Anillo Digital: creció casi un 20% el decomiso de vehículos robados en la ciudad
En la noche del pasado 23 de diciembre una alarma apareció en el centro de monitoreo del llamado Anillo Digital. El sistema automático de prevención había detectado el movimiento de un Renault Logan que había sido robado pocos minutos antes en el barrio de Saavedra. Ese vehículo fue identificado al cruzar uno de los 87 puntos con lectores de patentes distribuidos en la ciudad de Buenos Aires. A partir de ese momento, los operadores de las cámaras de seguridad orientaron al operativo de búsqueda y captura. Tres sospechosos fueron detenidos luego de chocar el perseguido Renault, el tercer automóvil que habían sustraído esa noche. En ese raid de delito, el grupo criminal cometió el error de ingresar en la avenida General Paz, una de las arterias de la ciudad más controladas mediante vigilancia electrónica. Fue ese uno de los 288 vehículos interceptados el año pasado luego de ser marcados por el Anillo Digital como automóviles robados.
Ese sistema dio sus primeros pasos en mayo de 2017 y cuenta hoy con 490 unidades lectoras de patentes instaladas en 74 accesos a la ciudad de Buenos Aires y 13 puntos adicionales elegidos por las autoridades del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño. Para los funcionarios porteños, la eficacia de ese esquema sustentado en la tecnología está respaldada por la estadística. Esos 288 vehículos secuestrados el año pasado por operativos iniciados por alertas de los lectores de patentes superan a los 235 automóviles recuperados durante 2018. También creció entre enero y diciembre pasado la cifra de detenidos a partir de la intervención de los operadores del Anillo Digital. En 2018 habían sido atrapados 61 sospechosos, mientras que en 2019 se notificaron 150 arrestos, según los números oficiales del gobierno porteño.
En los últimos años se sumaron dos herramientas de seguridad electrónica. Por un lado está el software de reconocimiento facial, que actúa aleatoriamente con 300 de las 8000 cámaras de videovigilancia desplegadas en la ciudad. En ese caso se utilizan como única base de datos las fotografías de prófugos. Los lectores de patentes, en cambio, emiten una alerta a los operadores del sistema al detectar el paso de un vehículo cuyo dominio hubiese sido incorporado al registro de automóviles robados. Para las autoridades, esas búsquedas permiten no solo atrapar a quien cometió un delito, sino que también tiene una alta influencia en la prevención de otros episodios, ya que la experiencia policial y judicial determina que muchas bandas utilizan vehículos robados para protagonizar hechos más sangrientos. Por caso, uno de los primeros vehículos secuestrados el año pasado, el 6 de enero, fue un Ford en el que circulaba un hombre con abultados antecedentes penales.
Para las autoridades porteñas, las estadísticas criminales exponen los resultados del Anillo Digital, ya que dos delitos vinculados claramente al movimiento de vehículos, el secuestro y el robo automotor, descendieron durante el año pasado, según el registro porteño de denuncias en comisarías y fiscalías. Los funcionarios señalaron una caída del 90 por ciento de los casos de raptos y del 49 por ciento en la sustracción de vehículo. La explicación oficial apunta a que esos delitos atravesaban, en ambos sentidos, los límites de la ciudad con el conurbano. Con la presencia de los lectores de patentes en cada posición de entrada o salida del territorio porteño se habría desalentado a los delincuentes a utilizar a la ciudad como base de operaciones para esos delitos.
"Gracias al monitoreo de todos los vehículos que entran y salen diariamente podemos cuidar mejor a los vecinos y ser una ciudad cada vez más segura. Vamos a seguir trabajando en forma constante y sostenida en amplificar las herramientas que tenemos para seguir bajando el índice de delitos", señaló el vicejefe del gobierno porteño, Diego Santilli, a cargo del Ministerio de Justicia y Seguridad.
Más allá de los 919 procedimientos iniciados directamente por las alertas emitidas por los lectores de patentes , se registraron el año pasado 1866 pedidos de intervención por parte de tribunales federales, porteños y bonaerenses. Esas asistencias tienen que ver con determinar rutas usadas por sospechosos, ya que la información queda grabada en el sistema. Así se pudo encontrar la pista fundamental para atrapar a la banda que el mes pasado asesinó al turista británico Matthew Gibbard.
Bajaron los secuestros extorsivos
Un total de 43 secuestros extorsivos se registraron durante 2019 en toda la Argentina, lo que representa un importante descenso de casos de este tipo de delitos por cuarto año consecutivo. En tanto, diciembre fue el mes en el que se cometieron mayor cantidad de hechos, según un informe oficial. De acuerdo con las estadísticas de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos del Ministerio Público Fiscal, el año pasado hubo un secuestro cada casi nueve días y se denunciaron tres casos en enero, seis en febrero, dos en marzo, dos en abril, cuatro en mayo, cinco en junio, dos en julio, dos en agosto, cuatro en septiembre, dos en octubre, dos en noviembre y nueve en diciembre.
Según el informe oficial al que accedió Télam, la suma de todos los casos de secuestros denunciados el año pasado representa la menor cifra de los últimos cuatro años, ya que en 2018 se notificaron 111 raptos; en 2017 fueron denunciados 185; en 2016 se registraron 227, y en 2015 se investigaron 294 episodios.
En cuanto a la duración de los secuestros, el 67% se extendió entre una y tres horas y en el 22% la víctima estuvo cautiva más de tres horas; el 11% de los raptos se resolvió en menos de una hora. El 56% de los cautivos fueron dejados libres a más de 10 kilómetros del lugar donde habían sido interceptados. En el 56% de los casos se entregó dinero a cambio de la liberación de la persona tomada como rehén. El informe indicó, además, que 4 de cada 10 víctimas fueron mujeres.
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