Alerta en la villa 31: estalló una guerra narco y dejó seis muertos
Homicidios a sangre fría, a plena luz del día. Víctimas acribilladas a la vista de testigos que, para evitar que declaren, después también son asesinados. Crímenes ligados al bajo mundo del narcotráfico a solo 25 cuadras de la Casa Rosada, en uno de los principales accesos a la ciudad, en Retiro. En la villa 31, a unos cientos de metros de los poderosos tribunales federales de Comodoro Py, estalló una guerra por el territorio entre dos clanes, uno de peruanos y el otro, de paraguayos. La disputa, a fuerza de balas y miedo, se habría cobrado al menos seis vidas desde el 20 de noviembre pasado. La última, esta madrugada: un policía de la Ciudad –adicto y con problemas de conducta durante el servicio activo, según se informó– que había ido al barrio a comprar estupefacientes.
La guerra narco, revelada anoche por el periodista Carlos Pagni en ln+, fue confirmada a LA NACION por tres fuentes policiales y judiciales. El último homicidio ocurrió hoy a la madrugada y la víctima fue un oficial de la Policía de la Ciudad, adicto a las drogas que habría ido a la villa 31 a comprar estupefacientes. Nadie descarta que los crímenes sean más.
"Estos homicidios no son casualidad: son una señal de alerta mayor. Hay una disputa por el territorio. Nosotros, a fines del año pasado, le reclamamos a la Justicia Federal que hiciera 26 allanamientos vinculados al negocio narco. Necesitamos una respuesta de parte de los funcionarios judiciales y que arbitren las medidas necesarias para terminar con esta guerra", afirmó a LA NACION una calificada fuente del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño.
La hipótesis, según informaron fuentes judiciales, es que los homicidios se produjeron en medio de un enfrentamiento entre las dos bandas que, históricamente, operan en la villa 31. De un lado, la organización que en su momento estuvo liderada por el peruano César Morán de la Cruz, el mítico Loco César, y del otro, Los Sampedranos, un clan de guaraníes oriundos, precisamente, de la ciudad de San Pedro, Paraguay.
El hito del recrudecimiento de esta guerra parece estar situado en noviembre, cuando se inscribió el primer homicidio de esta seguidilla. Fue cinco meses después de que el hermano del Loco César fuera asesinado por un vecino de la villa, cansado de los crímenes y aprietes que lo rodeaban.
"Con el Loco preso, sus laderos quedaron al mando del negocio narco. Por el lado de Los Sampedranos está como cabecilla un tal Pili", afirmó un importante jefe policial al tanto de las investigaciones.
La fiscal en lo criminal y correccional porteña Marcela Sánchez estuvo de turno entre el 11 y el 20 de febrero pasado. En ese lapso ocurrieron dos homicidios que ahora está investigando con la colaboración de detectives de la División Homicidios de la Policía Federal.
El primero de los asesinatos que investiga la fiscal Sánchez ocurrió el 15 del mes pasado, a las 16. La víctima fue identificada por fuentes judiciales como Kevin Granados Ayala, peruano, de 24 años. Fue acribillado en la Plaza de los Lápices, del asentamiento de Retiro. Su cuerpo tenía siete orificios de bala.
Cuatro días después, a las 0.20, fue asesinado Lucas Báez, un chaqueño de 34 años. Este hombre habría sido testigo del homicidio de Granados Ayala y la principal sospecha es que lo habrían matado para que no contara lo que había visto, especularon fuentes judiciales..
"Todavía no está acreditado en el expediente, pero según información que obtuvo la policía el homicidio de Granados Ayala estaría vinculado con una disputa narco entre las dos bandas que históricamente pelean por el territorio", afirmó una fuente de la investigación.
No es la primera vez que la villa 31 es sacudida por una serie de homicidios vinculados a una guerra narco por el territorio. Entre el 26 de diciembre de 2015 y el 20 de enero de 2016 hubo cinco asesinatos que tuvieron relación con el negocio ilegal de las drogas. Aquel raid criminal había comenzado cuando fue hallado un cuerpo atado de pies y manos con alambre. El cadáver estaba dentro de un contenedor de basura, detrás de la terminal de ómnibus de Retiro.
Según pudo saber LA NACION de fuentes judiciales, tras esta nueva serie de asesinatos en la villa 31 la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) comenzó a colaborar con los funcionarios judiciales porteños que están a cargo de las investigaciones por los crímenes.
"Por las edades de las víctimas está claro que están matando a los denominados soldaditos [jóvenes encargados de vigilar los puntos de venta]", dijo una importante fuente del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño.
El fiscal federal Jorge Di Lello y su equipo de colaboradores tuvieron una investigación que puso el foco en los negocios de la droga de la villa 31 y 31 bis, que dan el contexto a la seguidilla de homicidios. La causa por comercialización de estupefacientes, a cargo del juez federal porteño Ariel Lijo, tuvo avances importantes y en ella se procedió a la detención de más de 20 sospechosos.
"Si bien una importante cantidad de miembros de las organizaciones narcocriminales están detenidos, el negocio continúa y el poder está en plena disputa", explicó una calificada fuente judicial.
Un líder condenado
Aunque es señalado como líder de una banda narco, el Loco César fue condenado a prisión perpetua, pero por el homicidio de una joven en la provincia de Buenos Aires. El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº1 de Mercedes consideró a Morán de la Cruz como instigador del "homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y por promesa remuneratoria" de María Belén Peralta, de 29 años.
Ese hecho ocurrió la madrugada del 6 de julio de 2016 en un monoambiente situado en Alta Gracia 3434, de la localidad de La Reja, partido de Moreno.
Según voceros consultados sobre ese caso, Peralta estaba en la casa y miraba televisión junto a su pareja cuando, de repente, la puerta de chapa de la vivienda fue abierta a patadas por un hombre que portaba una pistola calibre 9 milímetros con la que efectuó cuatro disparos contra la mujer y dos contra el hombre, tras lo cual huyó junto a un cómplice sin robar nada.
Peralta, que trabajaba en una tienda de ropa del partido de San Miguel, murió en el acto sobre la cama, mientras que su pareja quedó herido a su lado con dos impactos de bala en uno de sus brazos.
La sospecha de los investigadores es que los sicarios se confundieron de víctima ya que se cree que en verdad buscaban a otra María, que vivía en una casa contigua.
"No tengas dudas de que el Loco César sigue manejando su banda desde la cárcel", afirmó un detective policial que investiga algunos de los últimos homicidios ocurridos en la villa 31, en el corazón de Retiro.
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