ADN del crimen: un homicidio puso al descubierto la lucha interna en una de las más peligrosas bandas narco del conurbano
El cuerpo de Rodrigo Landriel apareció en el Dique Roggero, en Moreno, y ese asesinato es ahora una pista clave para que los investigadores judiciales avancen sobre los sicarios de Mameluco Villalba
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El día que lo mataron de un balazo en la cabeza, Rodrigo Omar Landriel, alias Nené le mandó un mensaje a un amigo en el que avisaba que se dirigía a Moreno, para abrir un boliche. En realidad, el término boliche se aplicaba en el léxico de Landriel a los puestos de venta de droga.
Landriel era sicario de la banda de Miguel Ángel Villalba, alias Mameluco, uno de los narcos más poderosos de San Martín. En su función de soldadito formaba parte del grupo que comandaba Iván “Salvaje” Villalba, uno de los hijos de Mameluco. A pesar de estar detenidos en distintos penales, padre e hijo seguían al frente de la organización dedicada a la venta de drogas en el noroeste del conurbano.
En el momento que mandó el mensaje, a las 14.35, Landriel no lo sabía pero lo llevaban a una trampa. Media hora antes, Juan Manuel Vega y William Zalazar, alias Boli, lo pasaron a buscar por su casa en “La 18″, en la localidad de Billinghurst.
A Landriel lo mataron el 2 de septiembre de 2021, veinticinco minutos después que mandó su último mensaje. Su cuerpo fue abandonado a un costado del Dique Roggero, en Moreno. Su hermano Víctor, alias Dominó, fue asesinado quince días después, en la casa de su padre, en Malvinas Argentinas. Allí se había refugiado para evitar que lo encontraran los sicarios de la banda del Salvaje Villalba.
Ambos homicidios constituyeron la punta de lanza de la sucesión de asesinatos provocados por la guerra entre las bandas narco que pelean por el dominio del territorio para vender drogas en San Martín y de la crisis interna que se produjo en el seno de la organización comandada por el clan Villalba que terminó con la denominada Masacre de Puerta 8, donde fallecieron 24 personas que consumieron cocaína mezclada con carfentanilo.
En las últimas horas, el Equipo de Investigación Conjunta, integrado por la fiscalía general del Departamento Judicial de Moreno y General Rodríguez, el Ministerio Público Fiscal bonaerense y la Procuraduría contra la Narcocriminalidad (Procunar), logró identificar a cuatro sospechosos por el homicidio ocurrido en el Dique Roggero.
Los cuatro acusados integran la banda comandada por Salvaje Villalba. Uno de ellos, identificado como Matías Pare y Ruiz, alias Mocho, aparece en las escuchas telefónicas que figuran como pruebas en el expediente por la Masacre de Puerta 8, ocurrida el 2 de febrero de 2022.
Según la investigación del homicidio realizada por el fiscal de Moreno, Leandro Ventricelli, junto a Landriel viajaban en el Volkswagen Trend, el conductor, que no fue identificado, y los mencionados Zalazar y Vega. Mientras que Alan Ramírez y el imputado Pare y Ruiz lo seguían en otro vehículo, a dos kilómetros.
Al llegar a la rotonda de Benito Juárez y Bustos, Zalazar, que ocupaba el asiento delantero derecho se dio vuelta y le disparó un balazo en la cabeza a Landriel. Después de matar a Nené, arrojaron el cuerpo del vehículo y lo abandonaron en la rotonda, a pocos metros del embalse del Dique Roggero.
Pero algo salió mal. En el momento del homicidio llovía copiosamente en la zona. A raíz del temporal, el conductor del Volkswagen Trend, patente NGX 815, quedó empantanado en la margen del embalse.
Debido a esta circunstancia, Vega y Zalazar tuvieron que huir a pie, en medio de la tormenta. Durante el trayecto hasta el punto de encuentro con el vehículo de apoyo en el que se movilizaban Pare y Ruiz junto a Ramírez, se cruzaron con cuatro baqueanos de la zona.
“Lo mataron en medio de la rotonda que no tiene salida y se fueron para el otro lado. Estoy llamando pero no contestan”, expresó en un mensaje Pare y Ruiz, minutos después del homicidio.
En ese momento, uno de los baqueanos encontró el cuerpo con un balazo en la cabeza. Mientras que otros dos vecinos hallaron el automóvil en el que se cometió el asesinato, en Cuatro Cruces y el viejo camino a Navarro, en el límite entre los partidos de Moreno y Merlo.
“Nos perdimos. Estos boludos, drogados, h.d. p, se metieron en un lugar sin salida y cayó toda la gorra. No sabemos si estos tontos cayeron en cana”, dijo Ramírez en un audio que le mandó a otro integrante de la banda. “Mati -por Pare y Ruiz- dijo que los dejemos tirados”, agregó Ramírez.
