Murió el niño de 10 años que había sido baleado en un enfrentamiento entre motochorros y un policía de civil
El ataque ocurrió en la noche de este miércoles en la localidad bonaerense de Wilde, en el municipio de Avellaneda; hay dos sospechosos involucrados detenidos, uno de 16 y otro de 18 años
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Este jueves, murió el niño de 10 años que había sido baleado en un enfrentamiento entre motochorros y un policía de civil ocurrido en la localidad bonaerense de Wilde, en el municipio de Avellaneda. Bastián Escalante estaba junto a su madre en el momento del hecho, quien intentó protegerlo de las balas y salió corriendo del lugar. Toda la secuencia quedó registrada por cámaras de seguridad de la zona. Los vecinos convocan a una marcha para pedir Justicia por la víctima.
El incidente se dio en la noche de este miércoles, pasadas las 20.30, cuando el menor salía de un club de barrio junto a su mamá luego de entrenar fútbol en el club Sociedad Fomento Barrio Carne. Las cámaras de la zona grabaron el momento en que tanto el niño, en bicicleta, como la mujer caminaban de regreso a su hogar por una calle solitaria. De repente, a unos 50 metros de distancia, la madre detectó una situación extraño delante de ellos, tomó el manubrio del rodado de su hijo y lo giró hacia el otro lado.
Mientras tres hombres, uno en una moto y los otros dos a pie, corrían hacia donde estaban ellos, la mujer empujaba con desesperación la bicicleta en la que estaba el menor. A lo lejos se veía un hombre que disparaba. Si bien no quedó registrado con nitidez el momento exacto, el niño recibió dos impactos de bala.
Según pudo saber LA NACION de fuentes policiales, el tiroteo se desencadenó cuando un policía de civil de 30 años, integrante del Comando Patrulla Avellaneda, fue abordado por cuatro sospechosos, uno de ellos armado, en dos motocicletas. Los delincuentes lo sorprendieron para intentar robarle su vehículo Rouser NS200 cuando el hombre se dirigía a la escuela Técnica Nro. 3 a retirar a su hijastro. Tras identificarse como efectivo, el oficial comenzó a dispararle a los delincuentes, que se escapan corriendo del lugar.
Fue en esos momentos en que el niño fue herido con un balazo a la altura del cuello, con orificio de ingreso y salida de la bala, y otro en uno de los omóplatos. La Justicia intenta ahora determinar si los delincuentes respondieron con tiros y de donde se originaron los disparos que mataron a la víctima. Investiga el hecho la UFI de menores N.º 2 de Lomas de Zamora quien dispuso labores periciales a cargo de la Prefectura Naval Argentina (PNA) y otra fuerza ajena a policía bonaerense.
Tras un operativo cerrojo realizado en la misma noche de ayer, fueron aprehendidos en las inmediaciones del lugar del tiroteo dos de los sospechosos involucrados, uno de 16 y otro de 18 años, aseguraron desde el Ministerio de Seguridad bonaerense a LA NACION.
El menor fue trasladado de urgencia al Hospital Finochietto, donde fue sometido a dos operaciones y se encontraba en estado delicado, pero en la mañana de este jueves falleció. Vecinos del barrio expresaron su indignación y preocupación por la falta de seguridad en la zona y organizaron una protesta en el lugar del incidente a última hora de este miércoles, apenas unos minutos después del violento hecho.
El dolor de un profesor de Bastián
Carlos le daba clases a Bastián en el club de fútbol. Recordó, en diálogo con Cadena 3, que al niño lo llevaron sus padres para que comenzara una actividad física. Y se refirió a los hechos de inseguridad por los que atraviesan las y los vecinos de Wilde. Dijo que “es habitual” que ocurran episodios de delitos, pero no con esta magnitud. “Los chicos a veces llegaban al club sin ropa o avisando que les habían robado. Ayer mismo [por el miércoles] les robaron a otros dos chicos”, relató el hombre.
El profesor precisó que, cuando se llamaba a la Policía, estaban en el lugar de los hechos por unos minutos y luego se iban: “Estamos cerca de lugares muy inseguros, en medio de la nada. Ningún policía sale a la calle, era estar cerca de los chicos y ver cómo los podríamos ayudar. Nadie se animaba a hacer nada”.
“Se iban para su vivienda cuando ocurrió todo. Eran unas 15 cuadras las que separaban su casa de la sede del club. La zona más complicada estaba a cinco cuadras. La madre nunca lo dejó solo, siempre estuvo en el club y no faltaba nunca. El nene cumplía con las clases, venía siempre y siempre estaba acompañado. Es una familia muy responsable”, contó Carlos.
LA NACION
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