Coronavirus y cárceles: Arrestaron en un tiroteo a dos presos beneficiados con la prisión domiciliaria
Uno de los delincuentes había sido excarcelado por la jueza Márquez debido a que estaba afectado por tuberculosis
Dos de los tres detenidos por asaltar una casa en el partido de Ituzaingó, a la que ingresaron tras romper la puerta a mazazos y donde amenazaron con armas a una familia para robar dinero, habían sido beneficiados pocos días atrás con prisiones domiciliarias como medida de prevención por el potencial contagio en las cárceles del coronavirus Covid-19, según informaron fuentes judiciales y policiales.
Uno de los hombres detenidos anteayer fue identificado como Eduardo José Magri, de 34 años, quien gozaba de una prisión domiciliaria otorgada por la jueza de Ejecución Penal de Quilmes, Julia Márquez, mientras que el otro apresado, José Rodríguez Baringa, de 36 años, acababa de salir de la Unidad Carcelaria de Magdalena.
La jueza Márquez aseguró ayer en declaraciones periodísticas que le concedió ese beneficio a Magri porque padecía tuberculosis y formaba parte del grupo de riesgo por posible contagio de Covid-19, pero admitió que no solicitó que le pusieran una tobillera electrónica para poder monitorearlo porque pensó que "no era necesario".
"Se dispuso por el peligro de contagio, era un paciente de riesgo porque tenía tuberculosis. Además, le faltaba poco para que venciera la pena, ya que el 25 de noviembre se cumplía", dijo la magistrada al canal América24.
La jueza Márquez fue quien generó una fuerte polémica cuando a principios de este mes aseguró que en la provincia de Buenos Aires habían sido excarcelados 176 abusadores sexuales por el coronavirus y luego debió retractarse. Una abogada presentó ayer un pedido de jury contra la magistrada por esas declaraciones.
Fuentes policiales aseguraron a Télam que Magri tenía antecedentes penales por tentativa de robo de abril de 2013, robo en tentativa en septiembre de 2011 y, por último, un robo simple de marzo de 2014.
El hombre estaba alojado en la Unidad Carcelaria de Azul y el 20 de abril recibió el beneficio de prisión domiciliaria por parte de la jueza Márquez.
"Parecía lógico mandarlo a la casa porque era un paciente de riesgo y faltaba muy poco para el vencimiento de la pena. Ya estaba próximo a otros beneficios, no era una persona peligrosa, estaba enfermo, hasta el médico estaba preocupado por su salud", dijo la magistrada, quien admitió que supuso que el detenido iba a "apegarse a las resoluciones".
"Esta persona estuvo más de seis años presa, sale y no dura ni un mes en la calle", explicó la jueza Márquez, tras lo cual agregó que no solicitó que se le pusiera tobillera electrónica para poder monitorearlo "porque estaba muy próximo al vencimiento de la pena".
En tanto, el detenido Rodríguez Baringa tenía antecedentes por robo agravado por el uso de arma de fuego, tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil condicional.
Baringa había sido beneficiado con prisión domiciliaria el 8 de abril, tras estar alojado en la Unidad Carcelaria 28 de Magdalena.
La banda de la maza
El tercer detenido fue identificado como Luis Alberto Busto, de 37 años, quien también tenía antecedentes por robo calificado por el uso de arma de octubre de 2011, robo agravado por el uso de arma en grado de tentativa y portación de arma de fuego de uso civil y abuso de arma de fuego de uso civil, dijeron las fuentes policiales.
Los tres detenidos fueron llevados ayer ante el fiscal Patricio Ventrichelli, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 descentralizada de Ituzaingó, pero Rodríguez Baringa y Busto se negaron a declarar, mientras que Magri dijo que había sido "obligado" por los otros para ir a robar.
"Dio la absurda versión se haber sido obligado a participar del hecho por el resto de la banda", dijo a Télam una fuente judicial con acceso al expediente.
El hecho que se les imputa ocurrió ayer a las 9 en una casa de dos plantas ubicada en la calle Caxaraville al 1700, de Ituzaingó, donde se hallaban los cinco integrantes de una familia. Fuentes policiales informaron a Télam que cinco delincuentes rompieron la puerta de ingreso con una maza e ingresaron con fines de robo.
El episodio fue observado por un vecino que alertó al 911, por lo que pocos minutos después llegó al lugar un patrullero. Según las fuentes, durante el tiroteo un policía recibió al menos dos disparos en el pecho, pero no sufrió lesiones al portar el chaleco antibalas.
Los efectivos detuvieron a tres delincuentes oriundos de la zona sur del conurbano y otros dos escaparon en un automóvil.
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