ADN del crimen. Una masacre provocada por drogas que estaban protegidas por policías bonaerenses
A dos años de la muerte de 24 consumdores de cocaína, un grupo de uniformados bonaerenses irá a juicio por ayudar a la banda de Mameluco Villalba
- 8 minutos de lectura'
La banda de narcotraficantes que vendió la cocaína mezclada con carfentanilo que provocó 24 muertes y dejó internadas a 84 personas hace dos años, tenía protección de un grupo de policías bonaerenses. Durante la investigación que terminó con los procesamientos de Miguel Ángel Villalba, alias Mameluco, su hijo, Iván, conocido como Salvaje y otros 16 imputados, acusados de formar parte de la organización criminal que se dedicaba a comercializar droga en asentamientos de los partidos de San Martín y Tres de Febrero, se conoció que una de las integrantes de la banda había expresado en una conversación telefónica que uno de los cómplices le avisó que debían sacar la droga de la calle porque, hasta las 6.20 del 2 de febrero de 2022, habían fallecido dos personas que consumieron esas partidas de cocaína.
“Dijo ‘Boli’ que sí sale esto de vuelta va a ser una masacre. Allá en Puerta 8, murieron dos pibes”, expresó la acusada identificada como Natalia, actualmente prófuga.
Esta organización narcocriminal funcionó porque contaba con protección policial. Un comisario y dos oficiales de la fuerza de seguridad provincial fueron procesados y serán sometidos a juicio oral por haber cobrado $ 500.000, en diciembre de 2021, para liberar a Federico Ariel Luna y Pedro Elías Pascuas, acusados de formar parte de la banda comandada por Mameluco y su hijo Iván que, según la Justicia, entre el 1° y 2 de febrero de 2022 vendió esa partida de cocaína en distintos búnkeres de los asentamientos Puerta 8, Sarmiento, El Gaucho, Libertador, UTA, Lanzone y 18 de Septiembre, situados en la lonja que va desde Loma Hermosa hasta José León Suárez, al costado del Camino del Buen Ayre.
Según consta en el expediente N° 21641, Matías Ezequiel Pare y Ruiz, alias Mocho”, uno de los lugartenientes de Mameluco, entre el 27 de diciembre de 2021 y la madrugada siguiente, le entregó medio millón de pesos a tres policías de la seccional 1° de San Martín para liberar a los mencionados Luna y Pascuas, quienes habían sido detenidos cuando huían después de un enfrentamiento con una banda rival en el barrio 18 de Septiembre, en Billinghurst.
Debido a que la investigación sobre la complicidad policial sigue abierta, las fuentes judiciales consultadas por LA NACION, solicitaron mantener en reserva las identidades de los uniformados acusados.
Los investigadores determinaron que el pago de dicha suma de dinero a los policías habría sido autorizado por Iván “Salvaje” Villalba que, desde la cárcel de Magdalena, seguía al frente de la organización de narcotraficantes.
Igual que su padre, detenido en el penal federal de Rawson, Salvaje comandaba la banda y daba órdenes para expandir la venta de droga a las villas Sarmiento, Curita, Curita Chica, Loyola, Rosa, William Morris, Corea y Costa Esperanza.
La decisión de instalar los nuevos puntos de venta fue dispuesta por Villalba padre e hijo, luego que fueran apresados sus dos rivales: Javier Alejandro “Rengo” Pacheco y Max Alí Alegre, alias Alicho.
Para dominar el mercado, el grupo encabezado por los Villalba había fijado el precio de la dosis de cocaína en $250, bastante más barato que el valor de venta de las bandas rivales. Además, a través de sus cómplices fuera de la cárcel, Salvaje y Mameluco, forjaron alianzas con algunos punteros y ofrecieron protección a cambio de la mitad de la recaudación de un búnker, que por día facturaba $ 1.000.000 por venta de “jama” y “fina”, tal como denominaban en el particular lenguaje de la banda a la marihuana y cocaína, respectivamente.
Como parte de una estrategia para romper el mercado, uno de los hijos de Villalba, habría comprado una partida de la que los narcos llamaban “droga fea”, a US$3500 por kilo, cuando el valor de plaza supera los US$5000.
Para fundar la sospecha de la presunta responsabilidad de que la banda de los Villalba era la propietaria de la cocaína mezclada con carfentanilo, los funcionarios de la fiscalía federal de Tres de Febrero, a cargo de Paul Starc, tuvieron en cuenta una serie de escuchas telefónicas. En una de esas conversaciones, registrada el 2 de febrero, Mameluco le preguntó a Pare y Ruiz: “¿Qué onda?”.
Su cómplice fuera de la cárcel le respondió: “Estamos todos acá en el barrio. Ahora estamos en este bondi de la droga esa”.
Entonces, Mameluco, desde la cárcel de Rawson, molesto, expresó: “Sí, ya sé. Todo una c . . . . . hicieron una c . . . . . total. Tiraron todo a la calle. Eso era para no tirarlo. Estaba todo para guardar boludo”.
