Asesinado y descuartizado. La gestora detenida dijo que creyeron que Pérez Algaba había cobrado la deuda y se había ido del país
Flavia Lorena Bomrad declaró en su indagatoria que su impresión es que a Lechuga lo mataron “por un tema de plata” y dijo que no cree que los dos prófugos del caso, Maximiliano Pelipich y Nahuel Vargas, hayan sido los autores del homicidio
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Fernando Gastón Carrizo, Luis Alberto Contreras y Matías Ezequiel Gil, tres de los cuatro detenidos por el el crimen de Fernando Pérez Algaba, el trader que fue asesinado en algún punto de la zona oeste del conurbano entre el 18 y el 19 de julio pasados, y cuyo cuerpo, descuartizado, fue desechado en un arroyo de Lomas de Zamora, se negaron a declarar. Pero la gestora Flavia Lorena Bomrad, arrestada después que los otros, eligió hablar en su indagatoria.
Lo hizo para intentar demostrar que era totalmente ajena al crimen. Para sostenerlo, resaltó que se había puesto de inmediato a disposición de la policía y que había aportado a la investigación, desde el primer minuto, un minucioso detalle de toda la información que conocía sobre la vida, las relaciones, las acciones y los negocios de la víctima, de la que dijo ser amiga desde hacía cuatro años y a quien sostuvo haber visto por última vez el 8 de julio, un día después de una cena que compartieron en su casa; esa vez, él pasó a darle un reloj que le había comprado.
También afirmó que en las primeras horas de la desaparición de Lechuga, ella y su grupo de amigos supusieron que Pérez Algaba se había ido del país en cuanto cobró el dinero de la deuda que tenían con él Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas, los dos prófugos que, ahora, tiene este caso.
Y a la hora de especular sobre los autores del crimen y sus motivaciones, dijo creer que “el asesinato de Fernando tuvo que ver con un tema de plata”, porque él le debía “a todo el mundo”, aunque aclaró que, según su impresión, “no los ve a Maxi y a Nahuel haciendo una cosa así”. Con ellos mantuvo Pérez Algaba su última reunión con vida conocida. Les queda una ventana apenas entreabierta: los dos dijeron que se separaron de Lechuga a las 18 del martes 18 de julio y que Fernando se quedó solo, esperando a alguien, en ese campo de General Rodríguez situado en el fondo del barrio privado Renacer, proyecto con el que él y Pilepich hacían negocios.
La declaración de Bomrad contiene varias “revelaciones”. La primera, que ella mantenía, desde marzo, una relación sentimental con Pilepich, que está desaparecido y sobre quien pesa un pedido de captura nacional e internacional. Luego, que su novio y Vargas, el otro prófugo, le dijeron que “había sido Gustavo Iglesias el que lo había matado a Fernando”; Iglesias es un barrabrava de Boca al que Pérez Algaba le debía 300.000 dólares.
En cuanto a por qué podrían haber matado a su amigo, dijo que “como Fernando le debía plata a todo el mundo, y ese día iba a cobrar plata de Maxi, es posible que alguien lo haya seguido o lo haya ido a buscar al campo y le hayan robado la plata”.
El juez de Garantías Sebastián Monelos había rechazado, inicialmente, el pedido de detención de Bomrad hecho por el fiscal de Lomas de Zamora Marcelo Domínguez. Pero autorizó un procedimiento, que fue, a la postre, el prólogo de su arresto. Fueron allanados la casa y el auto de la gestora, en el cual aparecieron un posible rastro hemático y un aro. Al respecto, la acusada dio sendas explicaciones. Sobre la sangre en el auto, dijo que era de su perra –una bulldog francesa, como Cooper, la mascota de Pérez Algaba–, que tuvo cría el 21 de junio. Y sobre el arito, sostuvo que “seguramente es de alguna de sus sobrinas”, porque “Fernando no subió al auto, la última vez que lo hizo fue hace un año”.
La mujer dijo que luego de saber que a Pérez Algaba lo habían asesinado, ella “y el resto de la gente amiga estaban muy asustados”, tanto, que la gestora “estuvo cinco días sin salir de su casa”. Ese gupo de amigos estaba integrado por “Lucas Mantilla, Lucas Varela, Ale de Tigre, Mati Silva, el Floguer, Maxi Pilepich y Nahuel Vargas”.
