ADN del crimen: Un ejército de sicarios que no dudaba en matar a familiares para sostener un reinado de terror
Esteban Alvarado construyó su poder narco a partir de un grupo de tiradores que incluso presos se mantienen leales a sus órdenes
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Cuando los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Piettra pidieron que, además de que se condene a prisión perpetua a Esteban Lindor Alvarado, se embarguen los bienes del jefe narco por $300.000.000, sabían que tenía la capacidad económica para contratar a policías de Santa Fe que le daban protección y de pagar un ejército de sicarios que le permitían acrecentar su territorio para vender droga en Rosario a fuerza de sangre y balas.
Durante la investigación del homicidio del prestamista Lucio Maldonado, ocurrido el 11 de noviembre de 2018, que terminó con la condena a prisión perpetua contra Alvarado, quedó al descubierto que el jefe narco tenía veinte policías que formaban parte de su organización y que contaba con la protección de, al menos, tres importantes políticos de Santa Fe.
La capacidad económica de Alvarado quedó expuesta nuevamente, hace una semana, cuando se desbarató un plan de fuga del penal federal de Ezeiza que incluyó la compra de un helicóptero en Paraguay, el traslado a un hangar de Gualeguaychú, donde lo plotearon y prepararon para, después de una maniobra de 20 segundos, rescatarlo de la cárcel. Ese era el plan, pero no se concretó.
El intento de esa cinematográfica fuga, incluyó el pago de sobornos a un grupo de guardiacárceles, al piloto del helicóptero que lo llevaría hasta un campo de General Rodríguez, donde lo esperaban sus cómplices, en dos vehículos, para huir rumbo a Paraguay. La cárcel no constituyó un obstáculo para que Alvarado siguiera al frente de su organización narcocriminal.
“La comunicación da poder. El hecho de que los jefes de las organizaciones narcocriminales tengan acceso a los celulares permite que conserven el poder para manejar sus bandas y ordenar homicidios para mantener en línea a aquellos que intenten desafiarlos”, explicó un veterano exjefe penitenciario.
Los asesinos a sueldo que formaban parte del ejército de sicarios de Alvarado, cometieron los homicidios más sanguinarios de Rosario. A Maldonado, una de las víctimas, lo secuestraron cuando llegaba a su casa, lo llevaron a la quinta “Los Muchachos”, lo torturaron, lo mataron y lo abandonaron al costado del casino de Rosario.
Germán Facundo Fernández, alias Mad Man, y Matías Ávila, son dos de los integrantes de ese grupo de sicarios que trabajaban para Alvarado, bajo las órdenes de Mauricio Laferrara, alias Caníbal.
Tan sanguinario es Laferrara que no le tembló el pulso a la hora de asesinar a los tres sicarios que, el 10 de abril de 2018, intentaron secuestrar al hijo de Alvarado por cuenta y orden de Ariel “Guille” Cantero, el jefe de la banda de Los Monos.
A Laferrara le alcanzó con unos pocos segundos para asesinar a balazos a tres integrantes de la banda de Los Monos que estaban dentro de un automóvil en Granadero Baigorria. Ezequiel Fernández, alias Parásito; su hermano José, y Gerardo Abregú, todos a las órdenes de Ariel “Guille” Cantero, fueron asesinados. Parásito había recibido un llamado del líder de Los Monos, que en ese momento estaba preso en la cárcel de Coronda, en el que ordenaba secuestrar a uno de los hijos de Alvarado.
Oscar García, tío de Caníbal, fue otra de las víctimas del jefe de los sicarios de Alvarado. A Laferrara no le importó que García tuviera su misma sangre. Llegó a la distribuidora de bebidas que se había negado a venderle a su jefe, descendió de una camioneta Fiat Toro y abrió fuego contra su tío, quien sobrevivió al ataque. En cambio Cristian Beliz, un empleado García falleció por los nueve balazos que le dispararon.
Secuestros y muertes
Mad Man, condenado a prisión perpetua por su participación en el homicidio de Maldonado, fue grabado por una cámara de seguridad en el momento en que interceptó, armado, el automóvil Chevrolet Cruze del prestamista y lo secuestró. El nombre de Mad Man, era uno de los 731 contactos, hallados en la agenda de Laferrara.
Antes de asesinar a Maldonado, según la Justicia, Caníbal participó en el homicidio de Cristian Enrique. Según consta en el sumario 21-08000932-9, Laferrara secuestró a la víctima, a tres cuadras de su casa. El 10 de noviembre el cadáver de Enrique fue hallado en una zanja a la vera de la ruta 14, cerca de la localidad de Soldini.
Un día después, se concretó el homicidio de Maldonado, quien no formaba parte de la banda de Alvarado, pero tenía una mesa de dinero que varios narcos de Rosario utilizaban para blanquear las ganancias que obtenían por la venta de drogas. Para los investigadores nunca quedó claro cuál fue el móvil del homicidio. Aunque la sospecha más firme apunta a que lo secuestraron porque sabían que maneja grandes cantidades de efectivo que serían direccionadas a comprar más droga.
