Las Taser pierden terreno frente a otro sistema de armas no letales que empieza a ser el preferido de fuerzas policiales
Las primeras 1000 pistolas y carabinas Byrna serán portadas por agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria
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Durante más de una década se generó una polémica alrededor de las pistolas de descarga eléctrica Taser, que incluyó fallos judiciales en contra y a favor, finalmente, de su uso por parte de las fuerzas de seguridad como escalón previo a la utilización de un arma de fuego para neutralizar una amenaza. El año pasado se habilitó la portación a la Policía de la Ciudad y en octubre fue empleada por primera vez para reducir a un hombre que portaba un cuchillo en Palermo. Desde entonces no hubo denuncias sobre aplicaciones indebidas, que era la preocupación que sostenían los opositores a las Taser. Pero ahora ese debate parece quedar definitivamente atrás por la irrupción de otras arma no letal que gana espacio entre las policías argentinas: el Ministerio de Seguridad de la Nación anunció la incorporación de 1000 pistolas cinéticas Byrna.
Esas armas emplean un sistema de aire comprimido para disparar proyectiles calibre .68 que usan la fuerza cinética para dejar fuera de combate a un agresor dentro de un radio de 18 metros. Los cartuchos tienen la opción de portar compuestos químicos -lacrimógenos o irritantes- para dotar de alternativas a las fuerzas de seguridad antes de subir la escala de respuesta al disparo de armas de fuego.
El uso de gas pimienta para incapacitar en forma momentánea a un agresor y, de esa manera, obtener una ventaja táctica para controlar una situación de riesgo es una de las diferencias con relación a las Taser, que disparan dardos guiados por cable que durante cinco segundos generan una descarga eléctrica de 400 volts y bajo amperaje con la capacidad de inmovilizar durante uno o dos minutos el cuerpo del potencial atacante.
Capacidad de respuesta
En principio, el millar de armas Byrna adquirido por el Ministerio de Seguridad de la Nación serán portadas por agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), tal como lo expuso la ministra Patricia Bullrich al presentar anteayer la incorporación de esa herramienta a la capacidad de respuesta de la fuerza que tienen como misión primaria la protección de las terminales aéreas.
“La PSA trabaja en los aeropuertos que en general son lugares con gran concentración de gente, donde puede haber momentos de tensión por diversos motivos y necesitamos que haya menos armas letales y más armas no letales. Por eso la PSA, a través de su director nacional y la plana mayor, incorporó estos dispositivos que los oficiales llevan adelante, a la vista de la gente, junto a algo muy importante como una body-cam, es decir, una cámara que filma todo el procedimiento. Comenzaremos a dotar las unidades en los aeropuertos de mayor tránsito donde podrán tener un instrumento para defender a la ciudadanía, defender a los pasajeros y también a los empleados de las aerolíneas que muchísimas veces son agredidos por personas de actitudes violentas”, dijo Bullrich, según se informó en un comunicado de prensa.
Esas armas cinéticas tienen una versión de pistola y otra de rifle táctico y, según los especialistas de los grupos especiales de la PSA, las opciones de uso son múltiples. Por un lado, podrían ser empleadas dentro de un avión por efectivos encubiertos que actúen frente a un intento de irrupción en la cabina de pilotos o, incluso, frente a pasajeros nerviosos que pongan en riesgo a la tripulación; otra opción es el control de alguna persona cuyas actitudes resulten una amenaza para quienes se encuentran en el hall de un aeropuerto, y también una opción para la dispersión de manifestaciones.
En ese último caso, el protocolo de uso llevaría a los uniformados a disparar hacia el suelo para que el estallido de la munición libere en las cercanías de la protesta una densa nube de gas pimienta; una utilización similar a la actual de lanzamiento de gas lacrimógeno para desalojar algún sector.
Las armas Byrna fueron diseñadas por una compañía norteamericana, que en nuestro país se asoció con la firma argentina Bersa para el ensamblado y comercialización en nuestro país. Uno de los primeros en dotar de esas armas a las fuerzas locales fue el municipio de Lanús, que en abril del año pasado decidió que sus equipos de Seguridad Ciudadana y la Patrulla de Reacción Rápida -formados por policías bonaerenses y agentes municipales- cuenten en su armamento individual con la alternativa del uso de esas armas de incapacitación momentánea. El secretario de Seguridad de ese distrito y por entonces intendente interino era Diego Kravetz, ahora secretario de Seguridad porteño y jefe de la Policía de la Ciudad, que avanza en la idea de sumar esas armas a la fuerza porteña para que convivan, en mayor número, con las Taser.
Chubut y Jujuy, en tanto, también están en negociaciones para la comprar de esos sistemas de armas no letales, pero la provincia que más avanzó en este campo es Córdoba, donde ya están en uso, al menos, 5000 unidades Byrna. El gobierno cordobés informó que en el primer trimestre de este año se usaron esas armas en 150 operativos que derivaron en el arresto de 239 personas. La mayoría de esas intervenciones fueron motivadas por contravenciones violencia callejera e intrafamiliar.
El Ministerio de Seguridad de la Nación, en tanto, avanzará en etapas progresivas con la incorporación de esas armas.
“Decidimos comprar estos dispositivos porque se hacen en el país. Un problema serio que tienen las armas importadas es conseguir las municiones. Byrna es una marca extranjera que tiene un acuerdo y produce en una fábrica de armas nacionales”, aseguró Bullrich.
La versión de pistola tiene capacidad para cinco proyectiles, mientras que la carabina táctica tiene un cargador estándar para 19 municiones y un modelo ampliado que almacena 200 balines calibre .68, que entrega a la policía la capacidad de saturar áreas con gas pimienta.
Al presentar estas armas en el Instituto de Seguridad Aeroportuaria, ubicado en Ezeiza, la ministra Bullrich hizo referencia a casos emblemáticos que hubiesen tenido tal vez otra resolución en caso de haberse contado con sistemas de armas no letales. Mencionó la persecución realizada por el policía bonaerense Luis Chocobar en La Boca, el 8 de diciembre de 2017, cuando se lanzó tras el delincuente que había apuñalado al turista norteamericano Frank Joseph Wolek. El agente, que estaba fuera de servicio, abatió al ladrón, pero su caso fue considerado un homicidio en exceso en el cumplimiento del deber y se dictó una condena en suspenso de dos años de prisión. El agresor se escapaba con un cuchillo en la mano, pero Chocobar tenía solo su pistola 9mm para detenerlo.
También señaló el episodio en el que el cantante Chano Charpentier, alterado y con una cuchilla en la mano, tuvo que se contenido mediante un disparo de arma de fuego y también el ataque en Palermo de un hombre bajo tratamiento psiquiátrico que provocó la muerte del policía federal Juan Pablo Roldán.
“La tecnología es una gran aliada para estos casos, pero también es imperativo contar con normas claras que permitan utilizarla, siempre dentro del marco de la ley. Es hora de terminar con el garantismo trucho, porque asesina”, comentó la ministra Bullrich.
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