Armas en mano y ráfagas de ametralladora en un velatorio “tumbero”
Varios jóvenes despidieron con disparos al aire en las villas 21-24/Zavaleta a un supuesto narco conocido como Cocote
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La violencia narco quedó expuesta una vez más en el velatorio de un joven que fue asesinado en una lucha de bandas en la villa Zavaleta. Ese asentamiento en el barrio porteño de Barracas había tenido varios meses de calma, pero está semana un ajuste de cuentas entre vendedores minoristas de drogas terminó con esa tregua. Alrededor de las 19 de ayer, un grupo de al menos ocho tiradores disparó al aire para iniciar la despedida de Ezequiel Miranda, de 22 años. Hasta una ráfaga de ametralladora se escuchó frente al lugar donde se velaban los restos del joven conocido como Cocote.
Miranda falleció el lunes pasado en el hospital Penna, donde era atendido por heridas de bala. Fuentes que están al tanto de la investigación de ese caso aseguraron que Cocote tenía antecedentes por robos e integraba una de las bandas narco que operan en las linderas villas 21-24/Zavaleta.
Ese día también se produjo en la zona el asesinato de Brian Flores, de 30 años, que no vivía en ese asentamiento. Recibió varios impactos de bala cuando estaba acompañado por su hermano.
Tras los disparos escuchados ayer en el velatorio de Miranda, se acercaron al lugar efectivos del Departamento de Protección Barrial de la Policía de la Ciudad que trabaja en esos asentamientos. Pese a la resistencia que encontraron allí, los agentes permanecieron en la zona hasta que los restos de Cocote ingresaron este mediodía en el cementerio de Flores.
La fiscalía N° 31 está a cargo de la investigación para identificar a los autores de los disparos. Los investigadores buscarán apoyarse en el refuerzo de tecnología que se instaló en ese asentamiento en los últimos meses. La Policía de la Ciudad ubicó 105 cámaras de videovigilancia en las villas21-24/Zavaleta desde que se completó en junio pasado el traspaso de la responsabilidad de la seguridad en esa lugar.
En la zona conocida como villa 21-24/Zavaleta disminuyeron este año los homicidios, por eso preocupa el rebrote de la violencia narco que quedó evidenciado en el velatorio del joven conocido como Cocote. Las muertes en 2020 ascendieron a 18. Este mes termina con un conteo anual de diez asesinatos en ese asentamiento de Barracas.
Cuatro de esos homicidios se notificaron en el primer trimestre. Y no es esa una información menor, porque en marzo comenzó un cambio en la prevención del delito en esas dos villas que hace tiempo se fusionaron en un solo asentamiento. En ese momento empezó a retirarse la Prefectura y a tomar su lugar la Policía de la Ciudad, en un sistema de salida de fuerzas federales del territorio porteño que se inició este año en Puerto Madero. La reforma de la vigilancia en Barracas se completó en junio pasado. Los asesinatos de Cocote y Flores son las primeras muertes violentas allí en cuatro meses.
Zonas conflictivas
En la ciudad de Buenos Aires se registra este año una disminución de los homicidios, ya que en los primeros nueve meses de 2021 se notificaron 70 asesinatos, mientras que en ese lapso del año anterior habían sido verificadas 89 muertes.
En el barrio de Retiro, pegada a la terminal de ómnibus, a pocos metros del Edificio Centinela y de los principales tribunales, la villa 31 fue entre diciembre de 2019 y marzo de 2020 escenario de una miniguerra narco. Eso tuvo eco en la estadística de homicidios. Las cifras actuales exponen otra situación: solo tres muertes este año y ocho meses sin asesinatos, según la información oficial.
En la villa 1-11-14 la situación es diferente. Pese a que a comienzos de este mes los datos estadísticos marcaron una disminución general de 37,5 por ciento de los homicidios en los asentamientos porteños, en esa conflictiva zona del Bajo Flores los asesinatos aumentaron con relación a los cuatro crímenes registrados en los primeros nueve meses del año pasado. Este año se notificaron, al menos 12 homicidios en la villa 1-11-14, uno enclave en la ciudad que sigue bajo custodia de fuerzas federales, que en 2022 terminarán su misión allí.
El mes pasado fue atrapado el nuevo jefe narco de esa zona, Johny Ray Arnao Quispe, alias Pantro. En el momento de su captura había en la villa 1-11-14 movimientos de la banda del narco conocido como Dumbo, prófugo y desalojado por la policía del territorio que había copado en el barrio Mugica, en Villa Lugano. Esos grupos habrían iniciado un enfrentamiento por el control de los puestos de venta de drogas en el Bajo Flores -con un volumen de negocio estimado por la Justicia en casi un millón de pesos por día-, fortalecidos por los sucesivos golpes oficiales que hicieron colapsar el poder del condenado Marco Estrada Gonzáles, más conocido como Marcos, que cumple la sentencia de 24 años de prisión en el penal de Marcos Paz. El mismo lugar donde pasa sus días Guille Cantero, el jefe de Los Monos.
La banda criminal rosarina da sus primeros pasos en la región metropolitana. Las autoridades porteñas y nacionales detectaron en los últimos meses que Los Monos buscan generar una ruta de abastecimiento de cocaína desde la villa 1-11-14 hasta Rosario. Y los pasos de los sicarios de Guille Cantero también fueron percibidos en la red narco de las villas 21-14/Zavaleta por los funcionarios a cargo de la seguridad pública. Por eso también preocupa un rebrote de violencia en ese asentamiento del barrio de Barracas.
Los disparos al aire durante el velatorio parecen ser más una advertencia para grupos rivales que una despedida para el fallecido joven conocido como Cocote. Allí se mostró músculo. La ráfaga de ametralladora escuchada apenas antes de las 19 del viernes expuso un poder de fuego que inquieta en la zona.
Los casi simultáneos homicidios de Cocote Miranda y Flores estarían conectados con la venta de droga en Barracas. Flores no era habitante del núcleo de las villas 21-24/Zavaleta, sino que había llegado desde el conurbano para vender limones, según el relato realizado por su hermano, que estaba en el lugar, pero no fue testigo directo del crimen. Sus agresores se aseguraron la efectividad del ataque: Flores recibió seis disparos. La mecánica del homicidio permitiría descartar la posibilidad de un robo al azar. Algunos datos iniciales hacen referencia a una deuda financiera por drogas que quebró la tregua en la villa 21-24/Zavaleta
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