los hechos investigados en lo que se refiere: a los vehículos utilizados para cometer los hechos, al lugar de cautiverio y a los efectivos policiales que prestaban funciones en el destacamento policial mencionado los días 28 y 29 de septiembre y 13 y 14 de octubre pasados", sostuvo el juez Rodríguez.
Además de García fueron procesados otros cuatro policías y el nexo entre los uniformados y los delincuentes. Este último sospechoso había sido detenido por detectives de la PFA cuando ya se había fugado y escondido en Colón, en Entre Ríos.
Además de los sospechosos procesados hay un sexto policía que tiene orden de captura y que por el momento está prófugo.
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