Sin embargo, cuando Ramírez mandó el mensaje no lo sabía, pero los mencionados Zalazar y Vega, lograron eludir a la policía y llegaron a Merlo. No obstante, el plan no había salido como fue pergeñado en un principio debido a que Zalazar y Vega fueron vistos por los baqueanos que los cruzaron cuando huían a pie por el único camino de la zona.
En tanto que las presencias de Pare y Ruiz y Ramírez en la escena del crimen quedaron probadas porque sus celulares se activaron en las antenas que dan cobertura de telefonía celular en el área del Dique Roggero. Esos celulares y el teléfono de Zalazar aparecen en el sumario que se instruye en el juzgado federal N° 2, de San Martín. Hace dos días, el equipo de fiscales logró juntar las pruebas necesarias para fundar los pedidos de detención contra los cuatro sospechosos.
“Landriel trabajaba como sicario para la banda de Salvaje. También juntaba la recaudación de algunos puestos de venta de droga. Por eso tenía el Volkswagen Trend, que usaba para transportar el dinero que retiraba de los búnkeres que la banda tenía en ‘La Cinco’, del barrio Lanzone; otro puesto en ‘La 18′, situado en ruta 8 a pocos metros del hospital Eva Perón, al lado de una fábrica incendiada; otro en la villa Carcova y el último en la zona de Puerta 8, donde termina Campo de Mayo”, dijo un testigo de identidad reservada.
Luego de revisar una serie de mensajes hallados en el celular de la víctima y en el teléfono de uno de los imputados, los investigadores determinaron que Landriel fue asesinado porque los integrantes de la banda sospechaban que se había quedado con dinero de la recaudación del puesto de venta de droga identificado como “Curita”.
Dichas pruebas no alcanzaron para fundar las eventuales imputaciones en el investigación por el homicidio de Landriel contra los Villalba: Salvaje y su padre Mameluco, quienes aparecen procesados por la denominada Masacre de Puerta 8, en el caso del primero de ellos, y el asesinato de Candela Sol Rodriguez, en el caso del jefe narco condenado a 27 años de prisión por tráfico de drogas.
Ante la dificultad para encontrar testigos del homicidio de Landriel resultó clave el cruce de la información obtenida a partir de los listados de los celulares que estuvieron activos en la zona del Dique Roggero, el día del crimen. Esos datos fueron procesados por la instructora Ayelen Míguez, de la fiscalía de Moreno que aportó las conclusiones del análisis de esos teléfonos a la Fiscalía de Crimen Organizado de la Procuración ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Los entrecruzamientos de información continuaron con la base de datos del juzgado federal de San Martín, a cargo de la jueza Alicia Vence, donde se instruyeron la mayoría de los sumarios contra el clan Villalba.
“Dijo ‘Boli’ que sí sale esto de vuelta va a ser una masacre. Allá en Puerta 8, murieron dos pibes”, expresó la acusada identificada como Natalia, actualmente prófuga, según consta en una de las desgrabaciones de mensajes telefónicos que figuran en el expediente en el que se investigan las muertes de 24 consumidores de cocaína y las lesiones provocadas a 84 personas.
Casualmente Boli, es el apodo del acusado Zalazar, señalado como presunto autor material del disparo que mató a Landriel. En el mismo expediente aparece mencionado Pare y Ruiz.
Escuchas telefónicas
Para fundar la sospecha de la presunta responsabilidad de que la banda de los Villalba era la propietaria de la cocaína mezclada con carfentanilo, los funcionarios de la fiscalía federal de Tres de Febrero, a cargo de Paul Starc, tuvieron en cuenta una serie de escuchas telefónicas. En una de esas conversaciones, registrada el 2 de febrero, Mameluco le preguntó a Pare y Ruiz: “¿Qué onda?”.
Su cómplice fuera de la cárcel le respondió: “Estamos todos acá en el barrio. Ahora estamos en este bondi de la droga esa”.
Según consta en los diversos mensajes incorporados en el sumario que se instruyó en la fiscalía de Moreno, existen indicios de que los acusados del homicidio de Landriel contaban con protección de algunos efectivos de la policía bonaerense.
La situación se repetía en el sumario que se investigó en una fiscalía de San Martín, donde aparecen procesados un comisario y dos oficiales de la fuerza de seguridad provincial por haber cobrado $500.000, en diciembre de 2021, para liberar a Federico Ariel Luna y Pedro Elías Pascuas, acusados de formar parte de la banda de Mameluco y de su hijo Iván.
Según consta en el expediente N° 21641, Pare y Ruiz, uno de los lugartenientes de Mameluco, entre el 27 de diciembre de 2021 y la madrugada siguiente, le entregó ese dinero a tres policías de la seccional 1° de San Martín para liberar a los mencionados Luna y Pascuas, quienes habían sido detenidos cuando huían después de un enfrentamiento con una banda rival en el barrio 18 de Septiembre, en Billinghurst, la misma zona en la que vivía Landriel.
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