A pesar del enojo de su jefe, Pare y Ruiz respondió: " Y bueno, no la tiraron, la pusieron ahí, para venderla. Los nombran mucho a ustedes. A vos y a Salvaje”. Luego de allanar la casa de Mocho Pare y Ruiz, la Justicia secuestró el celular del cómplice de Mameluco y encontró una foto con armas, municiones, droga y de fondo, una placa en una pantalla de televisión de un canal de noticias en la que se expresaba: “cocaína envenenada, 24 muertes y 84 internados. Quién es quién en la banda narco”.
Con el hallazgo de esta imagen en el teléfono del lugarteniente de Mameluco, los investigadores abonaron la sospecha que la mencionada conversación sobre el reclamo del jefe narco y su subordinado se concretó en ese momento.
Hace casi un año el fiscal Starc pidió que Mameluco y Salvaje sean sometidos a juicio oral por su presunta responsabilidad en la coautoría de “la organización y financiación de una banda de más de tres personas, conformada para la comercialización de estupefacientes en concurso real con la tenencia ilegal de armas de guerra”.
En tanto que el representante del Ministerio Público solicitó que Pare y Ruiz, Luna y otros catorce acusados sean juzgados por presunta “comercialización de estupefacientes agravada y tenencia ilegal de armas”.
Llamados interceptados
“Me llamó el ‘Negro’ y me dijo que no arranque hasta que no cambien la mercadería que estaban preparando. Allá en Puerta 8 murieron dos personas. Dijo que si salía esto de vuelta, sería una masacre. Que descarten eso que no vendan”, expresó una imputada identificada como Natalia al sospechoso Gustavo Daniel Acosta, alias Chavo, en una conversación que mantuvieron el 2 de febrero de 2022, a las 6.20. En ese momento, ambos imputados no lo sabían pero, las guardias de los hospitales de Loma Hermosa, San Martín y Hurlingham comenzaron a atender a más de un centenar de intoxicados por haber consumido esa droga. No hubo dos muertos como dijeron en la charla. Fallecieron 23 personas que, según consta en el expediente, consumieron la cocaína mezclada con carfentanilo.
“Faby llevó esa mercadería”, respondió Acosta.
“Dijimos que eso no se podía vender ni laburar porque ya habían probado dos muchachos y casi pasaron de largo”, expresó la acusada Natalia.
“Ahí está llamando ‘Boli’, para avisar que la cortemos. Que no se venda más y que la pongan como rechazo”, expresó Acosta.
“Sí, ya mando todo a depósito. Fue todo por una droga fea que, supuestamente, largaron en el turno de Chavo. Hay dos pibes que murieron en el hospital por esa porquería. Faby se confundió y le dio otra cosa que no tenía que salir”, decía, por entonces, la prófuga Natalia, a un integrante de la banda identificado como Faja.
No pasó inadvertido para los investigadores que la banda tenía un nivel de organización parecido al de una Pyme. Aunque, en este caso, se tratara de una empresa formada para el delito y la muerte.
En la página 10 de uno de los dictámenes figura una descripción de cómo los integrantes de la banda llevaban el control de la droga que vendían y de los ingresos. Los búnkeres tenían tres turnos, de 13 a 21, de 21 a 5 y de 5 a 11.
El encargado de cada turno tenía la obligación de confeccionar un “vale contable”, en el que asentaba la cantidad de dosis de marihuana y cocaína que había recibido y el desagregado de lo que había gastado en concepto de limpieza, de la casa-búnker, los pagos a los esquineros, a los vigías, a los caminantes, a los “fierreros” o seguridad armada, los “bolseros” o vendedores, los sueldos, el remis, la nafta y el comedor.
En otro expediente, Mameluco y algunos de sus subordinados fueron procesados por las muertes de las 24 personas que consumieron cocaína que compraron en búnkeres de la organización, durante la investigación se determinó que algunos de esos puestos de venta se secuestraron dosis de droga mezclada con carfentanilo.
La Justicia procesó con prisión preventiva a cinco narcos de Puerta 8, La 18 y El Gaucho por matar mediante el presunto “uso de veneno como método insidioso” a por lo menos once personas y los intentos de homicidio de otros consumidores que compraron en los búnkeres de esos asentamientos de San Martín y Tres de Febrero la cocaína mezclada con carfentanilo, un poderoso opiáceo usado para dormir elefantes.
Tan importante era el volumen de droga que comercializaba la banda que el encargado de cada turno en un búnker recaudaba $350.000 por turno de venta de droga. Sumados todos los puestos que tenían en la zona, la organización se convirtió en una fuente de recaudación ilegal para un grupo de efectivos de la po
Temas
Otras noticias de ADN del Crimen
Más leídas de Seguridad
Todos chilenos. Fueron expulsados cinco delincuentes que hacían entraderas en la Ciudad
“Me quiso matar como a un animal”. El estremecedor relato de la mujer apuñalada 28 veces por su expareja en Núñez
Siete de cada diez robos de autos en Buenos Aires son cometidos con armas de fuego
ADN del crimen. La búsqueda de Loan termina en silencio y sin pistas sobre el destino del chico desaparecido en Corrientes