Aniversario del horror. Qué pasó la noche de 17 de febrero de 1994 en las brutales horas de la “Masacre de Flores”
Fructuoso Álvarez González, prendió fuego la casa de su exsocio José Bagnato, a quien amenazaba por una supuesta deuda de 180.000 dólares y en el incendio murieron cinco personas
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La “Masacre de Flores” ocurrió a principios de 1994, cuando Matías Bagnato tenía 16 años. Vivía con sus padres, José (42) y Alicia (40), y sus hermanos, Alejandro (9) y Fernando (14), en una casa de dos pisos en Baldomero Fernández Moreno 1906, en ese barrio porteño.
En aquellos tiempos, Matías y su hermano Fernando le temían a “El Monstruo”, una persona que llamaba todos los días a su casa con una voz distorsionada, diciendo: “Uhhhh se quemaron todos. Están todos muertos”.
El responsable de esas llamadas era Fructuoso Álvarez González, quien amenazaba a José Bagnato, su exsocio, por una supuesta deuda de 180.000 dólares.
La madrugada del 17 de febrero de 1994, Álvarez González cumplió su amenaza. Aquella noche, la familia Bagnato la había pasado con normalidad. Nicolás Borda (11), amigo de Alejandro, se quedó a dormir, y vieron juntos un partido de la Copa de Oro entre San Lorenzo de Almagro e Independiente en Mar del Plata.
Matías recordó con emoción su último intercambio con sus padres. “Esa noche no tenía sueño y me puse a escuchar música. Puse un disco de Roxette. Me fui a fumar un cigarrillo al baño y mi mamá me preguntó qué era ese olor. Obviamente, ella sabía que yo estaba fumando. Y me acuerdo que agarré el desodorante de ambiente de mi baño y les tiré el desodorante. Ellos estaban acostados en la cama y se rieron los dos. Esa fue la última vez que los vi”, expresó.
Según la Justicia, a las 3:30 de esa madrugada, Álvarez González irrumpió en el domicilio, roció toda la casa con dos bidones de combustible y la prendió fuego.
Matías se despertó empapado de sudor con mucha dificultad para respirar, abrió la ventana de su habitación y escuchó a un vecino gritar: “¡Matías salí, salí rápido! ¡Se quema todo!”
La puerta se abrió con fuerza y una llamarada gigante prendió fuego el pelo de Matías, tirándolo al piso. Desesperado, gritó el nombre de su familia una y otra vez, pero nadie respondió.
“Me ahogaba y el fuego me arrimaba a la ventana, como si me expulsara de la casa. Me paré arriba de un cantero, pero apenas salí, se quemó la correa de la persiana y se cerró. Me estaba quemando vivo. Ahí fue cuando decidí saltar”, rememoró.
Como resultado del ataque, sus padres y su hermano Fernando murieron asfixiados, mientras que Alejandro falleció carbonizado junto a su amigo Nicolás.
“Todavía me acuerdo del olor del incendio”, señaló Matías, único sobreviviente del siniestro que elige pasar todos los 17 de febrero con sus amigos, quienes lo ayudan a atravesar los malos recuerdos.
El imputado fue condenado a prisión perpetua en 1995, pero por tener su ciudadanía española, en 2004 fue extraditado a ese país para terminar de cumplir su condena.
En España lo liberaron y fue recapturado en la Argentina en 2011, luego de amenazar de muerte a Bagnato a través de llamados telefónicos.
La muerte del asesino que siguió amenazando al sobreviviente
A tres décadas de la “Masacre de Flores”, Matías dijo haber recuperado su “vida normal” tras la muerte del quíntuple homicida y aseguró que “es el primer aniversario en el que su familia descansa en paz”.
En diálogo con la agencia Télam, Bagnato contó que volvió a trabajar como tripulante de cabina en vuelos comerciales y que bajó casi 40 kilos en los meses siguientes al fallecimiento de Fructuoso Álvarez González, el pasado 30 de abril dentro del centro de salud del Complejo Federal 1 de Ezeiza, perteneciente al Servicio Penitenciario Federal (SPF), donde permaneció alojado durante 12 años.