Esta presunción se fundó en el análisis de los mensajes hallados en el celular de Mad Man N° 03416600. . .
“Hoy lo marqué al gordo ahí tenemos una linda moneda”, expresó Laferrara a Mad Man, en referencia a Maldonado.
“Si olvídate este pibe me dijo que lo vio en la casa de la suegra”, respondió Mad Man, al afirmar que seguían los pasos del prestamista.
Después de matar de cuatro balazos a Maldonado, Mad Man y dos cómplices llevaron el cuerpo a un costado de la colectora, cerca del casino. Pero, hubo algo que salió mal y que provocó el enojo de Laferrara y lo obligó a volver al lugar en el habían abandonado el cadáver, porque, hasta ese momento, no había quedado visible.
“Fuimos a terminar lo que les faltó a ustedes”, expresó Laferrara a Fernández, en un mensaje que se completó con un puño y una cara enojada, que fue enviado el 12 de noviembre de 2018 a las 23.45.
“Con ‘les faltó’ daba la idea de que había una tarea inconclusa de la que Fernández había participado. Entonces, Laferrara fue a terminar lo que ya había empezado. Fue a arrastrar el cuerpo hacia la ruta para que tomara visibilidad. En la fotografía tomada en la escena del hecho se observaron los pies de Lucio Maldonado tocando el cordón-, para que las personas que pasaran pudieran verlo. Eso fue lo que efectivamente sucedió, una persona que cruzaba por allí lo vio el 13 de noviembre de 2018, a las 7, siete horas después de ese mensaje, y avisó a la policía”, explicaron los fiscales en su acusación, según se consignó en la sentencia de 1366 páginas, dictada en junio pasado.
En los últimos días, la Cámara Penal de Rosario confirmó la condena a prisión perpetua contra Alvarado, que había sido considerado instigador del homicidio de Maldonado, lavado de activos, amenazas y balaceras a edificios y empleados judiciales y asociación ilícita.
La confirmación de la sentencia fue dictada por los camaristas Alfredo Ivaldi Artacho, Guillermo Llaudet y Carolina Hernández.
Además de condenar a Alvarado, el tribunal oral integrado por los jueces Alejandro Negroni, María Isabel Mas Varela y Patricia Bilotta impuso la pena de prisión perpetua para Laferrara, Mad Man Fernández, Ávila y Facundo Almada por el homicidio de Maldonado.
Luego de escuchar a los testigos y de revisar las pruebas, los magistrados consideraron que los cuatro acusados, instigados por Alvarado, secuestraron y asesinaron al prestamista.
El 11 de noviembre de 2018, a las 0.35, Laferrara, Fernández, Almada y Ávila, a bordo de una camioneta Renault Kangoo color gris, siguieron al Chevrolet Cruze dominio AB730WM en que circulaba Maldonado. Cuando el prestamista llegó a su casa, en Garibaldi 608, los cuatro acusados descendieron de la Kangoo, lo redujeron y, a punta de pistola, lo obligaron a subir a la camioneta.
En ese momento, el grupo se dividió. Tres de los acusados y Maldonado siguieron en la Kangoo y el restante agresor, en el Chevrolet Cruze de la víctima. Ambos grupos se juntaron en la quinta situada en la ruta A012, del paraje Los Muchachos, en la localidad de Piñero.
Ese lugar era utilizado socialmente por Alvarado y su círculo de amistades y relaciones más íntimas. Además, los hijos del capo narco figuraban como titulares de la propiedad con una declaración de usufructo a favor de Alvarado.
Allí, los sicarios tuvieron cautivo a Maldonado durante una hora. Luego lo mataron y, a las 5.12, abandonaron el cadáver en el cruce de Circunvalación y la colectora de la Autopista Rosario-Buenos Aires. El cuerpo fue hallado con cuatro balazos. Tenía las manos atadas por la espalda y con un cartel de cartón sobre su cuerpo con la frase “con la mafia no se jode”.
La caída
Alvarado fue apresado el 2 febrero de 2019, en Río Tercero. En el momento de la detención, los funcionarios judiciales secuestraron el celular de última generación del capo narco, que fue enviado a los Estados Unidos, donde fue desbloqueado. En la memoria del celular, los técnicos encontraron un archivo, que Alvarado había rotulado como “Winnie Pooh”.
Al revisar la carpeta, los peritos hallaron comprobantes de impuestos, facturas de servicios, expensas comunes, propiedades vinculadas con personas relacionadas con Alvarado. Al desencriptar otros archivos, se encontraron documentos, constancias notariales, escrituras públicas, contabilidades paralelas, que sirvieron para probar el lavado de dinero.
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