Ángel de la muerte. El asesino serial sueña con construir su casa en la prisión
Carlos Eduardo Robledo Puch, más conocido como el Ángel de la Muerte, lleva 48 años, siete meses y 17 días preso. Siente que el penal de Sierra Chica, donde pasó más tiempo detenido, es su hogar. No se trata de una exageración. Tiempo atrás intentó que la Justicia le autorice la construcción de una casa en el predio de la unidad penitenciaria, pero la solicitud fue rechazada.
Robledo Puch, detenido el 3 de febrero de 1972, cuando tenía apenas 20 años, quería utilizar el dinero de la herencia de sus padres para construir la vivienda. Según pudo reconstruir LA NACIÓN de fuentes judiciales, en un expediente en el fuero civil y comercial de San Isidro designó una curadora de sus bienes. La persona elegida había trabajado en la casa familiar de Villa Adelina, donde vivió el Ángel de la Muerte hasta antes de ser detenido.
"Se trata de una mujer de nacionalidad paraguaya la persona elegida como curadora. En una de las tantas conversaciones que tuvimos con Robledo Puch, siempre hablaba de Paraguay como un lugar donde podría vivir", recordó una fuente judicial.
Dos veces intentó Robledo Puch que la Justicia autorizara la construcción de una casa en el penal de Sierra Chica. En ambas oportunidades le dijeron que no.
Según algunos funcionarios que tienen diálogo con Robledo Puch, la construcción de la vivienda sería solventada con el dinero que le quedó de la venta de la casa de sus padres en Villa Adelina y de un terreno que tenía en la zona de Don Torcuato.
Uno de los motivos que provocó el pedido de Robledo Puch para regresar al penal de Sierra de Chica se vincula con el deseo de regresar al mismo lugar donde está preso un amigo íntimo y confidente.
Los pedidos del asesino
Ese deseo había tomado fuerza en mayo de 2019 cuando pidió que lo internaran en el pabellón de Sanidad de la cárcel situada cerca de Olavarría donde estaba su amigo. Sin embargo, los responsables del penal rechazaron el pedido del Ángel de la Muerte. Le respondieron que "el pabellón de Sanidad no es un lugar para que un interno cumpla la condena, sino para que los presos reciban atención médica y, una vez curados, regresen a los calabozos".
En ese momento, Robledo Puch no tenía ninguna enfermedad que justificara su internación en el pabellón de Sanidad que, por entonces, tenía once presos, algunos con afecciones pulmonares y respiratorias virales que hubieran puesto en riesgo la vida del Ángel de la Muerte.
En realidad, el pedido de Robledo Puch no estaba vinculado con una enfermedad que lo hubiera afectado sino en el deseo de estar en el mismo lugar de alojamiento de su amigo y confidente.
Ante el rechazo de su solicitud, Robledo Puch comenzó una huelga de hambre. En lugar de llevarlo al pabellón de Sanidad, donde pretendía ir, fue internado en el hospital de Olavarría. Allí los médicos iniciaron un tratamiento para la neumonía y la oclusión intestinal que sufría. La neumonía se había complicado por la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que padece hace varios años, mientras que el problema en el aparato digestivo bajo se originó a raíz de la huelga de hambre.
Debido a que dicho nosocomio no era un centro asistencial para contener a un preso como el Ángel de la Muerte, la Cámara Penal de San Isidro, autorizó su traslado al hospital penitenciario de Olmos, donde debían operarlo de las dos herniás que le diagnosticaron durante una serie de estudios realizados en el contexto del tratamiento por la neumonía y la oclusión intestinal. Nunca más volvió a Sierra Chica.
El mayor asesino serial de la historia penal argentina fue condenado a la pena de reclusión perpetua al ser encontrado culpable de 11 homicidios, 17 robos, dos violaciones y raptos reiterados cometidos entre mayo de 1971 y febrero de 1972.
Según pudo saber LA NACIÓN de fuentes oficiales, desde el 28 de mayo del año pasado hasta el 27 de noviembre último, Robledo Puch estuvo alojado en la Unidad 22 Lisandro Olmos, donde funciona el Hospital General de Agudos Mixtos.
El 27 de noviembre del año pasado, cuando salió del hospital, Robledo Puch fue trasladado a la Unidad 26, también situado en el complejo penitenciario Lisandro Olmos, en La Plata. Se trata de una cárcel semiabierta.
"La Unidad 26 fue creada en octubre de 2002. Funciona el régimen semiabierto de modalidad ,limitada y amplia, el cual se caracteriza por mantener como eje de la asistencia y el tratamiento un ámbito de convivencia y autogestión delineado por bases del confesional católico y evangélico", según se explica en la página web del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).
Sin tratamiento psiquiátrico
El traslado de Robledo Puch al establecimiento semiabierto constituyó, en realidad, la aplicación de una resolución dispuesta por la Sala I de la Cámara Penal de San Isidro que, hace tres años, había ordenado que saliera del régimen de máxima seguridad de Sierra Chica y dispuso que el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) informe trimestralmente los avances y características del comportamiento del condenado y si cumplía con la obligación de someterse a un tratamiento con un psicólogo y un psiquiatra.
Sin embargo, Robledo Puch no cumplió con ninguna de las pautas fijadas por el tribunal.
A su pedido de que lo autorizaran a construir una casa en el penal de Sierra Chica; a la consigna de que exigía la libertad o nada y se negaba al traslado a una cárcel de régimen semiabierto, Robledo Puch le había sumado reclamo para que le apliquen una inyección letal. Una medida de imposible cumplimiento porque en la ley argentina no existe la pena de muerte.
En el momento de fijar la pena de reclusión perpetua, el tribunal le aplicó la accesoria por tiempo indeterminado debido a la gravedad de los hechos que cometió.
Dicha norma establece que un condenado sobre el cual pesa la reclusión más la accesoria por tiempo indeterminado solo puede salir de la cárcel una vez pasadas todas las etapas del cumplimiento de la pena privativa de libertad. Robledo Puch no fue beneficiado con la libertad porque los informes psiquiátricos y psicológicos le dieron negativo. Esos estudios deben tener un dictamen favorable para que un condenado pueda acceder a la libertad condicional.
Sin embargo, Robledo Puch se niega a someterse al tratamiento psiquiátrico y psicológico y por tal motivo sigue preso desde hace más de 48 años.
Fue condenado por once asesinatos, violaciones y robos cometidos en la zona norte del conurbano entre el 3 de mayo de 1971 y el 2 de febrero de 1972.
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