Asesinado y descuartizado. Detuvieron al último prófugo del homicidio de Fernando Pérez Algaba
Nahuel Vargas fue arrestado en la casa de su madre, en Castelar; pasó de ser un testigo clave, junto con Maximiliano Pilepich, a ser sospechoso del asesinato
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Junto con Maximiliano Pilepich había sido un “testigo clave” en la investigación del homicidio de Fernando Pérez Algaba, el trader asesinado de dos balazos por la espalda y cuyo cuerpo fue descuartizado. Pero, con el avance de la investigación, Nahuel Vargas pasó a ser uno de los principales sospechosos del crimen y la Justicia ordenó su captura nacional e internacional. En las últimas horas, la policía lo ubicó y lo arrestó: estaba escondido en la casa de su madre, en Castelar.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes de la pesquisa. Vargas, de 43 años, está imputado de homicidio agravado por ser cometido mediante el uso de arma, con alevosía, por codicia y por el concurso premeditado de varias personas y de falso testimonio. En febrero pasado, el ahora detenido había denunciado a Pérez Algaba, apodado Lechuga, por amenazas.
Según fuentes de la investigación, Vargas fue detenido por detectives de la Delegación Departamental de Investigación (DDI) de Lomas de Zamora de la policía bonaerense en la casa de su madre, en Castelar.
“Tras tareas de investigación que determinaron que el sospechoso se ocultaba en la casa de la madre, se pidió un allanamiento de urgencia y se logró la detención de Vargas”, informaron fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense a LA NACION.
“En lugar y momento aún no determinados, pero entre las 18 del 18 y las 3 de las 19 de julio pasado, varias personas, entre ellas, al menos las identificadas como Maximiliano Pilepich, Nahuel Vargas, Matías Gil, Luis Contreras, Alma Nicol Chamorro, Horacio Córdoba, Flavia Lorena Bomrad y Fernando Carrizo, habiendo actuado de manera premeditada entre sí, y con una previa división de tareas y mediante utilización de armas de fuego, provocaron dos lesiones en la parte posterior del torso de Pérez Algaba que ocasionaron su muerte, habiendo actuado en consecuencia con la correspondiente alevosía, valiéndose en tal sentido del estado de indefensión en el que se encontraba la víctima al habérsele disparado por la espalda y por codicia, al reportarles el citado homicidio un rédito económico ilegítimo, ya que algunos de los antes nombrados se vieron exentos del pago de una deuda con la víctima”, sostuvo el fiscal Marcelo Domínguez, a cargo de la investigación, al solicitarle al juez de Garantías de Lomas de Zamora Sebastián Monelos siete detenciones y una serie de allanamientos.
La autopsia determinó que Pérez Algaba fue asesinado de dos disparos por la espalda. El desmembramiento del cuerpo se realizó luego de la muerte.
Pérez Algaba había sido visto por última vez el 18 de julio pasado. Sus amigos sabían que esa tarde iba a un campo de General Rodríguez, donde Pilepich, de 45 años, llevaba adelante el desarrollo inmobiliario.
“Maxi me cagó, estoy yendo para el campo”, le dijo la víctima esa tarde a una persona que declaró en la causa como testigo de identidad reservada.
Tras recordar el diálogo telefónico con Pérez Algaba, la testigo de identidad reservada sostuvo: “A mí me dio miedo que pase una situación rara porque Fernando estaba yendo para el campo con un amigo, porque además de decirme que Maxi lo había cagado, me contó que le tenía que dar plata, pero desconozco si le entregó el dinero”, según su declaración, a la que tuvo acceso LA NACION.
El cuerpo descuartizado de la víctima fue arrojado en el arroyo del Rey, en Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora.
Primero se encontraron los dos brazos y las dos piernas del empresario en una bolsa negra en el interior de la valija roja. El 24 de julio pasado, cuando se realizaban tareas de drenaje en el arroyo, se halló el torso. Todas las partes tenían tatuajes y se detectaron dos impactos de bala en el torso. Finalmente, fue encontrada la cabeza, estaba dentro de una mochila en el mismo arroyo.
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