Asesinato en Gesell: Comelli y Benicelli serán imputados también como coautores del asesinato
A casi un mes del asesinato de Fernando Báez Sosa, el dictado de la prisión preventiva para ocho de los diez detenidos pocas horas después del crimen inicia una nueva etapa procesal. Más allá de mantener en prisión a los sospechosos, la resolución del juez de Garantías David Mancinelli resultó un respaldo a la investigación de la fiscal Verónica Zamboni, pese a los cuestionamientos técnicos presentados por el abogado que representa a todos los acusados. Con ese sustento y a partir de haberse agregado como segundo agravante del homicidio a la figura de la alevosía, la representante del Ministerio Público Fiscal definirá aún más los roles de los implicados en la muerte de Báez Sosa. Y serán cuatro los imputados como coautores del asesinato.
Desde un primer momento consideró la fiscal Zamboni como coautores a Ciro Pertossi y Máximo Thomsen, mientras que los demás detenidos figuraron como partícipes necesarios del crimen. Si bien la pena prevista alcanzaría por igual a todos los implicados en la premeditada acción -según la calificación en el expediente- para provocar la muerte de Báez Sosa, la posición de quienes no tocaron a la víctima ingresaría en un dudoso campo de especulaciones sobre el real propósito de su particular acción. Esto es, debería aceptar un tribunal que aquellos que golpearon a amigos de Báez Sosa lo hicieron dentro de un plan general y no tomar esa participación como un enfrentamiento aislado de lo que otros producían sobre el cuerpo de la víctima. La descripción fiscal del ataque transmite la imagen de un ruck, formación en la que dos buscan el blanco y los demás actúan como postes que niegan espacios a contraataques. Sin embargo, varios roles serán cambiados cuando en los próximos días Zamboni indague nuevamente a los acusados.
Dos de los detenidos serán imputados también como coautores del homicidio de Báez Sosa, doblemente agravado por la participación de dos o más personas y alevosía. A Ciro Pertossi y Thomsen se agregarán Enzo Comelli y Matías Benicelli como potenciales responsables directos del asesinato ocurrido en Villa Gesell a las 4.44 del 18 de enero pasado, frente a la disco Le Brique.
El fiscal general de Dolores anticipó que serán evaluados los roles de cada implicado en este caso de alto impacto social. Aunque no dejó trascender cuál sería la nueva valoración de hecho que expondrá la fiscal Zamboni, esos datos pueden encontrarse en el pedido que se había elevado al juez Mancinelli para definir la prisión preventiva de los sospechosos. En ese escrito figuran las declaraciones de testigos del brutal ataque. Sus palabras fueron ratificadas en las ruedas de reconocimiento, de las que Comelli y Benicelli salieron seriamente comprometidos en el crimen.
Un persona no dudó en identificar a Comelli como al agresor que vio patear repetidas veces a Báez Sosa. Otro testigo lo señaló golpeando a la víctima mortal, sin detallar si se trató de puñetazos o puntapiés. Y en un tercer caso fue expuesto como alguien que estaba muy cerca del cuerpo del adolescente asesinado, sin poder especificarse en ese testimonio si Comelli arremetía o no contra Báez Sosa. Un cuarto joven convocado por la fiscalía lo individualizó como el responsable arengar a sus amigos a participar de la golpiza.
Dos testigos, por su parte, ubicaron a Benicelli -identificado como el atacante que sostenía su cabello con un rodete- como uno de los agresores que dio patadas a la víctima mortal. Otra declaración brindada segundos después de reconocer a ese sospechoso, expuso el momento que Benicelli gritó a la inconsciente víctima: "A ver si volvés a pegar negro de mierda".
Aunque parecería visualizarse a Comelli como el posible autor de la patada final que se observa en uno de los videos que se hicieron públicos y que figuran también en la causa, será imposible comprobar si un solo golpe causó la muerte de Báez Sosa o si fue la acumulación de castigo. En consecuencia, los cuatro que figurarían como agresores directos tendrán el mayor peso de la imputación.
El valor de los reconocimientos
Un testigo también observó a Blas Cinalli en el ataque contra el cuerpo de Báez Sosa, pero en ese caso se trata del testimonio más cuestionado por la defensa y no quedó ratificado por ninguno de las otras 13 personas que participaron de las ruedas de reconocimiento. Su caso sería diferente al de Comelli y Benicelli. Se acercaría, incluso, más a las situaciones de Alejo Milanesi y Juan Pedro Guarino, los sospechosos que fueron liberados el lunes pasado.
Esos dos jóvenes volvieron a Zárate luego que la fiscal reconociese que en esta etapa no puede avanzar con acusaciones en su contra por la falta de identificaciones positivas por parte de testigos. Siguen imputados en espera de conocerse los resultados de peritajes técnicos, como los cotejos de los rastros genéticos encontrados en prendas y bajo las uñas de la víctima. El particular damnificado buscará que se evalúen nuevas pruebas para pedir que se dicte contra ellos la medida de prisión preventiva.
El resultado de las pruebas de ADN será de vital importancia para el avance de la investigación. Tanto como el conocimiento de las pruebas efectuadas en los calzados de los sospechosos en comparación con las dos huellas de pisadas obtenidas en el cuerpo de Báez Sosa. Se trata de una marca poco común de encontrar en un cadáver. Es como si alguien hubiese hookeado en un ruck.
La verificación de identidades a partir del uso de los sistemas de reconocimiento facial es imposible en este caso, según informaron varias fuentes vinculadas con la investigación. Las imágenes que toman el momento de la agresión -el único que vale realmente en esta causa- son de mala calidad y el software utilizado no podría despejar todas las dudas. Las cámaras de seguridad del Municipio de Villa Gesell tienen muy mala definición y estaban -a criterio del particular damnificado- pésimamente ubicadas, con puntos ciegos en lugares claves.
Ese impedimento técnico deposita la mayor responsabilidad en la resolución del caso en las declaraciones de testigos. Nadie reconoce a Ayrton Viollaz, Luciano Pertossi y Lucas Pertossi como atacantes directos de Báez Sosa. Viollaz podría ser imputado en paralelo por las lesiones a uno de los amigos del adolescentes asesinado, incluso la propia víctima de sus golpes lo reconoció como agresor.
Luciano Pertossi, quien probablemente hubiese tenido la mejor proyección deportiva dentro de los integrantes de la patota, fue señalado por testigos más como agresor de Báez Sosa dentro del boliche que fuera, mientras que Lucas Pertossi posiblemente hubiese regresado a Zárate junto con Milanesi y Guarino, si no tuviese vocación de cineasta de ataques a traición. Fue quien usó el verbo caducar para referirse a Báez Sosa, un adolescente que no tenía fecha de vencimiento, sino que fue asesinado por una patota que filmó el ataque y se fue a comer hamburguesas.
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