Amenazas de muerte a periodistas: cómo fue el ataque al equipo de LN+ en un barrio en guerra con la banda de Chaki Chan
Un cronista y un camarógrafo fueron apuntados con armas de fuego en el barrio Las Antenas, donde también fue robado un equipo de C5N
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Ignacio Damonte y Jonathan Kott llegaron, minutos después de las 7, a la esquina de Almirante Brown y Salcedo, en uno de los ingresos al barrio Las Antenas, en La Matanza. Luego de caminar cien metros advirtieron que no estaban frente al mismo ambiente que habían observado el viernes pasado, cuando concurrieron al mismo lugar con el objetivo de realizar la cobertura informativa de una guerra en la que un grupo de vecinos del asentamiento intenta impedir que el barrio sea tomado por un narcotraficante conocido como Chaki Chan, el patrón de la droga de La Matanza.
A los integrantes del equipo de exteriores del canal LN+ les tomó menos de una hora confirmar la presunción que tuvieron cuando llegaron al barrio. Aproximadamente a las 8.30, mientras hacían el primer informe en directo, en el programa 8 AM, dos delincuentes salieron del asentamiento, apuntaron con un revólver a la cabeza del camarógrafo Kott y amenazaron a Damonte.
“Qué venís a filmarme a mí. Váyanse de acá”, gritó uno de los agresores, mientras empujaba a Damonte al piso y le pegaba patadas en la espalda. Los gritos y las amenazas se escuchaban claramente, al tiempo que Kott fue arrojado al piso. En ese momento, la cámara dejó de enfocar al barrio y a Damonte y apuntaba al asfalto y a un vehículo estacionado. Entonces, aparecieron en escena las piernas tatuadas de los agresores y el cañón plateado de una pistola.
Los gritos de los asaltantes no paraban. “Qué hacen filmándome. Qué venís a grabarme acá... gato”, exclamaba el atacante, sin dejar de apuntar con un arma de fuego.
Antes de atacar a Damonte y Kott, los agresores amenazaron con armas al equipo periodístico de C5N y les robaron los celulares.
Aunque había sido dañada por los agresores, la cámara de Kott nunca se detuvo y grabó el momento en el que uno de los atacantes, vestido con remera y bermudas y a cara descubierta, apuntó con su revólver plateado al camarógrafo.
Fueron segundos en los que la vida de Damonte y Kott dependía de la decisión del atacante, que, sin dejar de apuntarles, los obligó a quedarse en el piso con los brazos en cruz.
“En ese momento, me pasó la vida. Me quedé quieto. No quería moverme porque pensaba en la posibilidad de que cualquier gesto pudiera provocar que el agresor disparara. Escuché la voz de una mujer. Me pareció que se trataba de la misma vecina que minutos antes había visto salir del barrio”, relató Damonte.
“No te das cuenta de que los periodistas vinieron por los chicos que la policía se llevó anoche”, le gritó la vecina al asaltante.
“Y a mí qué me importa. Me están filmando”, respondió el agresor. Después de esta discusión, el asaltante dejó de amenazar al equipo periodístico de LN+ y abandonó la esquina de Las Heras y Pagola, en la que Damonte y Kott se habían instalado, al advertir el ambiente hostil que dominaba el cruce de Las Heras y Salcedo, más cerca del ingreso en el barrio y, donde el viernes pasado, un grupo de mujeres encendió fogatas para evitar que los narcos de Chaki Chan se instalen en la zona.
En el estudio de LN+, angustiados por la situación, Marina Calabró, Débora Plager y Luis Majul, al frente de la conducción del programa 8 AM, protestaban por la inacción de las autoridades de La Matanza y de la policía ante la agresión flagrante que sufrieron Damonte y Kott.
Al mismo tiempo que los tres conductores insistían en la necesidad de abandonar el lugar, Damonte y Kott comprobaron que los atacantes se habían marchado y se levantaron. “Nos vamos. No es seguro estar acá”. dijo Damonte ante el pedido de la vecina para que se quedaran.
Conmocionados por la situación traumática, el cronista y el camarógrafo abordaron el automóvil en el que se trasladan para realizar las distintas coberturas informativas y abandonaron el lugar. Antes de dejar esa esquina, otro vecino vestido con un buzo gris se acercó al vehículo y tomó de un brazo para convencerlo de que no se fuera. Pero la decisión estaba tomada. Las vidas de Damonte y Kott estaban en peligro.
“Momentos después de llegar al barrio advertí con Jonathan que no estaban las mujeres que entrevisté el viernes pasado. En el lugar en el que antes hubo una fogata había restos de gomas quemadas y la esquina de Salcedo y Las Heras había sido ocupada por un grupo de cinco hombres que, en el momento que nos vieron con el trípode y la cámara, comenzaron a cubrir sus rostros”, relató Damonte.
El equipo periodístico de LN+ había concurrido al lugar porque, durante la madrugada, los vecinos difundieron videos con tiroteos entre los habitantes del barrio y los narcos que integran la banda de Chaki Chan. Además, en esas imágenes se registraron detenciones de jóvenes que, según los vecinos, no pertenecen al grupo narco.
“Aunque nos instalamos en la estación de servicio situada a quince cuadras del barrio, no estuvimos tranquilos. La situación de hostilidad siguió. Había muchos móviles policiales que nos seguían a nosotros, en lugar de perseguir a los atacantes que estuvieron a punto de matarnos. Ante esta circunstancia, hicimos un nuevo informe y decidimos abandonar La Matanza. No era seguro para trabajar y teníamos riesgo de vida”, concluyó Damonte.
Para Kott fue la segunda vez en un año que afrontó una situación extrema. Hace doce meses, durante la cobertura informativa para LN+ de la invasión de Rusia en Ucrania, un soldado le apoyó el cañón de un fusil AK 47 en el pecho.
Ayer, un asaltante le apuntó con un revólver a la cabeza mientras realizaba la cobertura informativa de la guerra narco en el asentamiento Las Antenas, situado en La Matanza, a diez cuadras de la avenida General Paz y a veinte kilómetros de la Casa Rosada. Allí, desde hace más de quince días, los vecinos esquivan las balas de los narcos que comenzaron una guerra por el dominio del territorio para acopiar y vender droga. El fenómeno de la violencia narco de Rosario se replica a media hora de auto de la sede del Poder Ejecutivo Nacional.
Ocupación territorial
El momento más dramático de esa guerra se registró hace nueve días. Esa noche nadie durmió en el asentamiento situado en las quince manzanas situadas en Las Heras y Salcedo, en el límite entre Lomas del Mirador y La Tablada.
Según los vecinos, uno de los bandos en pugna está comandado por un narco conocido como Chaki Chan. El traficante hizo del miedo y su anonimato los pilares de su estructura. Si bien nunca fue procesado por narcotráfico, fuentes judiciales lo habrían identificado como Nicolás Nahuel Guimil.
“Muchos vecinos de otros barrios de La Matanza que fueron copados por Chaki Chan nos dijeron que teníamos que resistir. Nos advirtieron que ese narco toma el barrio y no lo sacan más”, expresó una de las mujeres que encendieron el pasado viernes una fogata en uno de los ingresos del asentamiento.
Esta metodología aplicada por Chaki Chan tiene un antecedente, ocurrido a mediados de noviembre pasado, cuando los soldaditos de su banda, ametralladora en mano, fueron denunciados por los vecinos del complejo de monoblocks situado en el cruce de Crovara y Camino de Cintura, en Ciudad Evita.ß
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