“Trato de ir recuperando mi vida. A los días de su muerte me empezó a caer la ficha y a procesar todo lo que viví y pasé. Durante estos meses atravesé momentos de mucha angustia porque tuve que tomar conciencia de lo que tuve que soportar durante 30 años. Es ir aprendiendo día a día de todo”, señaló a la agencia Matías.
La muerte de Álvarez González fue calificada por Bagnato como un “alivio” al sostener que el asesino de su familia había jurado “terminar con lo que comenzó aquella noche del 17 de febrero”.
A partir de ello, el sobreviviente de la “Masacre de Flores” decidió someterse a una cirugía bariátrica en septiembre, ya que durante las últimas tres décadas “canalizaba los momentos de angustia con la comida”.
“Que se haya terminado la historia con Fructuoso me permitió comenzar a sanar y pensar en mí, algo que nunca hice. La sanación fue parte de hacer un duelo que nunca pude hacerlo bien en estos años. Mis análisis me dieron que estaba al límite de la diabetes y que tenía comprometido el hígado, por lo que decidí operarme”, profundizó.
Además, Bagnato indicó que todavía tiene custodia policial, mientras que reconoció que aún le resulta difícil salir solo a la calle y que los días posteriores a la muerte de Álvarez González continuó durmiendo junto a un botón antipánico.
“Yo dormía con el botón antipánico como todas las noches de los últimos 12 años. Lo tenía muy naturalizado, ni lo registraba. Siempre dormía con un ojo abierto. La noche siempre me costó, desde chiquitito”, contó.
Con respecto al trigésimo aniversario de la muerte de sus padres y sus dos hermanos, Bagnato admitió que será especial, ya que será “el primero en el que la familia descansará en paz”.
A pesar de eso, Matías indicó que cada 16 de febrero a la noche vuelve a recordar con detalles lo ocurrido durante el quíntuple homicidio.
“La noche del 16 es lo peor para mí. Hasta las 3 de la mañana sigo angustiado y con nervios. Es mucho lo que me pasa en el cuerpo, se me viene todo a la cabeza”, señaló.
Por otro lado, el actual tripulante de cabina de Aerolíneas Argentinas no descartó visitar los restos de las víctimas durante la jornada, aunque reconoció que le causa mucho dolor regresar a ese lugar.
“Estoy con la idea de cremar a mis papás y mi hermano. Es algo que siempre me costó: pensar en ponerlos en el fuego me lo impide. Pero me gustaría que estén liberados, en un lugar simbólico en el que hayamos compartido muchas cosas”, dijo emocionado.
La masacre llegará a la ficción
Por otra parte, Bagnato reveló que se encuentra participando en la producción de una serie sobre la masacre en la que fallecieron sus familiares junto a los cineastas Juan José Campanella, director de la película “El Secreto de sus Ojos” y “El hijo de la Novia”; y Alejandro Hartmann, director de la serie documental “El Carmel”, la cual reconstruye el asesinato de María Marta García Belsunce.
“Creo que contar mi historia en este formato puede ayudar a una generación a entender por lo que pasé. Hablé con Carlitos Páez Vilaró, sobreviviente de la Tragedia de los Andes, y lo sanador que es poder sacar estos temas a la luz. Coincidimos en que, salvando las diferencias, somos sobrevivientes y es una historia que te marca para toda la vida. Es importante para mí dar ese cierre final”, remarcó.
Por último, Matías recordó a su abuela, Norma Calzaretta, quien falleció en junio del 2020, y lamentó que no haya podido enterarse de la muerte del asesino de su familia.
“Me sigue generando angustia que mi abuela no llegó a vivir todo esto. Cada 17 de febrero lo pasaba con ella. Ella sufría mucho por todo esto”, cerró.
Daría mi vida entera por abrazarte y estar juntos este día despues de 30 años de sufrimiento.
— Matias Bagnato (@MatiBagnato) April 30, 2023
Vos tambien mi amor ahora descansa en paz.
Te amo abu hermosa 💖 pic.twitter.com/qBbuwExGGl
Con información de la agencia Télam.
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