Lo que aportó a la pesquisa
Al iniciar su declaración, Bomrad comenzó por el principio, es decir, por su primera presentación ante la policía. “Fui a la comisaría, y nos entrevistó el comisario. Pasaron los días y pensamos que Fernando se había ido con la plata, como hace siempre, ya que lo había hecho varias veces. Pasaron los días y hablando con el hermano de Fernando dijo que habían encontrado un cuerpo en zona sur y que lo iban a identificar. Al hermano de Fernando lo acompañó Matías Silva, que es otro amigo que estaba en la comisaría el día de la denuncia de la averiguación de paradero. Esa noche confirman que sí, que era Fernando”, explicó.
Sobre su “colaboración” con la pesquisa, sostuvo: “En la DDI di un montón de información cuando fui a declarar. Aporté documentos, teléfonos de Fernando, relaciones comerciales que él tenía, hablé con el subcomisario de la DDI, que me pidió mi número de teléfono, le seguí dando información que me pedía. También declaré en la DDI durante 8 horas. Fernando era mi amigo, en ocasiones le cuidaba el perro cuando se iba de viaje, automotor prácticamente no le estaba haciendo nada porque él no tenía nada. Él estaba con el tema del Barrio de General Rodríguez, Renacer, y estaba arreglando con Maxi una deuda que este último tenía con Fernando, de 150.000 dolares”.
Con relación a esa deuda, precisó: “Maxi le había vendido cuatro departamentos en Hurlingham; de esos cuatro, dos se los volvió a comprar, y a Fernando le quedaron dos. Eso fue cuando Fernando estaba en Barcelona. Se empezaron a pelear entre ellos dos, ya que Fernando le pedía que le dé la plata de los departamentos que quedaban. Cuando Fernando vuelve para acá se juntan ellos y arreglan que Maxi le iba a dar unos cuantos lotes del predio Renacer en parte de pago y, entre cosas, la Land Rover Evoque Fernando se la iba a quedar, es decir, se la iba a comprar a Maxi en diez cuotas, pero como estaba inhibida no prosperó. Le pregunté a Maxi, después de enterarme de que Fernando estaba desaparecido, si le había pagado, lo llamé por teléfono y me dijo que sí, que le pagó en la escribanía 90.000 dólares y 60.000 dólares en el campo, el 18 de julio. Por lo que dimos por hecho en el grupo de amigos que Fernando se había ido con la plata que había cobrado”.
En la DDI, dijo Bomrad, “aportó el informe nominal de los autos que tenía Pérez Algaba, y el estatuto de Tonnelier SA [una concesionaria Renault de la cual Pérez Algaba era el propietario] y que antes se llamaba ‘Cegepa’, nombre que quedó atrás porque tenía “muchas denuncias de estafa”. Declaró que sabía que también le habían allanado hace cuatro años “una oficina, un local grande, por estafas”.
“Yo conocía a Fernando desde hace cuatro años. Ornella [la novia] me dijo que Fernando había ido al campo a buscar plata y no le contestó más”. “Me comentó que Maxi había cagado a Fernando, supongo con la plata que le tenía que dar”, precisó. Con relación a lo de los departamentos que tensaban la relación entre Pérez Algaba y Pilepich, explicó que le quedaba “un saldo para cobrar”. Cuando la fiscalía le preguntó si Pilepich y Pérez Algaba “concurrieron a una escribanía a celebrar algún tipo de convenio”, Bomrad respondió que sí, que Ornella había “un acuerdo de pago, que lo habían hecho en un pago en efectivo y cuotas, y que finalmente lo hicieron por el total, supuestamente”.
