Asesinato y descuartizamiento: división de tareas y plan previo, las pruebas contra los siete sospechosos del homicidio
El fiscal de Lomas de Zamora Marcelo Domínguez pidió que los acusados de participar del crimen de Fernando Pérez Algaba quedé detenidos con prisión preventiva
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Para asesinar a Fernando Pérez Algaba, el trader baleado por la espalda y cuyo cuerpo fue descuartizado, hubo una “clara división de tareas” y existió un “plan previo”. Fue un homicidio perpetrado con alevosía y por codicia, sostuvo el fiscal de Lomas de Zamora Marcelo Domínguez, a cargo de la investigación, al fundamentar el pedido de prisión preventiva para los siete sospechosos detenidos por el conmocionante caso.
“Está claro, conforme a la valoración de la prueba, que varias personas participaron en el homicidio de Pérez Algaba y su posterior seccionamiento [sic] e intento de desaparición del cuerpo, como así también que los disparos que recibió y que provocaron su fallecimiento fueron efectuados por la espalda y a una distancia no muy próxima, superior a los cincuenta centímetros”, sostuvo el fiscal Domínguez en su dictamen, presentado hoy ante el juez de Garantías de Lomas de Zamora Sebastián Monelos.
Los siete imputados son Maximiliano Pilepich, 45 años; Nahuel Vargas, de 43; el comisario Horacio Córdoba, de 48; Luis Contrera; de 38; Fernando Carrizo, de 34; Matías Gil, de 28, y Flavia Bomrad, de 28.
Todos están acusados de homicidio agravado por ser cometido mediante el uso de arma, con alevosía, por codicia y por el concurso premeditado de varias personas.
Sobre la calificación del hecho por codicia, el fiscal consideró que “existía una acreencia de la víctima para con Pilepich, y que el hecho de provocar su muerte, en las circunstancias en que se perpetraron, luego de suscribir un documento de reconocimiento de deuda en una escribanía” y “siendo que dicha deuda ya partía de otra previa que fue compensada con el posterior reconocimiento de deuda y que, en vez de ser honrada la misma por Pilepich, se escogió el resultado del homicidio de la víctima”, permitía establecer “el mencionado lucro indebido que requiere la agravante de codicia para su procedencia”.
“Es en este andamiaje que claramente uno de los motivos por los que se perpetró el crimen resulta ser el exoneramiento por parte de Pilepich de dicha deuda y, en consecuencia, la ganancia ilegítima que esto le conllevaría, viéndose incrementado su patrimonio en tal sentido, al exceptuarse de pasivos dinerarios que debía afrontar con el damnificado”, sostuvo el representante del Ministerio Público en un dictamen de 66 páginas al que tuvo acceso LA NACION.
Sobre el plan previo y la división de tareas, el fiscal Domínguez afirmó: “Adviértase que las distintas personas que participaron en estos episodios desgraciados que culminaron con la vida de Pérez Algaba habían planeado con anterioridad los mismos. Entre los distintos actos que existieron y que llevan a concluir dicho extremo podemos citar la ya indicada operación de reconocimiento de deuda, el traslado de la víctima al campo Renacer [en General Rodríguez, donde Pilepich llevaba adelante un desarrollo inmobiliario] la obtención de un teléfono celular y el consecuente asesoramiento recibido por Pilepich de parte de Córdoba para evitar dejar rastros, la coordinación evidenciada entre todos los intervinientes que se ve de manifiesto con la multiplicidad de llamadas entre todos en los momentos previos al hecho, como así también los actos hechos luego del mismo”.
El pedido de prisión preventiva hecho por el fiscal no fue la única novedad del día en el expediente. Hoy amplió su declaración indagatoria Pilepich, defendido por el abogado Enrique Tronceda.
El imputado, que se presentó como constructor de edificios, negó haber sido el autor de los disparos que terminaron con la vida Pérez Algaba, como había sostenido Vargas en su declaración indagatoria.
“Ya está, no aguantaba más, hay límites”, habría dicho Pilepich después de disparar la tarde del 18 de julio pasado, según la declaración de Vargas.
Hoy, el empresario de la construcción lo negó y afirmó que fue Vargas quien efectuó los disparos. Contó que eso sucedió en un momento en que estaban los tres en una casa del emprendimiento Renacer.
“Fernando empieza a manipular una pistola que él tenía y dijo: ‘¿qué pasa si los mato acá?, no los paga nadie’. Me fui para las oficinas de adelante, después de 15 minutos volví. Al llegar vi a Nahuel [Vargas] desencajado con la pistola en la mano y dijo: ‘este hijo de puta no daba para más’. Nahuel salió de la casa, se fue para un costado y lo vi a Fernando tirado en el piso, boca arriba. Después, Nahuel lo tapó con algo, no sé si con una chapa o una puerta”, afirmó Pilepich.
El sospechoso dijo que en ese momento se le nubló todo y que entró como en un túnel. “Nahuel me hablaba con la pistola en la mano, me sentía intimidado y al mismo tiempo pensaba ‘por qué voy a ir preso si no maté a nadie’”.
Lo último que se supo de Pérez Algaba es que el 18 de julio pasado se había encontrado con Vargas y Pilepich en Renacer, el campo de General Rodríguez, donde llevaban adelante un desarrollo inmobiliario.
A la madrugada siguiente, la víctima tenía pasaje para viajar a Barcelona, España. La desaparición del empresario fue denunciada por la dueña del departamento que Pérez Algaba le había alquilado en Ituzaingó de manera temporal, entre el 12 y 19 de julio últimos. Cuando no le respondió sus repetidos mensajes, acudió a la policía.
El cuerpo descuartizado de la víctima fue arrojado en el arroyo del Rey, en Ingeniero Budge, Lomas de Zamora.
Primero, el domingo 23 de julio pasado se encontraron los dos brazos y las dos piernas de Pérez Algaba en una bolsa negra, en el interior de una valija roja. Un día después, cuando se realizaban tareas de drenaje en el arroyo, se halló el torso. Todas las partes tenían tatuajes. Se detectaron dos impactos de bala en el torso. Luego, finalmente, fue encontrada la cabeza, dentro de una mochila en el mismo arroyo.
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