Alerta por la presencia de grandes carteles brasileños en la frontera misionera
En el nordeste argentino no solo el Covid-19 es una amenaza: también preocupa la eventual penetración de los grandes carteles brasileños que buscan dominar la logística en la zona de la Triple Frontera.
Las alarmas volvieron a encenderse días atrás cuando en un control fronterizo sobre la ruta nacional 12, en la localidad de Candelaria, Misiones, la Gendarmería detuvo a dos sospechosos que iban en un Nissan Sentra robado: un paraguayo que ingresó en el país ilegalmente con municiones y una pistola Glock 9 mm y un posadeño que desde septiembre del año pasado es investigado por sus vínculos con el Comando Vermelho (CV) y el Primer Comando Capital (PCC).
Estas dos poderosas organizaciones criminales, que cuentan con un inusual sistema de reclutamiento de fuerte arraigo en el interior de las prisiones brasileñas, irradian desde Río de Janeiro y San Pablo hacia el sur su conocido despliegue de violencia.
Si bien su presencia activa en la Argentina aún se advierte solo vinculada con actividades eminentemente logísticas–como el manejo de campos para montar pistas clandestinas para narcoavionetas–, recientes golpes y ataques de ambos grupos en Paraguay motivaron una serie de operativos antidrogas de los que participaron tropas especiales de los tres países; el último, a pocos kilómetros de la frontera misionera.
Sobre aquellos dos detenidos, la Gendarmería informó: "Al verificar la documentación del conductor argentino, los gendarmes detectaron que había estado involucrado en una causa por colaborar con una organización criminal extranjera en septiembre de 2019. Además, el rodado poseía solicitud de secuestro por hurto en Río Negro".
El expediente está a cargo del Juzgado Federal Nº 1 de Posadas, que ordenó la detención de otras dos personas y encomendó al menos dos allanamientos. Durante estos procedimientos los agentes federales encontraron siete vehículos, dos motos, un fusil M-16, una escopeta, decenas de municiones, cascos y uniformes policiales.
Una calificada fuente con acceso a información del expediente dijo a LA NACION acerca del paraguayo detenido con la Glock: "Estos tipos son ‘fantasmas’; no se sabe por dónde ingresan al país, y cuando son detenidos ningún servicio penitenciario los quiere recibir porque son ‘grossos’. No dicen a qué banda pertenecen, pero tienen tatuajes que permiten vincularlos con algunas de las más ‘pesadas’ de Brasil".
Por otro lado, acerca del conductor del vehículo, identificado solo como L. M. B, fuentes oficiales informaron que se encuentra vinculado con un grupo de sicarios brasileños que fueron detenidos el 14 de septiembre de 2019 en el kilómetro 785 de la ruta nacional 14. Esa vez, los agentes del Escuadrón 8 Alto Uruguay detuvieron también a los ocupantes de una camioneta Honda HR-V: tres brasileños con antecedentes por tráfico de drogas.
Los documentos oficiales de esa detención dicen: "Los efectivos inspeccionaron de manera exhaustiva el automóvil, en el que hallaron siete pistolas". Eran cinco Trabzon calibre .380; una Smith & Wesson calibre .40 y una Taurus 9 mm. También, indumentaria de la Policía Federal Argentina (cuatro conjuntos de gorra, chomba y campera), 162 gramos de marihuana, 19 precintos plásticos y dos supresores de sonidos (silenciadores) para pistola.
"Efectivos de la Unidad de Operaciones Especiales en Monte Bernardo de Irigoyen y personal del Escuadrón Núcleo 50 Posadas efectuaron el traslado aéreo en dos helicópteros de los tres ciudadanos brasileños, desde Misiones hasta el helipuerto de la Escuela de Gendarmería General Don Martín Miguel de Güemes, para luego realizar la entrega al Servicio Penitenciario Federal de Ezeiza", se informó.
Ya para esos días el Poder Ejecutivo miraba el problema con preocupación. Meses antes, LA NACION reveló que se preparaba el despliegue de operativos conjuntos entre tropas especiales de la Argentina, Paraguay y Brasil. En aquella oportunidad, durante la cumbre contra las drogas de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se realizó en Buenos Aires, el titular de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay, Alberto Giuzzio, dijo a LA NACION: "Hemos confirmado la intención de ambos países de realizar una operación conjunta en la frontera y en lugares donde se produce la marihuana que llega a la Argentina".
Seguidilla de golpes
La peligrosidad de los carteles brasileños que asedian las fronteras argentinas quedó evidenciada en una cadena de hechos criminales recientes. El 9 de julio del año pasado, el Ministerio de Seguridad de la Nación ordenó nivel de alerta máximo para las fuerzas federales desplegadas en el nordeste luego de que el PCC, durante un golpe que incluyó explosivos, francotiradores y más de 50 personas armadas desplegadas,copara un pueblo paraguayo a 380 kilómetros de Misiones; allí robaron un banco, se llevaron 250.000 dólares y mataron a un adolescente.
Casi en simultáneo con ese golpe, en un ómnibus que iba de Puerto Iguazú a Posadas, agentes federales detuvieron, en el kilómetro 1606 de la ruta nacional 12, a un brasileño que llevaba en el doble fondo de un bolso un subfusil calibre 5.56 desarmado, además de piezas y cargadores de otras cinco unidades.
Los del invierno pasado fueron meses de intensa actividad para los narcos brasileños que se abastecen logísticamente en la Argentina, adonde también triangulan entregas de armas y de drogas, según información oficial.
En junio de 2019, durante un operativo histórico, se encontró en el país un inmenso cargamento de armas de puño, fusiles tácticos, rifles de francotiradores de larga distancia, minas antipersonales, granadas, armamento pesado para apoyo de la infantería.
Tal como informó entonces LA NACION, el arsenal estaba en manos de una organización criminal que buscaba abastecer a grupos narco brasileños. En aquella oportunidad fueron incautadas más de 2500 armas, entre las que se contaban 1262 fusiles tácticos.
Al respecto, LA NACION informó aquel día: "Los investigadores aseguran que ese armamento –incluido un cañón antiaéreo de 20 mm con miles de municiones disponibles– tenía como destino bandas como el PCC, que concretó el brutal copamiento de una localidad paraguaya sustentado en un importante poder de fuego. Aquí se armaban los fusiles que deberían haber sido enviados a la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero, donde llegarían a manos de los narcos brasileños mediante la conexión de un traficante".
En la información más reciente respecto de este caso de tráfico de armas, un informe de LA NACION señaló, el 8 de marzo pasado, que dos paraguayos fueron condenados por traficar las armas que salían desde Buenos Aires y Rosario con destino a la ciudad de Asunción y que, finalmente, llegaban al PCC.
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