Alertan por el peligro de los movimientos en la frontera del Primer Comando Capital, la temible y sanguinaria banda narcocriminal
Luego del robo de una avioneta en Chaco aumentó el intercambio de información entre fuerzas de seguridad argentinas y sus pares de Brasil y Paraguay
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En los informes de inteligencia criminal aparece cada vez con más frecuencia la mención a la actividad local del Primer Comando Capital (PCC), una de las más poderosas bandas brasileñas que está en un proceso de colonización continental. La presencia de ese cartel que tiene en el narcotráfico a su negocio primario, pero que se expande en toda actividad ilícita en los territorios que ocupa, es permanente en Paraguay. Y es un riesgo potencial en nuestro país.
El robo de una avioneta en Chaco, que se estrelló poco después del despegue, activó varias alarmas. Hace diez días una inusual comitiva llegó a esa provincia para reunirse con la ministra de Seguridad chaqueña, Gloria Zalazar. El comisario general Cesar Silguero, jefe de la sección Homicidios, y el comisario Nimio Cardozo, de la división antisecuestros de la policía paraguaya viajaron especialmente para colaborar con la investigación. Si bien no ocurre todos los días, tampoco es un suceso inesperado la sustracción de una aeronave privada en nuestro país. Por eso llamó más la atención el interés de las autoridades del país vecino en ese caso. La explicación es que todo lo que apunte hacia el PCC causa una preocupación adicional en la región.
En los últimos días también se concretaron en Buenos Aires reuniones de máximo nivel de las fuerzas de seguridad locales y de sus pares brasileñas, en las que se abrieron nuevos canales para un intercambio rápido de información sobre lo que ocurre en la frontera. Uno de los focos de atención está colocado en el movimiento irregular de armas generado por la expansión del PCC.
Para tomar dimensión del peligro representado por el PCC se puede marcar que en Rosario, por ejemplo, los clanes narco que llevaron a esa ciudad a una espiral ascendente de violencia utilizan como armamento más poderoso la ametralladora FMK3, un subfusil 9 mm que desde los años 80 “se pierde” de los arsenales policiales, mientras que la banda brasileña generó golpes en Paraguay con ametralladoras antiaéreas calibre 12,7 montadas en camionetas.
Ese poder de fuego es motivo de preocupación, ya que merodea en los alrededores de nuestras fronteras, ingresando de tanto en tanto para dar golpes comando, como el robo de avionetas en Chaco. El tráfico de armas es, justamente, un punto en el que se intensificará el intercambio de datos entre las autoridades argentinas y brasileñas.
El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, recibió la semana pasada en su despacho al director general de la Policía Federal de Brasil, Andrei Augusto Passos Rodrigues, en un contacto oficial que sirvió para profundizar el acuerdo entre esa fuerza de seguridad brasileña y la Policía Federal Argentina, que estuvo representada en la reunión por su jefe, el comisario general Juan Carlos Hernández. En el encuentro también participaron jefes de la Gendarmería, la Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Según lo informado oficialmente, se firmó una declaración de intención que promueve “la más amplia cooperación y asistencia recíproca en la prevención y abordaje de actividades ilícitas, especialmente transnacionales, tales como tráfico ilícito de drogas y sustancias psicotrópicas, terrorismo internacional, blanqueo de capitales, tráfico ilícito de armas de fuego, municiones y explosivos, tráfico y trata de personas, contrabando de vehículos, daños al medio ambiente y delitos informáticos, entre otros”.
El tráfico de armas no se trata de una situación abstracta, sino de una amenazante realidad. Unos pocos días antes había sido descubierta una maniobra para abastecer de armamento militar al PCC desde Paraguay. La policía militar brasileña del estado de Parana interceptó dos camiones que transportaban pistolas, escopetas y fusiles ocultos en un cargamento de arroz.
Ese hallazgo se registró en la localidad brasileña de Iporá, donde fueron incautados 10 fusiles de asalto, 21 escopetas tácticas semiautomáticas Deray calibre 12 y 124 pistolas 9mm.
La preocupación argentina tiene que ver con las avanzadas del PCC que se fueron detectando en los últimos meses. Las autoridades nacionales sospechan, con firmes argumentos, que esa banda transnacional está detrás del robo de avionetas tanto aquí como en Paraguay. Dos casos se registraron en aeroclubes de Chaco desde la pasada Navidad. El último caso fue trágico para los atracadores: el Cessna 206 se estrelló poco después del apurado despegue y murieron los cinco hombres que se habían apoderado de la aeronave en Villa Ángela.
Por ese robo llegaron a nuestro país los consignados jefes policiales paraguayos, interesados en las pistas que surgiesen aquí de las actividades del PCC que en Paraguay colonizó, a sangre y fuego, a muchas bandas locales.
Seis días antes de la sustracción de la aeronave en Villa Ángela, ocurrió un robo similar del otro lado de la frontera, en Paraguay, según voceros de la Secretaría Nacional Antidrogas de ese país. En una zona rural, cinco personas robaron una avioneta Cessna 182 en Colonia San Miguel, en Alto Paraná. Según la denuncia del productor agropecuario Jacob Schroeder, dueño de la estancia, cinco hombres con chalecos antibalas de la Policía de Investigaciones de ese país llegaron en una camioneta –que abandonaron– y se llevaron el avión. Estaban armados con fusiles M-4 y M-16. Tres días después la avioneta fue secuestrada en región de Beni, Bolivia, por la policía boliviana.
El hallazgo de esos camiones con armas en Brasil podría tener algún punto en común con esos robos de avionetas que son luego usadas para trasladar cocaína de Bolivia a Paraguay, Brasil y la Argentina. Es que el testigo del golpe en Colonia San Miguel hizo referencia al uso de fusiles M16, mención genérica a la línea de armas norteamericanas en servicio desde los años 60 que sigue activo con modificaciones estructurales, pero ese relato bien pudo confundir al M16 con la escopeta táctica Deray, ya que comparten la forma de punto de agarre superior, la imagen más característica del arma de los Estados Unidos. Esa escopeta fue encontrada en los cargamentos de arroz que transportaban los camiones interceptados antes de su llegada a manos del PCC. Todo el movimiento irregular de armas en las zonas de fronteras interesan a las autoridades de uno y otro lado. Por eso se busca intensificar el intercambio de información.
En 2019 se descubrió una línea de abastecimiento de armamento militar que llegaba a manos del PCC desde un eje establecido en Buenos Aires-Rosario. En esa oportunidad, hasta un cañón antiaéreo con proyectiles 20 mm formaba parte del acopio de armas y municiones que se realizaba en nuestro país para su envío a Paraguay, donde el PCC se instaló con fuerza. La interceptación de ese contrabando de armas fue una prueba más que las redes de esa organización criminal tienen tentáculos cada vez más largos.
Luego de la reunión de jefes de seguridad de la Argentina y Brasil se estableció como mecanismo de coordinación que la Policía Federal Argentina mantenga con la Policía Federal de Brasil un intercambio más fluido sobre el PCC y el contrabando de armas. Y que oficiales argentinos intervengan en cursos especiales de esa fuerza del país vecino para incorporar el conocimiento brasileño sobre la estructura, captación y negocios de esa organización criminal que hoy es motivo de preocupación a nivel regional.
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