Asesinos de la efedrina. Martín Lanatta y Marcelo Schilacci, imputados por la muerte de un preso que habría alertado sobre un plan de fuga
Diego Guida, responsable de los homicidios de un policía y un barrendero durante el asalto dentro de un colectivo de la línea 100, fue asesinado en el penal de Ezeiza
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En octubre de 2020, Diego Gastón Guida y un cómplice se hicieron pasar como pasajeros y abordaron un colectivo de la línea 100, al llegar a la esquina de Vieytes y Quinquela Martín, en Barracas, exhibieron armas y exigieron a los usuarios del transporte que entregaran los objetos de valor que llevaban. No sabían que, entre el pasaje iba el suboficial de la Policía Federal Esteban Nicolás Lagos, de 28 años. El efectivo de la fuerza de seguridad se identificó como policía y dio la voz de alto. En ese momento, Guida abrió fuego contra Lagos y lo asesinó de cuatro balazos. Otro de los disparos impactó en el recolector de residuos Roberto Juan Bonifacio, de 43 años, que viajaba en el asiento trasero y lo mató en el acto.
El 22 de diciembre pasado, Guida, que había sido condenado a prisión perpetua por el doble homicidio en el colectivo de la línea 100, fue asesinado con una faca en el Salón de Usos Múltiples del Pabellón I del penal de Ezeiza. Un grupo de presos, señalados como los dueños del pabellón lo rodearon y evitaron que su amigo Julio César Rodríguez Vildoza pudiera ayudarlo.
Si bien ninguno de los testigos que declaró en la etapa de instrucción se refirió con claridad a cuál fue el móvil del homicidio de Guida, fuentes del Servicio Penitenciario Federal (SPF) indicaron que la víctima habría puesto al descubierto otro plan de fuga de Martín Lanatta y Marcelo Schilacci, tal como ocurrió en diciembre de 2015 en el penal de General Alvear.
La evasión se concretaría el mismo día de la cinematográfica fuga de la mencionada cárcel del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), pero el plan se habría frustrado porque alguno de los compañeros del pabellón los habría delatado.
En las últimas horas el fiscal federal de Lomas de Zamora, Sergio Mola, con jurisdicción en la cárcel de Ezeiza, pidió el procesamiento de Martín Lanatta, Marcelo Javier Schilacci, Juan Cruz Cei Byeskowna, Fernando Damian La Morticella y Pablo Miguel Ferraro por el asesinato de Guida y las lesiones que le provocaron a Rodríguez Vildoza.
Esto significa que, en caso de ser procesados, Lanatta y Schilacci, sumarán el cuarto homicidio y pasarían a integrar, si se confirma la imputación del representante del Ministerio Público, el listado de los asesinos más sanguinarios de la historia penal argentina.
Lanatta y Schilacci fueron condenados a prisión perpetua por los homicidios de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón, ocurridos en el 7 agosto de 2008, una masacre que se conoció como el triple crimen de la efedrina.
Y sumaron una escandalosa fuga durante la fiesta de fin de año de diciembre de 2015, Martín y su hermano Cristian Lanatta y Víctor Schilacci se escaparon de la cárcel de General Alvear, del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), y tuvieron en vilo a todo un país en los primeros días del gobierno de Mauricio Macri, hasta que finalmente, más por cansancio propio que por eficiencia policial, fueron detenidos después de un tiroteo en un molino arrocero de Cayastá. Marcelo Schilacci no pudo o no quiso fugarse porque ya arrastraba problemas de salud.
Los hermanos Lanatta y Schilacci fueron los únicos condenados a prisión perpetua por los homicidios de Forza, Ferrón y Bina. “Se trató de un crimen organizado, planificado y premeditado. No se trató de un modo cualquiera de matar. El verdadero móvil del homicidio múltiple fue la efedrina”, expresó la jueza María Graciela Larroque, en los fundamentos de la sentencia condenatoria contra los hermanos Lanatta y Schilacci al considerarlos autores materiales de la masacre. En la sentencia los magistrados del Tribunal Oral N° 2, de Mercedes, ratificaron la investigación realizada por el fiscal de Investigaciones Complejas del mencionado Departamento Judicial, Juan Ignacio Bidone y su colega Marcela Falabella.
Después de la fuga del penal de General Alvear, Martín Lanatta y Marcelo Schilacci, fueron trasladados a la cárcel de Ezeiza. Allí, comenzaron a “ranchear”, tal como se conoce la modalidad de compartir las comidas de cada uno de los internos alojados en el pabellón.
