ADN del crimen: Un empresario y siete policías, detrás del asesinato de una madre que se mantiene impune
Marisol Oyhanart fue asesinada en 2014, en Saladillo;, un grupo de efectivos de la comisaría local borró imágenes y robó pruebas para proteger al autor del crimen
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Marisol Oyhanart fue asesinada el 14 de abril de 2014, en Saladillo. Actualmente, la investigación por el femicidio que conmocionó al país en esa época, está estancada. El último movimiento en el expediente se registró el 25 de noviembre pasado. No hubo detenidos ni condenados. Las únicas pruebas que sobrevivieron a una serie de maniobras de encubrimiento concretadas por un grupo de policías bonaerenses apuntaban a un supuesto amante de la víctima como principal responsable del crimen.
Durante 2022 solamente se realizaron dos audiencias. Se trató de una serie de declaraciones testimoniales. Sin embargo, los dichos de ambos testigos no aportaron ninguna pista nueva.
Aunque siguen abiertas las causas penales contra los siete policías acusados de encubrimiento. Ningún fiscal se hizo cargo de la instrucción de los sumarios por las maniobras para desviar la investigación debido a las excusaciones presentadas por cuestiones de amistad con la representante del Ministerio Público de Saladillo.
A partir de la revisión de las únicas pruebas que quedaron entre los veinte cuerpos del expediente, un grupo de detectives de la División Homicidios de la policía bonaerense concluyó que Marisol fue asesinada por un amante con el que tenía una relación clandestina. Ese sospechoso tiene nombre y apellido, y es un productor agropecuario de la zona, según confiaron fuentes de la investigación.
Sin embargo, ese empresario nunca fue imputado formalmente en el expediente ni citado para declarar como acusado. Debido a que nunca se formalizó la acusación contra el presunto amante de la víctima, su nombre se mantendrá en reserva.
El perfil del presunto asesino, que buscaba que Marisol le entregara su celular, figura en el párrafo “E” del informe que fue entregado en la fiscalía.
Está probado que hubo siete efectivos de la comisaría de Saladillo que cobraron una importante suma de dinero para borrar pruebas, hacer desaparecer prendas de la víctima y robar una CPU con los videos de la cámara de seguridad de un taller de chapa y pintura en el que quedó registrado el automóvil conducido por el sospechoso que siguió a Marisol.
No obstante, ninguno de los ocho fiscales que tuvieron a cargo el sumario contra los policías, adoptó alguna medida contra los uniformados. Todos los efectivos siguen en actividad.
Antes de ser asesinada, Marisol fue torturada. Así quedó consignado en la autopsia. El informe de la Dirección de Policía Científica del Ministerio de Seguridad bonaerense indicó que la calza de la víctima presentaba dos quemaduras “a la altura del pubis derecho correspondientes con el encendedor de un auto”.
Las conclusiones de ese informe se sumaron al análisis realizado por las forenses que hicieron la autopsia de Marisol, quienes indicaron que las quemaduras que presentaba el cuerpo en la zona púbica eran vitales.
Esto significa que la maestra jardinera asesinada en Saladillo entre el 14 y 15 de abril de 2014 estaba viva cuando le apoyaron el encendedor caliente de un auto en la calza. Ese elemento incandescente traspasó la tela y provocó las quemaduras en el pubis derecho de la víctima.
Con la incorporación de este informe se confirmó que Marisol fue torturada. En tanto que, las conclusiones de la autopsia indicaron que la maestra jardinera fue asesinada entre las 21 del 14 de abril y las 3, del día siguiente. Estos datos indicarían que Marisol estuvo cautiva en algún lugar de Saladillo, posiblemente alejado del área urbana, debido a que nadie escuchó sus gritos cuando el asesino la torturaba.
Tres horas sin rastrillaje
Marisol salió de su casa minutos después de las 15.30 para realizar una caminata aeróbica. Debido a que no pasó a buscar a su hijo más pequeño por el jardín de infantes, su esposo, Sergio Rachit y su familia comenzaron a buscarla. Al no tener noticias, sus familiares radicaron la denuncia por averiguación de paradero en la comisaría local. A raíz de la búsqueda se movilizaron policías, bomberos, personal de Defensa Civil y vecinos de Saladillo.
Minutos después de las 5, del día siguiente, la búsqueda se suspendió. A las 8, poco después que se reanudaron los rastrillajes, el cuerpo de Marisol fue hallado al costado de una tapera, en la calle Yrigoyen.