“El convenio primero era una parte en efectivo y cuotas, que lo pude ver y decía que Fernando entregaba los departamentos por una cierta cantidad de lotes, creo que 17, y 50.000 dolares en efectivo, que eran una cuota de 20.000 y el restante de 10.000 dolares, y aparte hicieron un convenio por una venta de un Audi R8. No creo que Fernando haya firmando nada sin recibir plata. Creo que la primera cuota la cobraba en el momento. Es decir, entre los días 13 y 18 de julio. Tiene que haber firmado antes del día 18, ya que la escribanía Cerrato no certifica en el día, por lo que firmaron con anterioridad al 18 de julio. Pero puede ser que hayan retirado antes la documentación y en ese momento puede haber ocurrido el pago. Del convenio me enteré porque me lo contó Fernando, y Maxi también me lo mostró antes de firmarlo, a ver que me parecía”, explicó.
Bomrad sostuvo: “Estoy segura de que habían firmado por lotes y cuotas, pero después lo arreglaron por dinero en efectivo, según lo que me dijo Maxi. Instrumentaron la deuda y los pagos correspondientes para que Fernando después no reclame, ya que era común que reclamara por cosas de las que ya había recibido el pago”. Dijo recordar el caso de un Audi TT en el que él habría cobrado y volvió a reclamar el pago dos veces.
Dijo que en la escribanía Cerrato solían hacer certificaciones de firmas y convenios de pago enre partes, por ejemplo, en compraventas de autos; que ahí no se efectivizaba ningún pago. Sin embargo, Pilepich sostuvo que en la escribanía de Castelar había saldado parte de la deuda con Pérez Algaba. Al respecto, Bomrad dijo: “Fernando no hubiese entregado los papel de otro modo, no creo que hubiese firmado sin recibir plata”.
A Pilepich lo conoce desde el último cumpleaños de Lechuga, el 17 de marzo de este año. Desde entonces empezó a trabajar con la documentación del barrio Renacer. “para ver qué faltaba y llevarla a la escribanía”. Había más que una relación profesional: “Lo seguí viendo, pero no por temas laborales, sino por tema persona, ya que mantenemos relaciones íntimas ocasionalmente”. Se encontraban en el country Village o en su casa. Fernando la manipulaba, y la alentaba o desalentaba para mantener viva esa relación en función de que él mismo se amigara o se peleara con Pilepich.
Después de la desaparición de Pérez Algaba, le llegó “un título [de propiedad[ de la [Mercedes] G500 de la que están hablando”. Sobre esa camioneta, afirmó que Pilepich la pasó a buscar con ese vehículo la tarde del 19 de julio, día del cumpleaños de Maxi, cuando se cree que Lechuga ya estaba muerto.
La última semana, antes de ser detenidos, fue con Matías Gil a una escribanía de Moreno porque Cerrato ya no quería trabajar con la documentación del barrio Renacer, por toda la repercusión negativa del crimen.
Armas y miedo
La gestora afirmó que Pilepich, además de propietario de las camionetas Mercedes G500 y Range Rover Evoque, era propietario de un Jaguar y una Dodge RAM, era legítimo usuario de armas de fuego, que tenía en su casa. “Hace poco tuvo un problema porque tenía un arma suya en el auto y fue interceptado por la seguridad de un barrio en Luján y le encontraron el arma. Estuvo detenido por esto un par de días, hace dos o tres meses”, explicó. Aseguró que “lo habitual es que tuviera sus armas en la casa” y que Maximiliano no las prestaba. Sí sabía que Pérez Algaba le había sacado un arma a su amigo –”él mismo me contó que se la había sacado, y además me la mostró”.
Ella misma es legítima usuaria de armas; reconoció que compró una pistola Bersa 9 milímetros, compacta, “por seguridad, el año pasado”. Que, con respecto al arma que le había sustraído a Pilepich, Pérez Algaba le había dicho que “la había tomado porque se quería defender de Gustavo Iglesias”. Que al principio Fernando tenía miedo de que el barrabrava de Boca los lastimara y que “luego, y últimamente, Fernando lo cargaba a Gustavo haciéndole publicaciones en las redes sociales, diciéndole ‘Boca puto’, ‘Nazareno puto’” y que “también subía historias en las redes sociales diciéndole “te estoy esperando” y en la que se lo veía con una ametralladora.
Su amigo le reconoció que le debía 300.000 dólares a Iglesias, el hombre al que los dos prófugos señalan como el autor del crimen.
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