Según el código tumbero, el preso que no comparte o no paga el canon por protección al dueño del pabellón, lo matan. La aplicación de dicha ley no escrita, pero que regula las conductas de los presos entre los muros, y la sospecha de que Guida habría advertido sobre el hallazgo de una faca escondida detrás de una heladera con lo que habría desbaratado el supuesto plan de fuga, serían el móvil del mortal ataque en prisión.
A partir de la reconstrucción del asesinato de Guida, se habría determinado que el 22 de diciembre pasado “entre las 21.10 y 21.12, el interno Ferraro descendió desde la pasarela de la planta alta del Salón de Usos Múltiples del pabellón, portando entre sus ropas un elemento punzo-cortante que había extraído y comenzado a blandir en primer término para amenazar a Rodríguez Vildoza. Luego de un breve intercambio de palabras con Guida, que aparentemente salió en defensa de su amigo, comenzó a cortarlo con la faca en el rostro y en el torso”, según se consignó en el informe sustentado por el video de la cámara de seguridad.
Para no quedar al alcance de los “facazos” que le asestaba Ferraro, Guida comenzó a caminar hacia atrás. En un momento no pudo retroceder más y recibió un puntazo en la zona intercostal. Mientras Ferraro acorralaba a Guida y le arrojaba facazos, Lanatta, La Morticella, Cei Byeskowna y Schilacci, aplaudían y arengaban.
Instantes antes La Morticella y Ferraro habían presionado a Rodríguez Vildoza contra la reja de ingreso en el pabellón. El subayudante del Servicio Penitenciario Federal a cargo de la seguridad del lugar vio todo, pero no pudo hacer nada. Sus dos jefes llegaron dos minutos más tarde, abrieron la puerta esclusa del pabellón, mientras otros dos internos, que no participaron de la agresión, pusieron el cuerpo de Guida arriba de una frazada y lo sacaron del recinto.
Guida murió a las 21.40. Poco pudieron hacer los médicos del hospital de Ezeiza para salvarle la vida. A raíz de la puñalada había perdido gran cantidad de sangre. “La víctima falleció por una lesión punzo-cortante en región intercostal izquierda”.
Hasta el momento ninguno de los efectivos del SPF explicó cómo fue posible que, durante la requisa realizada minutos antes del ataque, ninguno de los agentes penitenciarios advirtiera que uno de los acusados había escondido una faca y una punta confeccionada con una varilla de hierro para la construcción.
En la segunda requisa de la jornada, realizada después del homicidio, los guardiacárceles hallaron el arma homicida. Al revisar las duchas, uno de los agentes penitenciarios encontró una faca de 23 centímetros de largo. Mientras que dentro de una pata de una de las mesas de plástico, los acusados habían ocultado la cilíndrica de metal con punta, de 26 centímetros.
Tanto Guida como Rodríguez Vildoza eran presos nuevos en el Pabellón I. Habían llegado hace dos y tres semanas, respectivamente. Allí fueron recibidos por los integrantes de lo que uno de los guardiacárceles describió como “el grupo dominante del pabellón”, formado por Lanatta, Schilacci, La Morticella, Ferraro y Cei Byeskowna.
Durante la investigación se habría determinado que, si bien Ferraro fue el único agresor, sus cómplices tuvieron una participación necesaria en el crimen, debido a que previamente y durante el ataque rodearon y acorralaron a la víctima en un rincón del Salón de Usos Múltiples.
Guida no tenía ningún elemento para defenderse. Solo podía usar sus brazos para frenar o desviar los puntazos que le asestaba su atacante que actuó sobre seguro sin peligro o riesgo para él y ayudado por los otros acusados que impidieron que la víctima recibiera ayuda.
Si bien Martín Lanatta y Marcelo Schilacci forman parte del denominado grupo de presos de alto perfil, poco se sabe del presunto autor de la puñalada que mató a Guida, el mencionado Ferraro. Sin embargo, La Morticella tiene una causa penal en la Justicia federal de San Martín y Cei Byeskowna, afronta un proceso por su presunta responsabilidad en el intento de femicidio de su pareja.
Según la investigación realizada por la fiscal Cristina Caamaño Cei Byeskowna, atropelló a su pareja con su automóvil Honda Civic para impedir que llegara a la comisaría 31a. donde iba a denunciarlo por apuntarle con un arma de fuego. La fiscal Cristina Caamaño Iglesias Paiz solicitó que sometido a juicio oral por los delitos de “de amenazas con arma de fuego en concurso ideal con homicidio agravado por haber sido perpetrado en contra de una mujer mediando violencia de género, en grado de tentativa”.
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