Tres semanas después del femicidio, este cronista estuvo en el lugar donde fue hallado el cuerpo de la víctima. No había ningún objeto fuera de su lugar. Nada en el centro de esa arboleda indicaba que se tratara de la escena de un crimen atroz, tal como intentaron instalar los policías al responsabilizar a Johnatan Bianchi, que horas después de la aparición del cadáver parecía el “sospechoso perfecto”, para calmar los ánimos de los habitantes de Saladillo reclamaban el esclarecimiento del femicidio de la joven madre.
Tres meses después del crimen, se confirmó que existió una maniobra pergeñada por un grupo de policías que cobró una importante suma de dinero para cubrir al homicida de Marisol. Una testigo aportó copias de la conversación a través del chat de la red social Facebook, en la que un suboficial de la comisaría de Saladillo reveló el plan para desligar del caso al empresario.
Ante la imposibilidad de involucrar al esposo de la víctima, los policías fueron por un plan “B”, que tenía a Bianchi como sospechoso.
En este caso, la maniobra duró un poco más. Antes de convertir en detención la aprehensión de urgencia ordenada por la fiscal, un juez de Garantías ordenó que Bianchi sea sometido a una rueda de reconocimiento. Ninguno de los testigos lo identificó como el hombre que supuestamente había sido visto cerca del lugar en el que fue encontrado el cuerpo de Marisol. Entonces, Bianchi fue desvinculado del caso.
Los testimonios de los peritos que participaron en el levantamiento del cadáver y de los rastros en el lugar del hallazgo confirmaron la presunción de que el claro entre los árboles y la tapera era, en realidad, la escena secundaria del crimen y que Marisol fue asesinada en otro lugar.
Al revisar las fotos de la escena del hecho y sus apuntes, la médica forense recordó que los técnicos de la Policía Científica marcaron una serie de gotas de sangre sobre el pasto. Ese goteo gravitacional, según la forense, era en zigzag, de derecha a izquierda y con dirección desde la calle Irigoyen al interior de la tapera. La médica afirmó que el goteo no tenía relación con la posición del cuerpo en el momento del hallazgo. Al concluir la declaración, la única explicación que tenía era que esas gotas de sangre cayeron de la nariz de la víctima cuando era trasladada en el hombro de una persona que abandonó el cadáver en el lugar. “El cuerpo estaba muy acomodado y no había señales de lucha en el lugar”, concluyó la médica.
Esa afirmación sobre la posibilidad de que Marisol fue asesinada en otro lugar y fue llevada a la zona de taperas a un costado de la calle Irigoyen, quedó fundada con el hallazgo de los lentes de sol que la víctima usaba el día que desapareció. Dichos anteojos fueron encontrados intactos sobre el camino de tierra al lado de la tapera. Nadie los pisó a pesar de que esa calle fue transitada por los voluntarios y policías que buscaban a Marisol.
“A nueve años del asesinato de mi mamá siento mucha impotencia porque no hemos recibido, ninguna respuesta por parte de la Justicia. Espero que el Estado resuelva el caso de mi mamá y por fin, nos digan a mí y a mi familia, quién fue el responsable de su muerte”, dijo Aylén, una de las hijas de la víctima.
Otro hubiera sido el resultado de la investigación del crimen si no se hubieran borrado los archivos con las imágenes de la cámara de seguridad grabadas entre las 15 y las 15.30, del día que desapareció Marisol. Así lo determinó el peritaje realizado por un instructor informático de la Procuración bonaerense.
“Después que pasaron tantos años, sintiendo tanto dolor y tanta tristeza e impotencia por la muerte de mi mamá, le pido a la Justicia que nos diga quién fue el responsable de habérnosla quitado. Necesito una respuesta para poder tener un poco de paz. Me causa mucho enojo y bronca, el hecho de que los políticos aprovechen este caso para beneficiarse”, expresó Celene, otra de las hijas de Marisol.
El informe realizado en la Procuración bonaerense, concluyó que se borraron cinco archivos del disco rígido Seagate Barracuda de 500 GB, tipo SATA que se envió a revisar a esa dependencia.
Dicho disco rígido, según consta en el expediente, corresponde a la computadora en la que se grababan las imágenes de la cámara de seguridad instalada en el taller de chapa y pintura El Chispa, situado en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Saavedra, en Saladillo.
Se trata de la única cámara de seguridad instalada en el camino que recorrió Marisol cuando salió de su casa,
“Se cumplieron nueve años de no tener ninguna respuesta de parte de la Justicia de quién nos arrebató a la mamá de mis hijos. Esta situación me causa mucho dolor y decepción. También me provoca mucha bronca el encubrimiento policial, que está probado en la causa, y también me causa indignación que el poder político se haya metido en la causa para su propio beneficio”, dijo Sergio, el esposo de la víctima.ß
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