Asesinado y descuartizado. Por las amenazas y el miedo que tenía, Pérez Algaba le había pedido una pistola a una amiga
La mujer lo declaró como testigo; también sostuvo que la víctima había perdido mucho dinero en el negocio de las criptomonedas y en apuestas en diferentes casinos
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En una sola noche, Fernando Pérez Algaba, el hombre que fue asesinado y descuartizado, llegó a perder 140.000 dólares en el negocio de las criptomonedas. Además, perdió mucho dinero en apuestas en casinos virtuales. Antes de que lo mataran de dos balazos, hacía frecuentes visitas al Casino Flotante de Puerto Madero. Vivía amenazado por sus acreedores. Entonces, por seguridad y desconfianza, la documentación importante y el efectivo que manejaba los guardaba en los baúles de los autos que conducía. Tenía miedo. Y ese temor hizo que, entre febrero y marzo pasado, le pidiera prestada una pistola calibre 9 milímetros a una amiga.
Así declaró la dueña del arma en su presentación como testigo ante los investigadores del homicidio. La mujer, identificada como Flavia Lorena B., vecina de Morón y dedicada a la gestoría de automóviles, sostuvo que su amigo, apodado Lechuga, le había contado que le debía 300.000 dólares a Gustavo Iglesias, señalado como integrante de la barra brava de Boca Juniors.
“Yo no te voy a matar, te voy a sacar los ojos y cortar las manos para que no puedas contar más plata”, le llegó a decir Iglesias a Pérez Algaba en una conversación telefónica que fue grabada por la víctima y que fue incorporada al expediente después de que se hiciera pública en los medios de comunicación.
Tras la difusión de las amenazas, Rodrigo González, abogado de Iglesias, sostuvo: “Los audios impresionan, lo cual no quiere decir que Gustavo [por Iglesias] haya cometido el atroz crimen. Esto es parte de una discusión violenta. Son afirmaciones muy pocos felices, pero que no tienen que ver con el homicidio”.
La testigo Flavia Lorena B., según pudo confirmar LA NACION de fuentes con acceso al expediente, declaró el jueves de la semana pasada.
“Fernando realizaba negocios con Gustavo Iglesias. Entre ambos compraban y vendían autos. Fernando me contó que le debía mucho dinero a Iglesias, aproximadamente 300.000 dólares, y que por ese motivo lo tenía amenazado”, explicó la testigo.
La gestora recordó que hace un mes pensó que “la bronca” entre su amigo e Iglesias ya había pasado. La última vez que Flavia Lorena B. vio a Pérez Algaba fue el 8 de julio pasado, cuando el trader le llevó de regalo un reloj. Un día antes había ido a buscar a Cooper, su perro bulldog francés que ella le cuido mientras él estuvo en Miami.
“La relación con las personas a las que les debía dinero era cambiante. Había veces que se trataban bien y otras en las que se gritaban y se insultaban. Haciendo memoria, entre febrero y marzo pasados, cuando Fernando regresó del exterior, fue a visitarme y como soy legítima usuaria de arma de fuego y en casa tengo una pistola Bersa nueve milímetros, me la pidió prestada. Me dijo que tenía miedo y que quería tener un arma”, afirmó la amiga de la víctima.
Flavia Lorena B. le respondió a su amigo que no le iba a prestar la pistola. Cuando él se fue de su casa, la testigo advirtió que le faltaba el arma de fuego. Entonces, sin perder tiempo, llamó a Pérez Algaba y le pidió que se la devolviera.
Pérez Algaba le dijo que había sido una broma y al otro día le llevó la Bersa a su amiga.
Lo mismo hizo con Maximiliano Pilepich, exsocio de Pérez Algaba en el rubro inmobiliario y quien declaró haber participado en la que, hasta ahora, se considera la última reunión conocida que la víctima mantuvo antes de que lo asesinaran y descuartizaran.
Según consta en el expediente, Pilepich contó que unos cuatro meses del crimen, tras una reunión de trabajo que mantuvieron en su casa, Pérez Algaba se llevó una pistola marca Glock calibre 9 milímetros sin que él lo notara. En cuanto lo advirtió, le reclamó el arma a Lechuga, quien le contestó que la necesitaba “para protegerse” y que no se hiciera problema, ya que era legítimo usurario.
En esa conversación, dijo Pelipich, su exsocio le dijo que quería dejar las cuentas claras con él para luego mudarse definitivamente a Europa, donde planeaba viajar el 19 de julio pasado mediante un vuelo con destino a Barcelona, España.
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