Armas de fuego. El control de las municiones es el problema más importante a resolver
El Gobierno bajó de 21 a 18 años la edad mínima para poder comprar un arma
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El problema más importante vinculado con las armas de fuego es el acceso a municiones. No importa la edad del legítimo usuario de armas de fuego, sino el control que se pueda realizar sobre las compras de balas, ya que el abastecimiento de proyectiles es el eslabón más débil de la logística criminal y, en gran parte, se sustenta en las adquisiciones legales en armerías. Control es la palabra clave. No por nada integra la denominación del organismo que debe seguir la trazabilidad de las armas: la Agencia Nacional de Materiales Controlados. Si el comprador de balas tiene 18 años o 21 es lo mismo para el efecto práctico que se requiere para bajar los niveles de violencia urbana, esto es, verificar cada dato de lo que hacen los usuarios con las municiones que adquieren.
En Rosario, el lugar que fue epicentro este año de las políticas públicas de seguridad, se detectó un circuito de desvío de municiones que alimentaba la cadena de asesinatos narco. Coincidencia o no, se cortó ese sistema de abastecimiento y disminuyeron los homicidios en esa ciudad. Las omisiones en el control fueron, al menos, alarmantes.
Un solo usuario había comprado en una única armería 21.000 balas. También se adquirían con testaferros pistolas. En 18 meses una persona pagó en forma legal 42 pistolas calibre 9 mm. Solo llamó la atención cuando la violencia en Rosario llegó a niveles que no podían soportarse.
Ese es un peligro en el mercado local de armas. Los legítimos usuarios protestan, quizá con razón, porque casos como el descripto no representan a la mayoría que solo adquiere la munición necesaria para practicar en un polígono y que tiene su tarjeta de acceso a proyectiles actualizada y bajo todas las normas exigidas. Pero algunas cifras marcan que es necesario fortalecer el control. Y que los legítimos usuarios deben colaborar. Más ahora con la expansión de permisos desde los 18 años. El 70 por ciento de los legítimos usuarios no tienen todos sus papeles en regla. Eso impide en control real, pero no frena la compra de balas con la credencial de legítimo usuario de armas de fuego. Saber quién tiene armas y cuántas municiones compra es necesario para evitar que pistolas y, especialmente, municiones lleguen al mercado negro después de haber pasado por las manos de una persona autorizada para la tenencia de armas.
Ahora que se expande la base de posibles legítimos usuarios es vital contar con un sistema que no permita infracciones o desvíos.
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